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actualizado 1 de diciembre 2011
El auge legionarista bajo la Izquierda
Un militar hecho héroe a la medida de los militares vendidos al imperio norteamericano
Por Luis Agüero Wagner
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La versión legionarista de la historia paraguaya ha cobrado auge bajo el gobierno arzobispal del cura Fernando Lugo Cuando la supuesta izquierda del cura Fernando Lugo se hizo en Paraguay con el poder, en abril del 2008, todo hacía suponer que la iconografía de la izquierda nacional se impondría en la historiografía del país.

Que tanto el supremo dictador José Gaspar Rodríguez de Francia, como los gobiernos nacionalistas de sus sucesores Carlos Antonio y Francisco Solano López, figuras equivalentes a las veneradas por el revisionista rosista en Argentina, serían revalorizadas luego de ser vilipendiadas por años de influjo mitrista en la historia del Paraguay.

No fue así, lamentablemente, y bajo el gobierno arzobispal de Lugo se desató la más virulenta campaña historiográfica legionarista, que incluso llegó al límite de pretender instalar que el Mariscal Francisco Solano López terminó ultimado en Cerro Corá por un paraguayo.

Propaganda Nazi y Teología de la Liberación

Desde que llegó al gobierno, Lugo no ha hecho otra cosa que exteriorizar su simpatía por el modelo liberal y sus prohombres, siendo gestos fehacientes su participación en actos de propaganda militarista donde se rinde homenaje a dictadores nazi-fascistas como José Félix Estigarribia (curioso prohombre del liberalismo paraguayo), o en forma paralela, su ausencia un primero de marzo en Cerro Corá para participar de un homenaje al presidente liberal Eligio Ayala.

El gesto de homenajear a Estigarribia, un militar hecho héroe a la medida de los militares vendidos al imperio norteamericano, es un signo más que elocuente. La dictadura en Paraguay había nacido en 1940 de la mano de este agrónomo metido a estratega militar, en vida guardaespaldas a sueldo de la oligarquía y premiado con altos honores como tal.

Cada vez que era desobedecido por sus subalternos durante la guerra del Chaco entre Paraguay y Bolivia, de 1932 a 1935, los paraguayos obtenían una resonante victoria sobre las tropas bolivianas que ocultaban bajo los pliegues de sus banderas los intereses petroleros de la Standard Oil. El ascenso al poder de Estigarribia determinó las subsecuentes dictaduras de Morínigo y Stroessner que asolaron por décadas al Paraguay y dejaron perdurable impronta.

Unos años antes, su antecesor Félix Paiva había inaugurado el terrorismo de estado como forma de gobierno en Paraguay, con brutales y recordados asesinatos como el del estudiante Félix Agüero o el del héroe Joel Estigarribia.

El gobierno arzobispal del Paraguay, encabezado por el cura Fernando Lugo y aliado a los sectores más retardatarios de la sociedad paraguaya, junto a los grupos conectados vía ONG y USAID con la embajada norteamericana, puede considerarse un digno heredero de estos dictadores nazi-fascistas, a pesar de su cacareada adscripción a la teología de la liberación.

El Dictador Estigarribia

José Félix Estigarribia no sólo fue el entregador del área petrolífera del Chaco Boreal a la Standard Oil company y a Bolivia por el acuerdo de paz de Julio de 1938 en Buenos Aires, en la mejor documentada traición de la historia paraguaya. También fue el dictador neo-nazi que con un autogolpe abrió, en febrero de 1940, una oscura etapa de totalitarismo, traición y obsecuencia al imperio norteamericano en Paraguay, que sería continuada por Higinio Morínigo y Alfredo Stroessner.

Aunque Estigarribia es recordado en forma casi exclusiva, por los autocensurados historiadores paraguayos, en su carácter de comandante del ejército que enfrentó a Paraguay y Bolivia en una guerra inter-imperialista por el petróleo del Chaco, azuzada por la Standard Oil Company y la Shell- también es responsable del funesto legado autoritario que dejó al Paraguay con su herencia Nazi-Fascista y sus leyes represivas.

Estigarribia también fue responsable de la entrega de 50.000 kilómetros cuadrados de territorio reconquistado por Paraguay en la guerra, a un costo de treinta mil muertos, a la empresa Standard Oil que envió como negociador al petrolero tejano Spruille Braden, fundandor de la filial boliviana de la empresa de la familia Rockefeller.

Según el libro del historiador de Michigan State University Leslie B. Rout "Politics of the Chaco Peace", editado en Texas, Estigarribia claudicó en las negociaciones de Buenos Aires en 1938 ante Braden en canje por el respaldo de Washington a la imposición de su dictadura neo-nazi.

La penetración Nazi

Las leyes represivas nazi-fascistas que impuso por decreto José Félix Estigarribia en julio de 1940, fuertemente influenciado por Hitler y Mussolini, no eran casualidad en un país donde habían echado raíces las ideas Bernard Foester, quien a fines del siglo XIX intentó crear una colonia de arios puros en este país sudamericano.

Hacia 1939 existía en Sudamérica una incipiente red de espionaje nazi, que tenía en el Brasil su centro de operaciones. Dependiente directamente del Abwehr en Hamburgo a cargo del almirante Wilhelm Canaris, los espías nazis hacían reportes sobre los temas que le interesaban al Tercer Reich.

Uno de sus medios de propaganda ideológica fue el "Deutsche Zeitung fuer Paraguay" (Diario Alemán para el Paraguay), quien en su edición del 1º de noviembre de 1938 saludaba la ocupación nazi de los Sudetes con estas palabras: "Europa se halla aún en formación. Aquellos dos grandes arquitectos, Mussolini e Hitler, se esfuerzan desde que llegaron al poder en dar a ese continente una nueva y sana estructura. Pero todavía no han llegado al fin de su programa; todavía queda mucho que debe ser limpiado. Los Balcanes tienen que desaparecer. El camino del Danubio y el Mar Negro muestra aquel "Drang Nach Osten (impulso hacia el Este) que siempre ha sido el propósito y la misión de ambos pueblos". Fuertemente influenciado por la ideas nazis, Estigarribia abrió la dinastía totalitaria en 1940. Poco después falleció en un accidente aéreo, y su labor fue continuada por Higinio Morínigo, quien al finalizar la guerra mundial puso su aparato represivo al servicio del imperio norteamericano, entonces empeñado en blanquear nazis a través del proyecto "Paperclip".

El huevo de la serpiente

En fecha 26 de enero de 1940, consumado ya el atropello a la autonomía universitaria, el gobierno de Estigarribia con la firma de todos sus ministros, entre los que se encontraban varios universitarios como Justo Pastor Benítez –junto a José P. Guggiari, uno de los principales culpables de la masacre de estudiantes del 23 de Octubre de 1931, y Efraim Cardozo- deciden solicitar a la Cámara de Senadores integrada sólo por liberales, la intervención de la Universidad Nacional. En la misma fecha se dicta el decreto 331 firmado por el Presidente del Senado Luis A. Riart por el que se otorga “al presidente Estigarribia el acuerdo previsto por el artículo 10 de la Ley 1.048, para intervenir la Universidad Nacional de Asunción”.

El 31 de enero de 1.940, por decreto 20.066 también fue intervenida la enseñanza secundaria y comercial, con el mismo argumento de que “la misma perturbación se nota en los establecimientos de enseñanza secundaria y comercial, en las cuales es también necesaria la directa intervención del gobierno para poner fin a un estado de cosas perjudicial a los intereses de la cultura nacional”. Efraim Cardozo asumió entonces también las funciones del Consejo directivo de la enseñanza.
Ese mismo día Efraim Cardozo resuelve: “Expúlsese por tiempo indeterminado de sus respectivas facultades o establecimientos secundarios o comerciales a los alumnos César Garay, Álvaro Escobar, Fulgencio Godoy, Nóbel Llamosas, Gustavo Gatti, Carlos Jorge Freitag, Jaime Martínez Miltos, Julio Mendoza y Fernando Vera”, en su mayoría referentes del franquismo revolucionario y en el caso del último de los mencionados, décadas más tarde presidente del Partido Revolucionario Febrerista.
En la reunión del Consejo de Ministros del 16 de febrero de 1940, Estigarribia expresó con claridad que “Ha llegado a la conclusión de que debe asumir la plenitud de los poderes”, por lo que solicitó “la opinión de los excelentísimos señores ministros” sobre tan importante paso a ser seguidamente dado.

No tiene trascendencia la opinión de los militares, ya que su inmediato plegamiento a la dictadura era de esperar. Pero sí es históricamente significativa la posición asumida por el Ministro Liberal Efraim Cardozo, quien traicionando a su partido y a sus amigos y repitiendo una vez más su triste actuación de alzarse solapadamente contra su jefe, el doctor Jerónimo Zubizarreta durante la conferencia de Paz del Chaco en Buenos Aires, con los lamentables y ya conocidos resultados, dijo: “Señor Presidente: pertenezco a una generación que ha perdido su fe en la democracia. La democracia, señor presidente, es un cadáver, y en política es peligroso abrazarse a los cadáveres. Estoy con usted, mi general”.

Se iniciaba en Paraguay una larga noche de totalitarismo Nazi-Fascista, que hoy tiene a un digno heredero en el ganadero de las sandalias, nuestro único líder el cura presidente Fernando Lugo.

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