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actualizado 15 de diciembre 2011
Ecopoesía un camino para la reflexión
Entrevista al poeta Lubio Cardozo
Por Lenin Cardozo
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Lubio Cardozo (1938) Poeta, ensayista, investigador y crítico literario. Licenciado en Letras en la Universidad Central de Venezuela, con Postgrado en Investigación Documental en la Escuela de Documentalistas de Madrid. Desempeño diversos cargos en la Universidad de Los Andes en el estado venezolano de Mérida, donde reside. Coordinó la revista Actual de la mencionada casa de estudios. Es reconocida su valiosa labor investigativa en historia, teoría y crítica, con más de treinta títulos publicados. Además es autor de los poemarios Extensión habitual (1966), Apocatástasis (1968), Contra el campo del rey (1968), Salto sobre el área no hollada (1971), Fabla (1974), Paisajes (1975), Poemas de caballería (1983), Solecismos (1986), Poemas (1992), Lugar de la palabra (1993), El país de las nubes (1995), Un verso cada día (1995) y Ver (1999). Toda su poesía ha sido reunida en el volumen La cuarta escogencia (Ediciones Mucuglifo, 2006). Máximo exponente de la poesía ambientalista latinoamericana.

Entrevistador: ¿Poeta Lubio al presente podemos decir que existe la poesía ambientalista o la ecopoesia?

Poeta Lubio: ¿Por qué el poeta suele a veces sembrar en medio de sus composiciones arboles, hierbas, el verdor? Viene la tradición desde Orfeo, desde Homero. Los arboles, los arbustos, las matas: padres – madres de la vida son; conocen suficiente de esa realidad, en el uso de su recta razón, el ecólogo, el botánico, científico, pero el poeta lo sabe. Vera él en los representantes de la vegetación nunca solo objeto del entorno sino afectuosidad. Dialoga el poeta hondamente, por su condición de vidente, con ellos, con los seres verdes, ya mediante voces insonoras del horizonte contemplativo, ya en otras basta el intenso entenderse reciproco de la presencia. Se percata el trovador del verdadero escuchar, del oír. Goza cuando persive el jubilo de las plantas, también siente su terror ante la llegada de los odiados arboricidas. El poeta el canto coral de la selva, de la fronda, de los matorrales, de los morichales. Celebra la fiesta del bosque o se entristece con la mustiedad, la marchitez.

Entrevistador: ¿Puede la poesía ambientalista ser considerada como la poesía del siglo XXI?

Poeta Lubio: Los poetas a igual que los filósofos son grandes lectores de su época y en su obra suelen dar respuestas a las grandes interrogantes que tiene que ver con el destino de la humanidad. No solo por la sensibilidad obvia del poeta sino porque la poesía también se arma con la música (la rítmica) y el pensamiento. Dice Heidegger que quienes buscan el ser de la existencia con mayor fuerza es el poeta, el poeta “funda” es decir, crea y da respuestas a su contemporaneidad. Hoy por hoy, lo que para la mayoría de las personas tal vez pueda pasar desapercibido al poeta no se le escapa: el drama del planeta Tierra entendiéndolo en su complejidad el planeta y sus pobladores, los animales de la tierra, los animales del mar, los animales del aire, la vegetación y el humanus. Esto no determina el futuro de la poesía hacia un rumbo pero innegablemente cada día especifico la tragedia ecológica, la reflexión ambientalista tocara las puertas de los poetas y ellos la abrirán.

Entrevistador: ¿Tiene la poesía ambientalista precursores en Latinoamérica?

Poeta Lubio: En el “Viaje a las regiones equinoxiales del Nuevo Continente”, tal nomino Humboldt al nuevo mundo, o mejor conocido en el lenguaje cotidiano como Hispanoamérica, la poesía nace identificada con el paisaje valga decir, con el ambiente de esta región. Andrés Bello es ese poeta quien inaugura la exaltación de la verde tierra novomundana. Es el primer poeta ambientalista de este Continente, porque su poesía expresa mediante el diáfano talento de este venezolano, una defensa patética de la naturaleza del nuevo mundo. Hizo su lirica mediante el tejido de las rítmicas palabras con lo vegetal, de la musicalidad verbal con el verdor, del sentido de las voces con las hierbas, los arbustos, los arboles, las flores, en fin.

Andrés Bellos es el primero que nombra -en la poesía- los arboles de la fronda novomundana. Ya en 1810 en su etapa caraqueña tres vigorosas odas al verdor compuso: El Anauco, Mis deseos, A un samán. Su composición El Anauco (escrita en 1800) se refiere a un pequeño rio de la Caracas de aquel entonces, en medio de un afectivo entorno boscoso,

“Tú, verde y apacible
ribera del Anauco,
para mí más alegre,
que los bosques idalios
y las vegas hermosas
de la plácida Pafos,” …

En el soneto Mis deseos por primera vez en la lirica hispanoamericana dos emblemáticos arboles, el cocotero junto al sauce aparece. Verdadero poema acuarela donde bello dice,

“De Aragua a las orillas un distrito
que me tribute fáciles manjares,
do vecino a mis rústicos hogares
entre peñascos corra un arroyito.

Para acogerme en el calor estivo,
que tenga un arboleda también quiero,
do crezca junto al sauce el coco altivo.” …


También en su poema A un samán, Bello exalta a este gigante de la flora nativa,

“Extiende, samán, tus ramas
sin temor al hado fiero,
y que tu sombra amigable
al caminante proteja.”


Ya fuera de las fronteras de su patria, tanto en su estancia de Londres, cual su final residencia en Chile, la ecología botánica de “las regiones equinoxiales del Nuevo Continente” , humboldtiana, la lirica de Andrés Bello nativa exhaustivamente, consustancializa su alma poética, sobre todo lo relacionado con la flora de la agricultura, así como la de otras especies.

Es importante señalar que esta defensa ecológica de la vegetación del nuevo mundo inaugurada por Andrés Bello favorablemente tuvo muy buena continuidad en todo el Continente.

Este rumbo que fortalecería de manera originaria la esencia de la lirica del nuevo mundo tiene como punto de partida el poema LA AGRICULTURA DE LA ZONA TORRIDA de Andrés Bello, composición consagratoria de un muy digno camino de la lirica de este Continente, pero sobre todo en el espacio comprendido entre el Trópico de Cáncer y el Trópico de Capricornio, lo que para Humboldt eran “las regiones equinoxiales del Nuevo Continente”, Bello la nomino con un concepto radical La Zona Tórrida.

Entrevistador: ¿Poeta Lubio de su gran producción poética, a partir de que poema se pudiera decir que usted funda o inicia la poesía ambientalista? Poeta Lubio: Yo tuve la suerte de pasar buen parte de mi infancia en un pueblo muy boscoso, cruzado de un gran rio y muchas quebradas, rodeado de haciendas cafetaleras y cacaoteros y limitado por el mar, Choronì (al norte del estado Aragua, Venezuela). Esos paisajes de mi infancia comenzaron a aparecer en mi escritura lirica a partir de mi poemario Paisajes (1975). Se podría decir que con este libro se comienza eso que tu llamas la poesía ambientalista o eco poesía. A continuación recito

LA RISA, LAS DONCELLAS, LOS LIRIOS, EL POZO DEL RÌO

Y pensar que ese verbo es falso hasta siempre: volver.
Y pensar que no podemos:
No retornaremos al pozo del río
bajo las grandes mijaos.
Estarán otra vez las doncellas
sobre islas de piedras entre lirios de agua.
Atravesará los espinares del altozano
el canto de las lavanderas.
Pero ya no se puede volver
porque el mundo que hicimos
mal desde el comienzo
es roca en medio de ancho foso
que ya no podremos saltar
Isla de soledad rodeada de fantasmas.
Apenas si disponemos del corazón entre los florecidos
huracanes

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