BCE no es un banco central
El BCE ha venido imprimiendo dinero, el cual presta a intereses bajísimos a los bancos privados
Por Gustavo Adolfo Vargas
Un banco central imprime dinero, con ello compra deuda pública de su Estado para forzar la disminución de los intereses generados. El Banco Central Europeo (BCE) no es como el de Estados Unidos y Reino Unido.

El BCE está situado contiguo al Bundesbank (banco central alemán), que en la práctica actúa como el gran lobby del capital financiero. Sus políticas favorecen sistemáticamente a la banca privada a costa de los Estados. Ello responde a unas decisiones políticas generadas por una ideología que ha alcanzado el estatus de dogma.

Los Estados en la Eurozona no están protegidos frente a la especulación de los mercados financieros; ello ocurre como resultado de la forma en que diseñaron el euro, cuyo objetivo era favorecer intereses financieros, predominantemente alemanes, que ejercen una notable influencia sobre las instituciones de decisión y gobernanza de la Eurozona.

El BCE ha venido imprimiendo dinero, el cual presta a intereses bajísimos a los bancos privados, quienes compraban con ello la deuda pública de los Estados, debiendo pagar altos intereses del (13% en el caso de Grecia), para lograr conseguir dinero, al no poder obtenerlo del BCE.

Ellos compraban deuda pública, asegurándoles elevadísimos intereses. De ahí que no tuviesen protección alguna frente a la especulación. Surgió el enorme crecimiento de dicha deuda, sobre todo en los países PIGS, suponiendo enormes beneficios de la banca privada y su descomunal crecimiento.

Para pagar esta deuda a los bancos, han estado haciendo recortes del gasto público. El presidente del BCE (Mario Draghi) lo dijo claramente; tiene que terminar con la Europa Social y agregar la necesidad de hacer “reformas estructurales”. Estas están encaminadas a bajar los salarios en el mercado laboral, que el “establishment europeo” continúa exigiendo.

En la práctica, quienes definen los intereses de la deuda pública del BCE son los mercados financieros. El primero utiliza a los segundos para presionar el desmantelamiento de la Europa Social.

Frente a una preocupante situación debido al estallido de la deuda, el BCE interviene comprando deuda pública. Pero lo hace adquiriéndola de la banca privada. Lo que el BCE debería poder hacer es comprar deuda pública directamente a los Estados.

Para ayudar a los Estados a recuperarse, necesitan un gran estímulo económico, basado en el aumento de los salarios y el gasto público, lo contrario a lo que el BCE está proponiendo y presionando.

La disminución salarial y los recortes del gasto público han originado un grave daño. La experiencia ha demostrado el desastre de estas políticas. Hoy casi hay consenso de que las políticas de austeridad han sido contraproducentes.

Sin embargo, hay que entender que el BCE actúa según criterios políticos, no monetarios o económicos. La ortodoxia neoliberal responde a esos mismos criterios y esta es la línea de pensamiento que domina las instituciones de gobernanza del euro.

Según la propia normativa de la Unión Europea, cualquier reestructuración tiene que ir precedida por una auditoría de la deuda pública. En base a este ejercicio, se puede concluir de que, por ejemplo, ciertos componentes de la deuda pueden continuar tal como están y otros no.

Sin embargo, el que hoy sean estas entidades públicas es precisamente porque el sistema bancario privado que se había blindado de dinero con la deuda pública griega estaba ahogando al Estado griego, corriendo el riesgo de que si este colapsara la banca privada saldría muy afectada.

De ahí que las intervenciones públicas quisieran asegurarse de que el sistema no colapsaría y no colapsó. Pero el hecho de que ello no sucediera, se debió a los ingentes sacrificios del pueblo griego.

En el fondo del problema están las causas precitadas: la gran concentración del poder económico y financiero existente en Grecia, y la alianza de esta estructura de poder, lo que Syriza llama los oligarcas, aliada con la casta financiera europea, que ejerce una patológica influencia sobre los Estados.

*Diplomático, Jurista y Politólogo



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