Ambos países africanos interrumpieron sus gobiernos democráticos mediante golpes militares. En Malí, la OTAN apoyó a la junta para combatir a los rebeldes Tuareg y Al Qaeda, en cambio en Guinea Bissau, los militares y los políticos están implicados en el tráfico de drogas.
El bloque de países de África Occidental (ECOWAS) decidió enviar a Malí unos tres mil soldados para garantizar la seguridad, luego de que la junta golpista haya entregado el poder a un gobierno provisional.
Dentro de ese gobierno, se encuentran ministros afines a los golpistas, por lo que el escenario político sigue siendo dominado por los militares.
El 22 de marzo pasado los militares depusieron al presidente constitucional Amadou Toumani Touré.
La rebelión de los Tuareg en el norte del país, en la región llamada Azawad coincidió con la expansión de Al Qaeda en esta zona de África denominada Sahel.
Ambos grupos tienen tomadas importantes ciudades de Malí, como por ejemplo Tombuctú y disponen de parte del arsenal de armas que tenía Gadafi y que con la agresión miliar en Libia cayó gran parte en el mercado negro a través del desierto.
El papel de la OTAN
Por su parte, la OTAN percibe la rebelión de los Tuareg y de Al Qaeda como una amenaza a la supremacía militar, a la extracción de oro y uranio y a la exploración de hidrocarburos en Malí.
Por eso, las buenas relaciones entre los militares y la OTAN derivaron en el derrocamiento del primer presidente constitucional de Malí, que fue depuesto por la supuesta debilidad que mantenía al negociar con los rebeldes.
La situación en Guinea Bissau
En la ex colonia portuguesa, los militares se sublevaron contra el presidente por los acuerdos que mantenía con Angola, que disponía de 200 soldados en territorio guineano.
La situación es diferente a la de Malí, ya que Guinea Bissau se ha transformado en un narcoestado cooptado por traficantes sudamericanos, que utilizan este territorio africano como escala para enviar la droga a Europa.
El poder del narcotráfico ha llegado a penetrar en las instituciones políticas, policiales y militares.
El golpe de Estado se llevó a cabo el pasado 12 de abril, dos semanas antes de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.