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WASHINGTON.- El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció anoche un acuerdo con la oposición republicana para elevar el techo del endeudamiento, salvando el país de caer en default, a cambio de poner en marcha un programa de recortes del gasto público por 2,8 billones de dólares.

"Todavía no terminamos", dijo sin embargo Obama, en referencia a los detalles que todavía deben limarse y al proceso pendiente de aprobación parlamentaria.

Con gesto adusto, el presidente habló al país y, a diferencia de lo que sucedió en los últimos días, volvió a hacer su reclamo por una ampliación de la base de recaudación impositiva.

"Creo que tenemos que pedirle a los estadounidenses más ricos y a las corporaciones más grandes que paguen su porción justa" en este esfuerzo de recortes para poder bajar el déficit, dijo el presidente.

Para llegar al acuerdo, Obama debió dejar de lado su exigencia de aumentar los impuestos, al menos a través de una suspensión de las exenciones que los norteamericanos más ricos vienen disfrutando desde los años de su predecesor, el republicano George W. Bush.

"¿Es este el acuerdo que yo hubiera preferido? No", se respondió Obama a sí mismo. El presidente se quejó por la propuesta de establecer un comité especial que a partir de ahora discuta la posibilidad de poner en marcha una reforma en el terreno de los impuestos.

"Podríamos haber tomado las duras decisiones sobre reforma impositiva ahora mismo en vez de a través de un proceso de una comisión parlamentaria especial", dijo Obama en su mensaje.