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actualizado 24 de octubre. 2011
Contrastar-comparar
Es propio de los gobiernos y regímenes totalitarios y eso lo presiente el pueblo
Por Nelson Maica C.
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¿Contrastar? Resistir, hacer frente. Mostrar notable diferencia o condiciones opuestas a dos cosas. Acción y efecto de contrastar.

¿Comparar? Examinar dos o más objetos para descubrir sus relaciones, diferencias o semejanzas. Comparación: Acción y efecto de comparar. Comparativo, va: Que compara o sirve para comparar.

¿Quiénes los actores? Dos, por ahora: la población, el pueblo, por una parte y, por la otra, el gobierno. Más directo, dos candidatos, el de la libertad y la democracia y el del totalitarismo y el comunismo.

Según el único vocero del totalitarismo comunista por más de 13 años, podremos apuntalar que las líneas de “su” gobierno sobresalientes son las siguientes:

1. Único jefe con un pequeño anillo de la gente de confianza. Circulo vicioso. Centro de dirección.
2. Crear polos de desarrollo
3. Articular unión militar y civil
4. Fortalecer las FA
5. Diversificar las relaciones internacionales
6. Luchar contra la pobreza
7. Luchar contra la corrupción
8. Controlar los medios de comunicación
9. Crear la policía anticorrupción

Eso contrasta, por decir lo menos, con los sentimientos y aspiraciones populares, con las legítimas aspiraciones de la población, tales como se manifiestan casi todos los días y que podríamos atrapar en las siguientes:

1. Tener suficiente dinero para satisfacer necesidades
2. Tener transporte apropiado en todo el país y para toda necesidad
3. Seguridad Social
4. Atención hospitalaria integral
5. Seguridad física
6. Vestirse bien
7. Educación para obtener buenos trabajos y bien remunerados
8. Suficiente agua, luz, aseo urbano
9. Acceso al deporte y espectáculos
10. Actitud social segura
11. Decidir libremente quiénes son sus lideres

Pero, por si fuera poco, el comisario político de los castro, violando casi todo el ordenamiento legal del país, empezando por su, en tiempo pasado, querida y apreciada y mentada “bicha”, “la bicha”, e irrespetando todas las instituciones de la Nación, y, sin resistencia efectiva alguna, decidió llevar a este pueblo, mediante la coacción, la represión, el terror y el crimen, nada menos y nada mas que al ya, históricamente fracasado, socialismo comunismo totalitario, tal como se lo ordenaron desde la isla cautiverio, lo cual se expresa, ahora, en:

1. Gran desorden social
2. Pésimo inversionista. Invirtió al voleo, arbitrariamente, porque se le ocurrió.
3. Escasez en todo
4. Desempleo. Solo el gobierno emplea.
5. Trasmite al pueblo falsas informaciones y estimula el comportamiento irresponsable
6. Estimula y provoca la corrupción.
7. Provoca en la población una reacción de desobediencia en todo.
8. Surge, como consecuencia de lo anterior, una economía irregular.
9. Gran retraso social.
10. Prostituyo la ley y la justicia.
11. Estimula la perversión moral.
12. Pretende convertirse en el opio del pueblo.

¿Cuál será el resultado de tamaña atrocidad? Sin profundos, detenidos y voluminosos análisis, podemos llegar al siguiente resumen: El comunismo socialismo totalitario fidelista del siglo XXI todavía trata de implantar en Venezuela una catástrofe peor que la de Cuba:

1. En lo moral: corrompe los principios morales.
2. En lo político: vuelta al totalitarismo, destruyendo la libertad y la responsabilidad individual.
3. En lo económico: impide la libre producción de bienes y servicios en abundancia y su distribución y comercialización.
4. En lo cultural: dificulta la creatividad, imposibilitando el desarrollo y el aprendizaje.
5. En lo científico: es un error intelectual.

El comunismo socialismo totalitario rojito es antihumano, antisocial. Usa la represión, el terror y el crimen para imponerse. Le impide al hombre desarrollar su capacidad para actuar, para crear. Le impide al hombre su plena libertad y le pisotea sus derechos humanos.

Debemos, al despertar, preguntarnos: ¿Qué estoy haciendo y voy a hacer hoy y cada día para impedir la implantación del comunismo en mi país?

Este rojo grita y apela al principio de autodeterminación y no injerencia. ¿No es contradictorio reivindicar el derecho a la influencia y condenar la injerencia? Caso Merco Sur, por ejemplo. No propone, se impone. Lo cual es condenable y repudiable. Alguien, no recuerdo quien, dijo: “ya no creemos en los hombres bestias del bosque, pero hemos descubierto a la bestia en el hombre”. Todos esos acuerdos y compromisos deberán ser revisados por el nuevo gobierno, es lo sensato y eso ya lo entienden los firmantes.

¿Qué quiere hoy una buena parte de este pueblo, además?

a. Igualdad sin que implique identidad.
b. Diferencia sin que degenere en superioridad/inferioridad.
c. Las ganancias que nos proporcione tanto el modelo igualitario (principio inquebrantable de la tradición cristiana) como el modelo jerárquico (propio de la tradición grecorromana).
d. Encontrar el sentido de lo social sin perder la cualidad de lo individual.
¿Sera posible? ¿Algo y/o mucho de eso está ofreciendo el candidato de la oposición?
Este rojo se ha propuesto detener la sociedad venezolana en el tiempo, tal como lo hizo la Cuba de hoy. ¿Cómo? Veamos algunos de sus propósitos desde el inicio del régimen.

. No usar el dinero, sino el trueque. Controles excesivos e impedir la libre circulación de las monedas extranjeras.
. No usar libros ni escritura. Control total sobre los medios y contenidos. Obstáculos a la libre importación y exportación.
. Impedirle al pueblo expresar de viva voz y por los medios todo cuanto piensa. Posesión y dirección de todos los medios.
. Ser indiferente en el vestido; pero solo el rojo viste muy caro.
. No usar maquinas. Paralización y control de casi todo el parque industrial y agro industrial del país.
. Mantener y tratar a los ciudadanos, al pueblo, a la sociedad, como si ya estuviera en un gueto, en un campo de concentración, en una isla cautiverio.

Pero se olvido de un detalle: el regreso al pasado, hasta el momento, es imposible y ya este pueblo parece que no quiere la moral y/o amoral del “todo vale”. Parece que hemos asimilado un poco las experiencias y sus consecuencias. El deseo rojito de superar el individualismo y retroceder a las sociedades jerárquicas es propio de los gobiernos y regímenes totalitarios y eso lo presiente el pueblo, afortunadamente.

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