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actualizado 23 de agosto 2011
Libia: un escenario complicado
En estos momentos la mayor parte de la media occidental viene festejando lo que percibe como una victoria de sus aliados libios frente a ’42 años de tiranía de Gadafi’. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja
Por isaac bigio
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Informes contradictorios

El hecho de que las fuerzas libias pro-OTAN haya logrado entrar a varios puntos de Trípoli e incluso clamen controlar a la mayor parte de la capital, no asegura una victoria.

Es más, varios de los iniciales optimismos de la oposición vienen siendo tomados con pinzas por varios medios occidentales. La BBC reporta que no es cierto que los ‘rebeldes’ controlen el 90%de la capital (como se llegó a afirmar), que hay varias zonas donde no se les deja entrar o se les abalea y que algunos ‘insurgentes’ hablan de replegarse de ésta donde no se sienten seguros. Uno de los hijos de Gadafi que se dijo habían sido apresados se haya libre, así como el dictador y la mayor parte de sus ministros, familiares y hombres de confianza.

El gobierno nacional de transición, que la mayor parte de potencias europeas y norteamericanas reconocen como el legítimo de Libia, aún reside en Bengazi y no se ha trasladado a Trípoli.

Es una incógnita lo que ha pasado con varios batallones de élite del régimen quienes se suponían protegerían a Trípoli. No se conoce de masivas deserciones y no se puede descartar que el propio Gadafi haya dejado que sus enemigos lleguen a la ciudad donde está para poder emboscarlos, tal como inicialmente pasó en Bagdad 2003.

Tropas en Trípoli

Empero, el escenario libio es distinto al iraquí debido a que no hay una presencia de enajenantes tropas extranjeras y Trípoli no tiene tantas líneas de comunicación con el resto de su país.

Refugiándose en las calles, ventanas y rincones de la capital puede permitir a muchos oficiales gadafistas el poder eludir los bombardeos de la OTAN y producir bajas en tropas inexpertas y confiadas en su propia victoria.

Por otra parte, Gadafi mantiene sus fuerzas en la ciudad donde nació (Sirte) y otras de la zona central de Libia que es la base de la tribu (como Sabha) y se habla de que fuerzas suyas podrían arribar a Trípoli desde Zlitan.

De otro lado, no se sabe qué puede pasar en caso de que Gadafi sea derrotado. La OTAN quiere que el país sea administrado por el gobierno nacional transitorio liderado por altos funcionarios que sirvieron a Gadafi hasta hace medio año, quienes llaman a los insurgentes a no vengarse de los oficiales de la dictadura.

Empero, dicha coalición es muy inestable y heterogénea. Hace 3 semanas ésta empezó a explotar a raíz del asesinato del general Younis, el ex número dos de Gafadi que comandaba las tropas rebeldes.

Heterogeneidad

En la lucha contra Gadafi ha venido jugando un gran papel el clero, gran parte del cual está influenciado por corrientes fundamentalistas, de la Hermandad Musulmana egipcia y palestina (Hamas) y hasta de sectores que estuvieron ligados a Al Qaeda.

Es de notar el peso de varias mezquitas las cuales han ayudado a vertebrar a la insurgencia en Trípoli, mientras que las redes sociales que coadyuvaron a los levantamientos de Túnez o Egipto o a los disturbios ingleses, fueron limitadas o suprimidas por Gadafi.

Libia es un país que nunca ha tenido una democracia multipartidaria. En el periodo que bordea a las dos guerras mundiales Libia pasó de ser una provincia del despótico imperio otomano a ser una colonia de la monarquía y el fascismo italianos. Tras una breve administración de los aliados en la post-guerra se convirtió en1951 en una de las primeras naciones africanas en descolonizarse, pero desde ese año hasta 1969 tuvo una monarquía autocrática, para que, desde entonces hasta hoy tenga 42 años de poder absoluto para Gadafi.

El gobierno transitorio ha mostrado sus credenciales democráticas al haber removido cupularmente a todo su gabinete en agosto. La bandera e himno nacionales que han adoptados son los del rey Idris I. La franja negra con la estrella y la media luna que se encuentra en el medio de la nueva tricolor es el símbolo de la autocrática antigua familia real libia. Los países árabes que más apoyan a los ‘rebeldes’ no son los más democratizados sino varias petro-monarquías del golfo pérsico.

Varios de los jóvenes que hoy se han levantado contra Gadafi querrán desbordar lo que muchos creen que es una guerra entre dos fracciones de ese régimen (una de ellas apoyada con bombardeos de la OTAN).

David Cameron ha dado a entender que los aliados han aprendido varias lecciones de lo que ha pasado antes en Afganistán e Irak. Su intervención no ha contrariado a la ONU ni ha despertado una gran oposición internacional o dentro de sus naciones. No han enviado tropas para no dar pretextos a Gadafi para que reclame unir a la nación contra los extranjeros. No se han divido como en el 2003 cuando Francia y Alemania se opusieron a bombardear Bagdad. Dicen que, a diferencia de Irak, tienen un plan de recambio.

Sin embargo, Gadafi ha demostrado que ha podido confrontarlos durante medio año (un lapso mayor que la resistencia que ofrecieron los talibanes y Hussein), que hay riesgos de que se mantenga una prolongada resistencia armada en Libia (en Afganistán los talibanes siguen creciendo a 10 años del inicio de la guerra) y que la coalición anti-Gadafi puede que se desintegre más de lo que está pasando con ella ahora.

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