Suscríbase | Juegos |
La Jornada
 
inicio archivo envie su opinion aviso del medio    

actualizado 4 de enero 2011

Expectativas y retos para Rousseff
Ya sea que su intención como presidenta de Brasil sea combatir la pobreza de las favelas
Por Ignacio Pareja Amador

El sábado pasado tomó posesión la primer mujer presidenta en la historia de Brasil, Dilma Rousseff. A la ceremonia asistieron distintos Presidentes y altos mandos de los gobiernos del mundo y no era para menos, ya que Rousseff es un ejemplo de perseverancia y buenas relaciones, pues fue gracias al apoyo de su predecesor Luiz Inácio Lula da Silva que logró obtener el 56.01% de los votos del electorado, sin duda, a esta economista que no había estado antes en un concurso electoral, la popularidad de Lula le alcanzó para ganar la elección.

Lula, como el principal operador de la continuidad del Partido de los Trabajadores (PT) le hereda a Dilma un país con buenas estadísticas: Brasil cuenta con una población aproximada de 201 millones de habitantes, es el quinto país más poblado a nivel mundial. Para 2009 tenía un PIB de 2.01 billones de dólares, que lo ubican como el noveno país más rico del mundo. Su ingreso per capita es de apenas $10,100 dólares, sin embargo de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional en el último quinquenio Brasil mantuvo un crecimiento económico por encima del 4.5% (con excepción de 2009 donde tuvo un decremento de 0.2%, uno de los más regulares en ese año de crisis) y se pronostica que en los próximos cinco años será en promedio de 4.1%.

Sin embargo, todo estadista sabe que estos datos revelan una realidad general, que no precisa la condición individual en la que viven los habitantes de cualquier nación. La nueva presidenta de Brasil tendrá que superar importantes retos como la lucha contra la pobreza que afecta al 26% de la población, alrededor de 50 millones de personas. Tendrá que emplear esfuerzos por erradicar a los grupos delictivos que operan en las favelas, donde sólo con políticas públicas dirigidas a la educación, salud (Brasil es el segundo mayor consumidor de cocaína a nivel mundial) e infraestructura podrá detener la cadena de reproducción de la miseria que se vive en estos espacios sin ley.

Deberá dirigir la Política exterior, la cual se ha caracterizado por ser extrovertida, donde habrá que lidiar por lo menos con la organización del Mundial de futbol en 2014, con el último año de la participación del país en el Consejo de Seguridad de la ONU (2011), y además con sus relaciones con Irán o incluso con Palestina ya que será Brasil el primer país del Hemisferio en tener una embajada de esta entidad; de aquel pueblo que no cuenta con reconocimiento internacional, pero que ha luchado por proclamar su Estado en tierra Santa, territorio que comparte con Israel. Seguramente este objetivo no sólo guarda un elemento de buena imagen a nivel internacional, sino que demuestra la independencia del país más grande de Latinoamérica con respecto a las potencias mundiales, las cuales no brindan la condición de reconocimiento a Palestina.

La nueva presidenta llega con una condición especial, podemos decir que es un caso contrario a lo que vivimos en la elección de Barack Obama, quien llegó con amplios ánimos, pero con retos más grandes que las capacidades que su propio gobierno en el contexto actual de la vida política de EE.UU. Sin embargo Dilma no tiene intenciones de superar a su predecesor, sino que buscará continuar al pie de la letra su Programa de Gobierno, el cual le dio tanta popularidad a Lula, pero sobre todo ayudó a que el país creciera económicamente, avanzará en materia de biocombustibles y expandiera sus intereses a otros continentes, ejerciendo de manera sobresaliente su condición de potencia emergente.

Algunos analistas han señalado que otra tarea fundamental para Rousseff será mantener en el poder al PT, con miras a que Lula pueda volver a la presidencia. Sin embargo, aquellas son especulaciones, pero no están mal fundamentadas ya que Luiz Inácio terminó su periodo con un alto grado de aprobación (78%), lo cual lo coloca como un líder político, aunque no sea él quien detente el poder de jure.

Ya sea que su intención como presidenta de Brasil sea combatir la pobreza de las favelas, disminuir las brechas entre ricos y pobres o incluso guardarle la presidencia cuatro años a Lula, no cabe ninguna duda de que Rousseff tiene enormes retos que vencer. No sólo debe mantener aquella línea de acción que llevó al país de la samba a tener una dinámica política exterior, basada en el liderazgo de la región y sus procesos de integración (MERCOSUR, Comunidad Sudamericana de Naciones), sino que además debe ampliar y profundizar en los temas de conjunción que tiene Brasil con otras potencias emergentes como Rusia, India y China, esperamos con ansia poder ver los resultados de su gobierno.

Comentarios
AVISO: La Jornada no puede publicar todas las colaboraciones que se reciben. Las que contengan expresiones ofensivas, reproches de delito, datos errados, o que sean anónimas, no serán puestas en línea. Los aportes atribuidos u opiniones puestas en línea, no representan el perfil ni el pensar del diario, ni de sus anunciantes.
 
publicidad
Inicio | Opinión | Directorio | Agenda | Revista | Video | Galeria | Juegos | SMS`s | Encuestas | Archivo
Widgets | Grupos de Sicoterapia de la Línea del Dr. Ayala | Suscríbase | Mapa del Sitio
Sobre nosotros | Contáctenos | Reconocimientos | Staff | Servicios | Publicidad