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ACTUALIZADo 5 de noviemBRE de 2009

Educar, ¿para esclavizar o progresar?
Muchos Latinoamericanos somos afortunados de poder entender una historia literaria o crearla gracias a tener una buena formación académica
por Walter Monge-Cruz
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Hace un par de meses, sostuve una conversación electrónica con un destacado escritor latinoamericano, le pedí consejo sobre escritura, pero, antes de dármelo, me hizo el siguiente comentario: Los gobiernos en Latinoamérica, cada año invierten menos en educación. Luego, su sugerencia más importante fue: Escribe de manera simple. Sin duda, esa técnica de desmenuzar las palabras – como él dice – lo ha convertido en el autor latinoamericano más leído, ya que, como me comentó, sus libros son leídos sin problemas por un niño de catorce, como por un adulto de sesenta.

Muchos Latinoamericanos somos afortunados de poder entender una historia literaria o crearla gracias a tener una buena formación académica. Sin embargo, tristemente, en muchos lugares de Latinoamérica, el nivel de conocimiento educativo de un niño de catorce y uno de sesenta es el mismo, ambos son incapaces de leer un libro. Ambos son respectivamente, heredero y precursor de la esclavitud del tercer mundo. El niño esta destinado a sustituir al viejo en la maquila o en la milpa o en el campo petrolero, porque para eso han sido mal educados.

Un periódico salvadoreño informa esta semana un vergonzoso resultado académico de veinte mil bachilleres de todo el país, quienes reprobaron un examen de admisión a la Universidad Nacional, la nota promedio de estos jóvenes fue 3.9 de 10. Del total de examinados, solo un poco mas de dos mil sobrepasaron la nota mínima de aprobación que es 5.0. Estos aspirantes a educación superior en casi su totalidad provienen de las clases obrera, empleada y campesina, educados en institutos nacionales, y modestas escuelas privadas.

Altos niveles de educación son esenciales para obtener altos niveles de crecimiento económico. En países industrializados, la educación de la población es una prioridad política y económica; por ejemplo, el desarrollo tecnológico y científico esta directamente ligado al crecimiento económico. Así, países como Estados Unidos, mantienen una alta inversión en su sistema educativo, el cual, es fundamental para su liderazgo mundial. Este país educa a su población para progresar, en El Salvador para esclavizar y exportar seres humanos.

El resultado académico en El Salvador, es la consecuencia de la estrategia política de esclavitud moderna, que, el gobierno del ex presidente Antonio Saca ejecutó, por medio de su plan educacional hacia las clases pobres, para crear un capital humano descalificado y así poder contar con una fuerza laboral suficiente para satisfacer la demanda de inversionistas extranjeros y nacionales en busca de mano de obra barata, pero también, para acelerar la exportación de seres humanos, quienes desde el exterior inyectan billones de dólares a la economía.

Esta estrategia política no es única de El Salvador, se aplica en Honduras y Guatemala; tampoco es exclusiva de la derecha política, Nicaragua la aplica de igual manera.

¿Podemos esperar un cambio en la política educacional salvadoreña?

El Presidente Funes, ha prometido que sí, sin embargo, su reto es gigantesco, especialmente, cuando por presiones políticas se incapacita así mismo y juega con el futuro de la juventud salvadoreña, al nombrar como ministro de educación a un hombre cuyo mayor y último logro académico fue su modesta graduación como profesor rural de primaria en 1960, me refiero a Salvador Sánchez Cerén, quien además, es Vicepresidente del país.

Para realizar un cambio profundo en la política pública educacional y terminar con la esclavitud y exportación de seres humanos, es indispensable que los encargados de la educación sean personas con un alto nivel académico, con conocimientos científicos actualizados constantemente, pero sobretodo, con una tendencia a educar sin politizar.

Considero que un ministerio de educación en cualquier país de Latinoamérica debería estar compuesto con las mejores mentes intelectuales de la nación, ya que, ellos son los responsables de hacer surgir generaciones de latinoamericanos con nuevos valores morales, cívicos y éticos, capaces de resolver los problemas sociales, políticos y económicos de una manera inteligente y pacifica, que además, contribuya al crecimiento humanista, artístico y cultural, mejorando la calidad de vida y enriqueciendo el legado universal latinoamericano.

Mientras la tendencia para llenar posiciones de gobierno continúe siendo por favores o prebendas políticas, es muy difícil que países como El Salvador, surjan de la mediocridad académica o como lo demuestran estos veinte mil bachilleres, de la completa idiotez a la que han sido sometidos y condenados. Esta es una generación condenada a soportar las limitaciones económicas que el país ofrece o a emigrar para poder aspirar a la prosperidad que ofrecen los países del primer mundo, la cual, cada día es más difícil de conquistar.

Estos jóvenes deben ser conscientes de su deficiencia y ser responsables de hacer todo el esfuerzo para salir de esa canasta adonde han sido acomodados por quienes han sido y son responsables de sus ineficiencias y futuro. Los padres de estos jóvenes están en la obligación de hacer todo lo posible para animarlos a superar las barreras políticas que los sumergen en la pobreza, no pueden ser cómplices de los políticos, al ser indiferentes de este grave problema y dejar a sus hijos a la merced del sistema.

Espero que al final del siglo los escritores latinoamericanos no tengan que hacer dibujos en lugar de escribir palabras para hacerse entender, pero, si persisten los esquemas educativos como el de Antonio Saca y los encargados de Educación continúan siendo personas con perfiles académicos como el de Salvador Sánchez Cerén, es muy posible que los libros con dibujos tengan un tremendo auge en las próximas décadas y sea el nuevo método de entendimiento para el salvadoreño.

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