Un país agradecido inmensamente con su ex-presidente, un ex-presidente comprometido a seguir apoyando el desarrollo de su país, una nueva presidente con el compromiso futuro de continuar las políticas sociales de su antecesor, y un país que espera mucho de sus nuevas autoridades para enfrentar los grandes retos que todavía tienen por delante.

Con 18 millones de analfabetos, la octava economía del mundo requiere de cambios urgentes en ciertos rubros de su presupuesto nacional. El compromiso de Dilma Rousseff es darle un giro frontal a esta realidad que nubla los logros económicos de Lula, pues es imposible pensar en un Brasil del primer mundo, con una tasa de analfabetismo descomunal y una brecha social desproporcionada en todos sus matices.

La falta de servicios básicos en una parte importante de la población es otro de los retos, todavía hay 20 millones de brasileros que no conocen lo que es agua potable, ni alcantarillado fluvial o sanitario. Pero estas cifras no sonrojan siquiera a las nuevas autoridades que saben que son muchos los retos, pero que también ellos son capaces de general las riquezas económicas necesarias que les permitan enfrentar con éxitos estos y otros males propios del subdesarrollo en el cual se encuentran gran parte de los sectores sociales del país.

Un aspecto que define la visión de la nueva mandataria, es su política internacional, marcada por un acercamiento más frontal a Venezuela e Irán, pacto que se dejo sentir en la misma toma de posesión del Rousseff, cuando el único país latinoamericano que no fue invitado a la toma de posesión fue Honduras y su presidente Porfirio Lobo.

Esta visión sin sentido de la política internacional, habla en bajos términos de la calidad democrática de un país, pues es impensable observar a un gigante como Brasil, pretender extender su poderoso puño, para aplastar a un país pequeño, pobre y sin recursos como Honduras.

Le deseo el mejor de los éxitos a la nueva presidenta de Brasil, esperando que sigan jugando un papel trascendente en el desarrollo sostenible de los pueblos del continente americano.