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actualizado 10 de abril 2012
¿Puede la economía de Cuba afrontar una nueva sequía?
Las escasas lluvias mantienen a gran parte de la población cubana alejadas de este vital recurso
Por Maximiliano Sbarbi Osuna
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La falta de lluvias impide que las represas se llenen y el abastecimiento de agua se dificulte. El gobierno cubano ya está adoptando medidas de emergencia. ¿Qué sucederá si la sequía se profundiza? ¿Deberán pagar los cubanos por el agua que consumen?

Mientras la delegación de Cuba en el VI Foro Mundial del Agua celebrado en marzo en Marsella exigía un acceso universal al agua, para evitar que esté regido por “despiadadas leyes del mercado y la especulación”, irónicamente las escasas lluvias mantienen a gran parte de la población cubana alejadas de este vital recurso.

Los huracanes y las sequías son los principales desajustes climáticos que sufre la isla, pero esta última es la que afecta tanto a las zonas rurales como a las principales ciudades: La Habana y Santiago de Cuba.

La inexistencia de grandes ríos provoca que las lluvias sean las encargadas de abastecer el agua. La estación seca suele presentarse entre noviembre y abril, pero este año ha sido más árida aun.

Los embalses almacenan el 60% del agua que consumen los cubanos, mientras que el resto se extrae de los depósitos subterráneos, que llegan a los 3.000 millones de metros cúbicos.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, desde la revolución de 1959 la capacidad de almacenamiento de agua se multiplicó notablemente, dado que pasó de 48 millones de metros cúbicos hasta casi 9.000 millones de metros cúbicos actuales.

Pese a esas obras de ingeniería, el cambio climático vuelve a golpear a Cuba con importantes sequías.

Según informes del gobierno cubano, el acceso al agua potable llega a 10,7 millones de los 11,2 millones de habitantes del país, mediante acueductos, bombas y camiones cisterna.

Planes de emergencia

Marzo fue uno de los peores meses en comparación con las precipitaciones de años anteriores, ya que sólo llovió el 70% del promedio para esta época.

También, la producción de arroz se vio perjudicada, ya que la mayor represa de Cuba, el embalse Zaza presenta una gran carencia de agua.

Ante la alerta de desabastecimiento, el gobierno está volviendo a implementar las técnicas que utilizó en el llamado “período especial”, cuando además del bloqueo, la Unión Soviética se había derrumbado.

El principal desafío es llevar agua a través de zonas montañosas con un buen caudal. Para ello se necesitan obras de ingeniería, que ya comenzaron a implementarse, pero que darán sus frutos a largo plazo.

La costosa estrategia abarca la construcción de nuevos diques, canales para el riego, tuberías y unos 80 kilómetros de túneles que atraviesen las montañas.

El Instituto de Recursos Hidráulicos calcula que el programa beneficiará a unas nueve provincias, principalmente las que están de la región oriental, que posee deficitarias reservas de aguas subterráneas.

Además, el gobierno comenzó a concientizar a la población sobre el ahorro de agua, tanto para el consumo humano como para el ganado.

Medidas impopulares

La aridez de los suelos y las escasas lluvias son los principales problemas de la falta de agua. Sin embargo, la falta de mantenimiento de algunos diques y redes de distribución también genera el desabastecimiento.

El Instituto de Recursos Hidráulicos reconoció que casi la mitad del agua bombeada hacia La Habana no logra llegar a su destino por rupturas en las cañerías, por lo que se deben emplear insumos extra para no derrocharla, como por ejemplo más camiones y obras de reparación provisorias.

El bloqueo al que está impuesta Cuba también agrava la situación económica, que se encuentra en pleno cambio, ya que el presidente Raúl Castro autorizó meses atrás la apertura hacia un incipiente sector privado, dado que el Estado debe reducirse por falta recursos.

Asimismo, el gobierno estudia nuevas medidas que afectarán a las economías domésticas, como la posible regulación obligatoria del consumo de agua y la medición y cobro del gasto, en el mediano plazo, en caso de que la sequía se profundice.

Santiago de Cuba, posee seis embalses, una nueva planta potabilizadora y un nuevo acueducto, luego de décadas de problemas en la distribución de agua por causa de los daños en la infraestructura.

Aunque la sequía de 2005 fue mucho más profunda, el gobierno ya tomó varias medidas para modernizar las redes de distribución y aprovechar al máximo los embalses, pero al cambio climático se suma el aumento de la población y por ende el de las cabezas de ganado y la producción agrícola, que requieren de más agua.

El gobierno intenta solucionar el problema del desabastecimiento antes de que la sequía avance, ya que un impuesto al consumo sería letal para la economía de la población cubana.

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