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ACTUALIZADO: 22 DE ABRIL DE 2008
 
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PARAGUAY: triunfa la centroizquierda

Cae el partido conservador que más tiempo ha gobernado en el mundo y Paraguay puede seguir la ruta de Brasil o de Bolivia.

POR ISAAC BIGIO Texto más grande Texto más pequeño Texto más grande

Fernando Lugo: Desde la postguerra Paraguay ha sido el único país americano que solo ha conocido a un partido en el poder y que nunca ha tenido a otra fuerza (aparte de los conservadores) dirigiendo a su Estado. El ex obispo ‘progresista’ Fernando Lugo es la primera persona que logra sacar a los colorados del gobierno, aunque no pueda hacer mucho en cambiar la estructura montada por décadas de la dictadura de Stroessner.

Chávez le apoya pues así quiere expandir al ALBA y hacer que los 5 miembros del Mercosur tengan mandatarios pro-izquierdistas  que prefieran una integración regional antes que un TLC. Empero, Lugo es más afín a una socialdemocracia moderada tipo Lula o Bachelet. El principal partido de su coalición es la sección de la internacional liberal (quien lideró a Paraguay de 1904 a 1936).
El triunfo de Lugo ayudaría a Evo afectando a los nacionalistas cambas que están en medio de La Paz y Asunción. También podría generar algunos roces con los soyeros brasileros dueños de plantaciones en Paraguay y por ende con Brasilia.
 
 El futuro de Paraguay 

Paraguay es el único país americano que nunca ha tenido mar y uno de los más desiguales socialmente. Durante décadas el poder estuvo en manos de una élite muy entroncada con el partido oficial y el stroessnerismo, y la economía ha estado dominada por el contrabando y los grandes cultivos (como la soya).

El nuevo gobierno no busca una radical alteración del antiguo orden sino un reajuste de éste. Tras una inicial ola de apoyo al nuevo presidente serán inevitables los choques entre una base rural y popular que tiene expectativas en una redistribución de la riqueza y una reforma agraria y un sector ligado a anteriores administraciones o al partido liberal que solo quiere ‘modernizar’ el sistema paraguayo.

Todo ello en medio de un gobierno que no detenta el control de las FFAA ni es homogéneo ni cuenta con una mayoría congresal.
Paraguay pasa hoy por lo que vivió México en el 2000 cuando cayó un partido que estaba más de seis décadas en el poder. Estos dos países eligen a sus presidentes en una sola vuelta con lo que Fernando Lugo, quien sacó un 40% de los votos, se convierte en el primer mandatario no ‘colorado’ de su país desde 1948.

En México el monopolio del poder lo tuvo un partido que provenía de una revolución izquierdista (el PRI), mientras que en Paraguay éste lo detentó la fuerza que impuso la más longeva dictadura conservadora suramericana (los colorados de Stroessner). Tanto el PRI como los colorados antes de caer fueron gradualmente virando hacia el centro; pero mientras que el primero fue depuesto desde la derecha el segundo ha caído por la izquierda.

Lugo, empero, no es un revolucionario, sino un ex obispo pacifista que quiere llevarse bien con EEUU y con su entorno. Su coalición es muy heterogénea pues incluye desde marxistas hasta democristianos y centroderechistas. Uno de sus componentes es el febrerismo revolucionario que reivindica la ‘revolución socialista’ militar de Febrero de 1936 que depuso al dominio de un tercio de siglo de los liberales, y también a este último partido quien detenta la vicepresidencia y quien es parte de la internacional liberal.

Lugo quisiera ofrecer una estabilidad como la que tiene Lula o la Concertación chilena (en cuya forma de vasta alianza él se inspira), aunque es posible que, debido a la crisis de su país, las grandes desigualdades internas y la presión social por cambios mayores, Paraguay acabe siendo una nueva Bolivia polarizada entre fuerzas muy antagónicas.
 
Londres: ¿entre Lugo y Berlusconi?
 
Los dos últimos países latinos en haber electo gobiernos son Italia (13-14 de Abril) y Paraguay (20 de Abril). En ambas repúblicas los ganadores se impusieron por un amplio margen.  Sin embargo, en ambos casos los nuevos mandatarios representan espectros políticos opuestos.
En Italia se impuso Berlusconi quien ahora tiene una sólida mayoría parlamentaria para querer estabilizar a su gobierno y país aplicando una política económica más monetarista, la misma que pasa por mayores reducciones al gasto social y a la inmigración, así como por una política externa más ligada a Bush y su estrategia militar en Iraq y Afganistán.

En Paraguay la centroizquierda puso a Fernando Lugo en la presidencia. El tratará de ir reformando la estructura social conservadora de su país para ir a un modelo más afín al del resto del Mercosur o de Chile.

El Partido Conservador del Reino Unido es cercano a Berlusconi y el alcalde Livingstone es simpatizante de Cuba, Venezuela y los gobiernos izquierdizantes de América Latina. Ciertamente que Boris no comparte toda la agenda de Berlusconi (se distancie de él en su actitud menos dura ante la inmigración y más pro-centro), aunque sí comparte con él una agenda en pro de Bush, de la guerra de Iraq y de oposición a medidas ecologistas planteadas en el tratado de Kyoto.

Livingstone, por su parte, podrá ser amigo del ALBA y beneficiarse del petróleo subsidiado venezolano para abaratar los precios de los pasajes de buses para los más necesitados en su urbe, sin embargo, él es el candidato del partido del gobierno tan aliado de Washington y cuya política económica ha hecho que se amplíe la brecha entre pobres y ricos en Reino Unido.

Johnson quiere montarse en la ola pro-cambio conservador que representaba Berlusconi ante un gobierno centroizquierdista en crisis. Livingstone, por su parte, trata de quedarse en su puesto (en el cual lleva ocho años)  queriendo aparecer (al igual que el paraguayo Lugo y el venezolano Chávez) como el campeón de los marginados.

El poder del alcalde londinense es limitado pero es la figura que recibe más votos en Reino Unido. Si Ken se queda en el cargo ello es algo que permitirá que Chávez, Morales y Lugo mantengan un buen aliado en la Unión Europea. Si Boris remplaza a Ken ello ayudará a que la derecha europea, que viene de ganar las elecciones generales en Italia, Francia y antes en Alemania, se prepare para minar y remplazar al mayor gobierno de la internacional socialista que hay en Europa y el mundo.

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