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actualizado 23 de julio 2013
Papa Francisco dice que “no tiene oro” pero si a “Cristo”
Durante su visita en Brasil
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» El Papa ha hecho varios gestos que ha llegado al corazón de la población brasileña, en esta visita que realiza a Brasil.

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RIO DE JANEIRO - "No tengo oro ni plata, pero traigo lo más precioso que me han dado: Jesucristo", fueron las palabras del papa Francisco tras su arribo a Rio de Janeiro, donde no siguió el protocolo, se junto al pueblo desafiando a la seguridad y se ganó, a fuerza de desprolijidad, el respaldo y cariño de las multitudes en las calles de Brasil.

El Pontífice Jorge Mario Bergoglio, de 76 años, caminó literalmente por Rio de Janeiro lo que trae a cumplir sus compromisos de su papado: un contacto sin tener privilegios de la teocracia vaticana con las multitudes en su continente, América Latina.

Y, sobre todo, recuperar a la juventud para las filas del catolicismo. Ante la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, manifestó que albergar la Jornada Mundial de la Juventud en Brasil forma parte de la estrategia para aumentar el alcance de la Iglesia Católica en el país con más católicos del mundo pero que aparentemente está creciendo a las religiones evangelistas: "Cristo, afirmó, pone fé en los jóvenes" y "La juventud es la ventana por la cual entra el futuro del mundo y por lo tanto nos impone grandes desafíos".

El papa solicitó, en un clarísimo mensaje a los gobernantes, que a los jóvenes hay que "abrirles espacio tutelando condiciones materiales inmateriales, garantizarles educación y seguridad para que se desarrollen".

La presidenta Rousseff solicitó al papa globalizar las acciones de los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) como políticas de seguridad alimentaria y programas sociales que son replicados en América Latina y África.

"Luchamos contra el mismo enemigo, la desigualdad", afirmó la mandataria brasileña en su mensaje de bienvenida, en el cual explicó que "la democracia exige más democracia y más inclusión", al hacerle referencia al papa su versión sobre las manifestaciones populares en Brasil. El Papa habló de que pedía permiso para "golpear en el portal del corazón de los brasileños". Ese portal fue abierto por una osada e inédita llegada al país.

Después de desembarcar a las 16 (13 GMT) del avión Alitalia que lo trajo desde Roma, el Papa se movilizó en un automóvil de paseo Fiat Idea con la ventanilla baja desde el aeropuerto Antonio Carlos Jobim hasta el centro de Rio. Pasó por las zonas de favelas conocida como la Franja de Gaza carioca, por sus tiroteos.

En una escena que ni el más despistado de los estrategas de seguridad imaginó, una mala decisión de la comitiva en la Avenida Presidente Vargas rumbo a la catedral de Rio detuvo el automóvil del Papa. Fue a 200 metros del sambódromo famoso por el Carnaval donde una multitud se arrimó al automóvil del Papa, que extendió su mano, sonrió para fotografías y hasta dio la bendición a una niña llevada por su madre, que pedía limosna en un semáforo carioca.

Los custodios estaban desesperados; el papa y la multitud sonreían en medio de autobuses y celulares convertidos en cámaras de fotos.

El Papa tardó 20 minutos por el embotellamiento -lo que enfrentó a la Municipalidad de Rio de Janeiro con la Policía Federal en la responsabilidad por el camino elegido- y llegó en el Fiat a la catedral de Rio de Janeiro.

Después abordó al papamóvil y dio una vuelta de media hora por el centro de Rio, para delirio de miles de fieles y jóvenes que, más ordenados, lo saludaron. Besó a por lo menos cinco niños en su trayecto, siempre en pie, luego de un viaje transatlántico. Luego el papa hincha de San Lorenzo se dirigió en helicóptero hacia el campo de Fluminense -que debe adoptarlo como un hincha más en breve- para ir al Palacio Guanabara al encuentro oficial con Dilma Rousseff.

El papa superó en Rio de Janeiro, famosa por sus playas y el carnaval pero también por sus tiroteos y violencia urbana, el paradigma de la seguridad y el protocolo. Demostró que buscará el rebaño en el contacto cuerpo a cuerpo. Por eso visitará el santuario mariano de Aparecida y participará del Via Crucis en la playa de Copacabana y de la Jornada Mundial de la Juventud.

Si la visita estaba jaqueada por la previsión de hipotéticas protestas, estas no pasaron de un grupo de decenas una plaza por parte de organizaciones feministas y otros que protestaban por cuestiones locales contra el gobernador Sergio Cabral.

Francisco hizo el envío de un mensaje a todos los brasileños: "Desde la amazonia hasta las pampas, desde los sertones hasta todas las regiones, nadie se sienta excluido del cariño de este papa". Durante el vuelo desde Roma hasta Rio, se dio hasta la oportunidad de bromear con reporters sobre la argentinidad del ex obispo de Buenos Aires: "Dios ya es brasileño, +querían un papa brasileño también?".

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