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ACTUALIZADo 13 de OCTUBRE de 2009
Tablero geoestratégico del Asia Central
por Gustavo-Adolfo Vargas*
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La estratégica posición geopolítica de Afganistán lo ha convertido en peón indispensable en el “tablero geoestratégico del Asia Central” para los Estados Unidos. Los pivotes geopolíticos son los Estados cuya importancia se deriva no de su poder y de sus motivaciones, sino más bien de su situación geográfica sensible: como Afganistán.

Todos los jugadores geoestratégicos suelen ser países importantes y poderosos; no todos estos países son jugadores estratégicos. En las circunstancias actuales, Irán y Pakistán son jugadores principales y activos en la región, complicado por el problema de Afganistán.

Desde los tiempos del dictador militar Mohammed Zia, el gobierno norteamericano pasaba a través de Pakistán grandes cantidades de material militar y paramilitar, siendo su destino, los rebeldes afganos. La Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), dirigida por William J. Casey, y con el apoyo de la administración del Presidente Ronald Reagan, formaba y preparaba a los futuros talibanes que luchaban contra el “imperio del mal”.

El aliado incondicional de los Estados Unidos, Arabia Saudita, a pesar de la naturaleza de su régimen político incompatible con los predicados de la democracia norteamericana, ponía el elemento ideológico-religioso para la formación de los futuros talibanes, llamados en ese entonces “luchadores por la libertad.”

Los servicios de inteligencia de Pakistán, dependientes de la CIA, se encargaban de la organización y de la formación de los futuros terroristas. Agencias del gobierno norteamericano, especialmente la CIA, se encargaban de suministrar dinero, junto con Arabia Saudita, y otros elementos necesarios para la guerra encubierta. Senadores, congresistas, agentes de la CIA, y Casey (Director de la CIA), cruzaban ilegalmente la frontera de Pakistán con Afganistán en compañía del Embajador estadounidense en Islamabad, violando los Tratados Internacionales.

Pakistán aprovechó el apoyo estadounidense para convertirse en un pivote geoestratégico para las ambiciones norteamericanas. Ahora, esto puede producir un desequilibrio que desestabilice la región e inquiete a China. En ese escenario, la estabilidad del Asia Central podría ciertamente peligrar; debido al impacto que la confluencia de esos acontecimientos ejercería en la cohesión de la India, un país crucial para la estabilidad del Asia del sur.

La parte más compleja y mucho más de fondo de la intervención de los Estados Unidos en Afganistán consiste en examinar cuáles son sus intereses ocultos en la intervención militar. Intereses que se proponen lograr objetivos destinados a renovar su liderazgo de la hegemonía militar y el control económico del petróleo en esa región de Asia Central.

En el corazón de Asia, de las costas del Mar Negro a la frontera China, ha surgido una zona gris. Los frágiles Estados de Transcaucasia y de Asia Central son objetos de una feroz competencia. La codicia cuya finalidad es obtener el petróleo del Mar Caspio, el gas de Turkmenistán, el algodón de Uzbekistán, el oro de Kirguistán y otros recursos naturales importantes presentes en la región.

Con las partes del mercado y las zonas de influencia mal definidas, así como las cambiantes alianzas que le añaden incertidumbre, la importancia geopolítica de Afganistán en esta región del mundo es capital para los intereses estratégicos de los estadounidenses. No hay que olvidar que la situación geográfica de Afganistán lo ha condicionado tanto en lo interior como en lo exterior.

Con la desintegración de la antigua URSS, el papel de Pakistán es de suma importancia para la estrategia estadounidense. Anteriormente era la segunda línea en el frente de la resistencia al ejército rojo y al régimen pro soviético de Afganistán. Actualmente es, junto con Afganistán, un punto estratégico para la coordinación y acción sobre las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central.

Esa parte de Asia Central, hasta las orillas del Mar Caspio, está considerada como una de las reservas petrolíferas más ricas del mundo, comparadas con las del Mar del Norte, superadas por el Oriente Próximo. El gas es abundante en esta región del mundo, se considera de vital importancia en la continuación del progreso de Occidente.

En ese sentido Estados Unidos pretende ocupar aquí un puesto primordial, especialmente en Turkmenistán y los recursos, virtualmente inmensos, en petróleo y sobre todo en gas de ese país, donde una compañía norteamericana ya ocupa el primer lugar, se encaminen hacia el Océano Índico a través del territorio afgano y hasta las costas paquistaníes.

En esta región los Estados Unidos, pretenden también impedir la reconstitución de una potencia análoga a lo que fue la Unión Soviética. Por lo tanto, trata de reducir la presencia y la influencia rusa en esta área, reorientando a las repúblicas musulmanas ex-soviéticas hacia el suroeste o el sureste, es decir, hacia Turquía o Pakistán, los dos pilares de la estrategia estadounidense en esa región del mundo.

El nuevo eje geopolítico se ha desplazado al Pacífico. Hoy en día, Occidente depende en un 50% del petróleo del Oriente Medio y esa dependencia aumentará en los próximos años. Estados Unidos busca cómo garantizar el control del petróleo en Asia Central y Oriente Medio.

A los países capitalistas occidentales, miembros de la OTAN, les parece conveniente diversificar sus fuentes desplazándose hacia una región que anteriormente estuvo bajo el control de la URSS. Con la irrupción de los Estados Unidos en Afganistán, evidentemente se ha establecido un nuevo equilibrio en Asia.

Afganistán surgió como amortiguador, permitiendo mantener su independencia, siendo uno de los pocos países fuera de Europa que la conservó durante la era del imperialismo europeo. Sin embargo, esto impidió el desarrollo del nacionalismo afgano. La ausencia de nacionalismo en Afganistán es evidente; no existe un sentimiento compartido entre sus ciudadanos de pertenecer a una Nación única. Si los habitantes de Afganistán hubiesen sido regidos por una potencia extranjera, probablemente en su lucha por expulsar a los imperialistas de su suelo, habrían sumergido sus identidades tribales en una identidad nacional más amplia.

La historia, la geografía y la economía han complotado contra Afganistán, evitando transformar una sociedad tribal en un Estado nacional multiétnico. Su territorio montañoso ha creado comunidades aisladas en las que unos desconfían de los otros. Su economía, que es un sistema medieval de subsistencia agrícola, produce muy pocos excedentes comercializables. Sus ciudadanos tienen poca comunicación y escaso contacto con su gobierno, a nivel local o nacional.

Una de las características inherentes de este tipo de sociedad (agrícola y atrasada) es la falta de cohesión social, las perennes disputas entre las tribus, los eternos ajustes de cuentas personales, los que se heredan de padres a hijos, y de hijos a nietos. Ese comportamiento es lo que conforman las relaciones interétnicas, así como intertribales dentro de cada grupo; una barrera virtualmente insuperable al desarrollo de una sociedad tolerante y armoniosa en una nación multiétnica.

Encerrado por los demás países fronterizos, cada uno de sus cuatro principales grupos étnicos mira a través de las fronteras para nutrirse de los vecinos que comparten su etnia. Los afganos tayikos enfocan su mirada en Tayikistán; los afganos uzbekos miran hacia Uzbekistán; los afganos pashtunes hacia sus hermanos pashtunes en Pakistán; y los afganos hazaras, la minoría religiosa chiíta, hacia sus correligionarios que son mayoría en Irán.

Con este trasfondo no será fácil forjar una verdadera Nación y un gobierno razonablemente duradero en Kabul, en donde se sientan representados todos y cuya autoridad se haga sentir por todo el territorio. Se piensa que con la ayuda de Pakistán, que tiene intereses estratégicos, y los Estados Unidos, que tienen intereses geopolíticos y económicos, se puede constituir un gobierno que responda a sus intereses para llenar el vacío dejado por los talibanes.

Aunque en realidad el vacío es mucho más profundo y se remonta en la historia. Es olvidar los intereses estratégicos de los otros países limítrofes, como China e Irán, las ex-repúblicas soviéticas (Tayikistán, Uzbekistán y Turkmenistán) igualmente que la India, el eterno rival de Pakistán. Afganistán corre el peligro de desintegrarse o volverse protectorado de los Estados Unidos de América (USA) y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), se ha constituido en un ejército auxiliar del ejército estadounidense.

*Diplomático, jurista y politólogo.

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