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actualizado 9 de sept. 2011
El recuerdo del Golpe Militar
El golpe se percibió de dos maneras
Por Ignacio Pareja Amador
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Este mes que comienza ha sido uno de los más importantes y dinámicos en materia de acontecimientos que han sido el punto de inflexión para el rumbo que han tomado, tanto las políticas mundiales, como las políticas de algunos países.
Un ejemplo de un hecho nacional que ha repercutido en las políticas hemisféricas ocurrió aquí, en América Latina. Hasta antes del 11 de septiembre de 1973 no se había pensado que un país con gobierno de corte socialista, sería el primero en recibir un Modelo experimental de la mano de Milton Friedman, el cual venía a promover un cambio; una transformación del Modelo de Estado de Bienestar keynesiano, o el de sustitución de importaciones, por uno que más tarde se denominaría neoliberalismo. Hace casi 38 años que Chile vivió un golpe de Estado, donde la milicia no escatimó en recursos para bombardear “el Palacio de la Moneda” la sede del gobierno electo que estaba por cumplir tres años en el poder y que encabezaba el socialista Salvador Allende.

Durante su primer año de gobierno, Allende dio los primeros pasos de lo que sería su proyecto para el desarrollo. De esta forma nacionalizó los bancos, algunos servicios públicos y las industrias básicas, dentro de las que sobresalen las norteamericanas. Empresas como la Anaconda Mining Copper Company y la Kennecott Copper Co. (explotadoras del cobre) y ITT (International Telephone and Telegraph) ahora AT&T fueron nacionalizadas. El 11 de septiembre de 1973, a una semana de la celebración del aniversario de la llegada de Allende a la presidencia, las fuerzas armadas comenzaron sus operaciones para efectuar el golpe militar.

El presidente, con el objetivo de dar conciencia al pueblo chileno de los hechos, se comunicó mediante una de las pocas estaciones de radio pública que quedaban en pie diciendo: “Estoy dispuesto a resistir por todos los medios, incluso al precio de mi propia vida, de modo que esto servirá como una lección en la historia ignominiosa de aquellos que tienen la fuerza, mas no la razón”.
El golpe se efectuó con éxito, no hubo resistencia alguna más que la del propio presidente y un puñado de colaboradores. En pocas horas Chile dio un giro de 180 grados, el futuro sería el único testigo de los cambios consecuencia del nuevo régimen. Queda por demás mencionar las persecuciones, las desapariciones, la tortura; todos los horrores que desencadenan las guerras por las ideologías. Chile ya no sería el mismo.

Desde el exterior, el golpe se percibió de dos maneras. Hubo quien aplaudió la caída de Allende, quien lastimaba los intereses de las trasnacionales norteamericanas. Esta por demás mencionar la posición de las dictaduras latinoamericanas hacia el golpe de Estado como la argentina o la brasileña, las cuales eran típicos baluartes del intervencionismo político y económico estadunidense en América Latina en contra del comunismo. Otros países como México desconocieron el régimen militar y brindaron asilo político a los chilenos sospechosos de ser comunistas o de izquierda.

El golpe militar fue el acontecimiento que delineó los cambios en la vida política, económica y social del Chile contemporáneo. En lo político se puede resaltar el abandono total de las prácticas democráticas y la intolerancia partidaria durante los años del régimen. En lo económico la instauración de un modelo de libre mercado, donde la participación del sector privado sería preponderante y los capitales internacionales se concebirían como el motor para el crecimiento económico. En lo social se observa la perdida de las libertades civiles por parte de la sociedad en general. El pueblo chileno, que vivió por diecisiete años esta dictadura, asume las consecuencias de los vertiginosos acontecimientos, son ellos quienes guardan la memoria histórica de su país y por ello los únicos capaces para evaluar moralmente los hechos.

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