El nuevo mandatario de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, hizo el saludo después de recibir la banda presidencial.
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El centroizquierdista Luis Guillermo Solís hizo el juramento ayer como gobernante de Costa Rica para los años ve cuatro años en una ceremonia de traspaso de mando en la que recibió la banda presidencial y prometió un diálogo abierto y luchar contra la corrupción.
Solís, quien es el sustito en el poder a Laura Chinchilla, fue juramentado por el presidente de la Asamblea Legislativa, Henry Mora, quien es diputado del Partido Acción Ciudadana (PAC), al que forma parte el nuevo gobernante.
Después de recibir la banda presidencial, Solís hizo el llamado a toda su familia al frente de la tarima donde juramentó el poder, entre ellos su esposa, la española Mercedes Peñas, y su padre Freddy Solís.
Después hizo el pronunciamiento en un discurso en el que hizo la promesa de combatir la desigualdad social y la corrupción, y comenzar con un diálogo con todos los sectores del país, pues tiene él toma la consideración que ese es el mandato que le otorgó la gente.
“Hice la convocatoria a un espíritu negociador con respeto para alcanzar el desarrollo que anhelamos. Un diálogo fecundo basado en la transparencia", expresó Solís durante su primer discurso como presidente.
Agregó que "ese diálogo incluso bajo las mejores circunstancias no dará resultado si quienes lo emprendan no están dispuestos a mirar hacia el futuro".
Solís manifestó que al estar representados en el Congreso nueve partidos políticos, sin una fuerte mayoría para ninguno, es una obligación buscar acuerdos "transparentes" para pelear contra la corrupción, mejorar las finanzas públicas, la educación y la salud.
"Creo indispensable que con espíritu generoso y lúcido comprendiendo la situación actual, los grupos de poder acometamos un esfuerzo renovado", manifestó.
El presidente dijo que las instituciones del Estado, organizaciones gremiales, colectivos, poblaciones y movimientos de toda índole, tienen que contribuir con el Gobierno a reducir la desigualdad y construir una economía que traiga bienestar para todos.
Reiteró su llamado a "negociar de buena fe, superando miedos y con respeto por encima de intereses particulares", sin caer en " consensos superficiales alcanzados por dádivas" entre partidos políticos.
Solís hizo la promesa de "transparencia" por parte de su Gobierno que será "una casa de cristal" para que los ciudadanos tengan la posibilidad de fiscalizar sus acciones.
Aseguró que estará haciendo labores para reactivar el sector agropecuario, la obra pública y para limpiar las finanzas del Estado que se han visto amenazadas por el déficit fiscal del 5,4% del Producto Interno Bruto (PIB).
"La corrupción está carcomiendo la democracia y quebrando las finanzas públicas. El nuevo Gobierno la combatirá sin desmayo", expresó.