Cuando hablamos o leemos algo que se relaciona con la aviación, una de las primeras cosas que pensamos o imaginamos es el viaje a algún país o zona. En ningún momento pensamos en todos los requisitos, resoluciones o reglas que existen para poder brindarles un viaje seguro a las personas.
Pues es esa la función de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), organización que establece normas de seguridad del transporte aéreo internacional instauradas por el Convenio de Chicago con vigencia desde el 04 de marzo de 1947.
Taiwán que ocupa un lugar privilegiado por ser un país que conecta con muchas naciones en Asia, Europa o América; que posee 12 rutas aéreas internacionales y 4 nacionales. No forma parte de esta organización, desde que fue excluido en el año 1971, hace cuatro décadas ya. Este enorme impedimento provoca que la Administración de Aeronáutica Civil del Ministerio de Transportes y Comunicaciones de Taiwán (AAC) tenga poco tiempo para hacer ajustes antes de que las nuevas reglas entren en vigencia, lo cual a menudo significa retrasos, aunque no por ello represente inseguridad, sino mas bien representa un reto para cumplir con los estandarte que rigen la OACI.
Es necesario recordar que desde el año 2009, el Aeropuerto Internacional de Taoyuan de Taiwán fue clasificado por el Consejo Internacional de Aeropuertos como el 8° y 18° aeropuerto más grande en volumen de carga internacional y cantidad de pasajeros internacionales respectivamente. Sin embargo, este importante dato y reconocimiento no ha servido para que se modifique aún la exclusión de Taiwán de la OACI.
Cuando la OACI realiza cambios para garantizar y mejorar los sistemas de seguridad de la aviación internacional y brindar una mayor protección aérea ante una amenaza ya sea natural o de carácter terrorista, y estas no pueden ser implementadas por los países excluidos, entonces cualquier nación por mas que se esfuerce en brindar una seguridad aérea competente se verá afectada.
Por tanto, la OACI debería invitar a Taiwán a participar en sus reuniones y actividades en calidad de observador. Ello permitiría y además aseguraría que las medidas de seguridad aérea fueran uniformes en todo el mundo, logrando una mayor seguridad para los pasajeros y para el comercio mundial.