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actualizado 6 de diciembre 2011
La crisis en las entrañas de Europa
Todo indica que el viento no sopla a favor de occidente
Por Gustavo Adolfo Vargas*
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Europa enfrenta no sólo una crisis económica y financiera sino también, como derivación de la compleja situación, una de orden político. Los distintos Estados miembros han diseñado políticas muy diferentes, que reflejan sus puntos de vista y no sus intereses nacionales verdaderos; un choque de percepciones que encierra las semillas de un conflicto político grave.

Por muchas razones, el futuro es incierto, la principal: la actual crisis económica del sistema capitalista.

Empero, al margen de lo que ocurre actualmente en Europa, definitivamente han entrado a una nueva era. La disminución del poder del dólar, la desintegración de los sueños europeos y la nueva carrera armamentística en Asia, son indicadores de que han traspuesto la línea divisoria histórica entre dos eras.

Todo indica que el viento no sopla a favor de occidente; y cada vez se perciben más problemas en el escenario internacional. Europa no es la misma de hace años, la eurozona enfrenta probablemente la crisis más grande desde la creación del Euro como moneda única.

Las instituciones a cargo de realizar ese sueño (Parlamento Europeo, la Comisión Europea, el Tribunal de Justicia, etc.) existen, pero la voluntad política de imprimirles auténtica vida se desvaneció, tristemente debilitada por el mero hecho de que unas políticas fiscales nacionales tan diferentes son incompatibles con la divisa europea común.

Oficialmente, Grecia es incapaz de pagar su deuda. El nuevo gobierno, insiste en que el ajuste fiscal es indispensable para mejorar la posición del país frente a los mercados internacionales, los ciudadanos griegos se convencen de que el coste social es demasiado alto. Pese a todas las medidas, Atenas no controlará la crisis. En consecuencia, por primera vez en sus vidas, muchos afrontan la amenaza real de la pobreza extrema.

Los PIGS (Portugal, Italia, Grecia, España) son los países sobre los que se especula estar falsamente inflados y solventes, y que tarde o temprano podrían explotar. Los síntomas ya se experimentan. Italia y Grecia, cambiaron gobiernos para implementar el Plan Rescate ordenado desde Bruselas. España y Portugal tambalean con la crisis económica y política, aunada al masivo descontento social.

Los ultra-derechistas partidos europeos ya se organizan, y con ellos muchos movimientos ultra-nacionalistas, racistas y xenófobos. Pareciese que los fantasmas de Mussolini, Hitler y Franco, resucitan en una Europa sumamente desmoralizada por una crisis, no sólo económica, sino política, social e incluso psicológica.

El motor de la economía en Europa (Alemania), con el euro rompía barreras y expandía sus negocios y exportaciones sin obstáculos; ambicionaba incluir cada vez más países en la Unión Europea y la Euro-zona; a lo largo de estos años, ha comprado infinidad de industrias muchas sometidas a graves crisis, otros productos de la liberalización o el desmantelamiento de las industrias públicas de los estados. A la llegada de capital alemán le seguía la incorporación a la Unión Europea, una suerte de Wehrmacht económica o IV Reich.

Además, aparte de los PIGS, ya Francia, Reino Unido, e incluso la “todopoderosa” Alemania, anunciaron planes de masivos recortes de gasto público, reducción de salarios en la función pública, congelamiento de nuevos puestos e incremento de impuestos. La medida será dura. Y aunque la crisis financiera parece contenida, la crisis social apenas inicia.

En la eurozona seguirá campeando la incertidumbre política hasta que se lleven a cabo elecciones y obtengan el consentimiento popular para el programa de reformas. Los actuales gobiernos, también deben cumplir con los compromisos fiscales y de reforma frente a una economía que se deteriora. Sin una estrategia de crecimiento para la eurozona, las dinámicas de la deuda podrían seguir empeorando.

Luego de las caídas de Irlanda, Portugal y Grecia, se tambalean Italia y España, se dice que Francia quizá pierda su calificación y la Unión Europea es una olla a presión a punto de estallar. Si Europa cae, arrastrará al capitalismo a una debacle que acaso termine en guerra mundial. Todos los Gobiernos están interconectados. Lo que se decide en Atenas o Roma producirá efectos en los otros países.

El miasma ha llegado a las entrañas de Europa, Bruselas y París, cada vez más próxima de perder la máxima calidad crediticia, el BCE no podía mirar hacia otro lado. Tres países intervenidos. Dos Gobiernos democráticos depuestos y sustituidos por tecnócratas. Dos Estados, y de los grandes, en creciente riesgo de bancarrota. Y una gran mayoría de socios del club del euro contagiados por la enfermedad de la deuda.

La UE se ha construido poco a poco y sus arquitectos sabían “a priori”, que cada paso era insuficiente y necesitaban seguir avanzando. No obstante, tenían certeza de que cuando llegase el tiempo de corregir una deficiencia, podrían reunir la voluntad política requerida.

En cambio, esta vez, las perspectivas de una Europa de dos velocidades seguramente socavarán la cohesión política de Europa y, por ende, su capacidad de actuar al unísono cuando así se requiera. Por ello, deben reconocer claramente la necesidad del próximo paso en la integración europea, junto a la aplicación de un mecanismo que redima la crisis de la UE.

Gran parte de la crisis de deuda no fue causada por un excesivo gasto público de los países europeos, sino por el irresponsable e imprudente rescate banquero de 2008. Esta es la antesala de una transformación en la eurozona. Con esta crisis están al borde de tocar fondo, lo cual implica abandonar los modelos de ajuste estructural que no han dado los resultados esperados.

Lo peor que puede suceder es que se de un escenario que implique una fragmentación de la Unión Europea, no sólo en el sentido fiscal o monetario, sino también en el político y económico. El proyecto europeo, dicen los filósofos es “la única utopía razonable que hemos inventado”.

*Diplomático, Jurista y Politólogo.

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