“El altruismo puede salvar el planeta”. Matthieu Ricard
Cuando el altruismo es nuestro estado mental dominante se expresa a sí mismo como benevolencia hacia cualquiera que entre en nuestro campo de atención
Por Mark Tercek
Matthieu no es un extraño para la ciencia. Nació en Francia, donde obtuvo un doctorado en genética. Ha pasado cerca de medio siglo viviendo en los Himalayas, donde fundó Karuna-Shechen, una organización sin fines de lucro que ofrece cuidados en salud, educación y servicios sociales a las poblaciones menos favorecidas de la región. Matthieu es también autor, fotógrafo y traductor.

¿Cuál es su definición de “altruismo”?

Ser altruista significa tener un genuino interés en el bienestar de todos aquellos que están alrededor nuestro y desearles el bien. Además, este deseo debiese ir acompañado por la determinación de actuar en su beneficio. Valorar a los otros es el estado mental crucial que conduce al altruismo.

Cuando el altruismo es nuestro estado mental dominante se expresa a sí mismo como benevolencia hacia cualquiera que entre en nuestro campo de atención y se manifiesta como buena voluntad, sumada a la disposición y deseo de cuidar a los demás. Cuando percibimos que los otros tienen una necesidad acuciante, desarrollamos una preocupación empática. Cuando la necesidad está relacionada con un anhelo de felicidad, el altruismo facilitará la realización de esa aspiración. Cuando la necesidad está relacionada con un sufrimiento, la compasión nos inducirá a remediar el sufrimiento y sus causas.

¿Qué consejo tiene para los ambientalistas sobre cómo ser más altruistas en nuestro trabajo?

La cuestión del medioambiente es una cuestión de altruismo versus egoísmo. Si no nos importa el destino de las futuras generaciones y de millones de otras especies que son nuestros conciudadanos de este mundo, ¡no veremos que hay un problema ambiental!

Que los ambientalistas expliquen que el altruismo es el único concepto que puede reconciliar las necesidades de la economía, la calidad de vida de las personas y el medio ambiente.

Si tenemos una mayor consideración por los otros, vamos a promover una economía del cuidado y la armonía en la sociedad y tratar de remediar las desigualdades. Vamos a hacer lo posible para no transgredir los límites planetarios dentro de los cuales tanto la humanidad como el resto de la biósfera puede seguir prosperando. Necesitamos demostrar el hecho de que estamos todos en el mismo bote -somos interdependientes- y necesitamos mejorar nuestro nivel de cooperación y solidaridad.

Existen empresas, gobiernos y personas que se dedican a actividades dañinas para el medio ambiente. ¿Cómo sugiere que nos relacionemos con ellos de un modo altruista?

Si creemos en el surgimiento de una sociedad más altruista, no deberíamos desanimarnos cuando nos enfrentamos a distintas expresiones del egoísmo. Cuando grupos inescrupulosos hacen de los beneficios monetarios su prioridad absoluta, ignorando las consecuencias perjudiciales de sus actividades sobre la población y toda la biósfera, es legítimo hablar de un egoísmo institucionalizado.

La mejor estrategia es actuar juntos para llevar a cabo un cambio cultural. Las culturas cambian más rápido que los genes. Hoy nadie se atrevería a decir: “La esclavitud no estaba tan mal después de todo” o “¿Por qué no revocamos la decisión de garantizar el derecho a voto de las mujeres?” Hay un punto en el que te das cuenta que ya no puedes apoyar ciertos tipos de comportamiento.

Si hoy le dices a empresarios inescrupulosos, a gente que niega el cambio climático o a ejecutivos desalmados que deben ser compasivos, te responden que pueden ser compasivos a nivel personal pero que ese no es su trabajo. Pero hoy se ha vuelto casi imposible decir, “no me importan las generaciones futuras”, “no me importa la pobreza en medio de la hiper-abundancia” o “no me importa si hay 200 millones de refugiados climáticos en el año 2030”. Debemos ayudar a la gente a darse cuenta que son seres humanos determinados biológicamente para cuidar unos de otros y que ellos podrían traer su humanidad a sus actividades profesionales.

Usted afirma que la ciencia es clara: podemos entrenar nuestras mentes para ser más amables y compasivos

Durante mucho tiempo ha existido un supuesto en psicología, economía y la teoría evolutiva de que el ser humano es egoísta. Pero nuevos descubrimientos científicos han mostrado que el altruismo genuino existe y que se puede extender más allá de nuestros familiares hacia los demás seres humanos.

El entrenamiento en el altruismo y la compasión provoca cambios funcionales y estructurales en el cerebro y puede incluso cambiar la expresión de los genes. Estos estudios también han permitido distinguir las diferencias entre la empatía (la facultad para sintonizar con los sentimientos de los otros), el altruismo (el deseo de que otros puedan ser felices) y la compasión (el deseo de que los otros puedan estar libres de sufrimiento).

Creo que los ambientalistas pueden conseguir más si ponen más énfasis en encontrar un terreno común a través de la colaboración. Algunos piensan que esto es ingenuo.

Es mucho mejor ganar a la gente sacando lo mejor de ellos. Esto puede ser logrado reuniéndose con ellos cada vez que sea posible. Recuerdo que Nelson Mandela decía, reflexionando sobre qué clase de actitud puede servir mejor a una causa medioambiental o política:
“Siempre supe que en lo profundo de cada corazón humano hay piedad y generosidad… la gente aprende a odiar, y si pueden aprender a odiar, pueden también aprender a amar, ya que el amor viene más naturalmente al corazón humano que su opuesto… la bondad es una llama que puede ser escondida pero nunca extinguida”.

Esas palabras no son las de un soñador utópico sino las de alguien que superó el egoísmo institucionalizado de personas que a primera vista no parecían inclinadas a practicar el afecto y la compasión.

¿Cómo podemos aumentar y acelerar nuestros esfuerzos por proteger la naturaleza?

Algo que me sorprende es que nadie cuestiona dedicar tiempo y esfuerzo para aprender a leer y escribir, tocar un instrumento musical, practicar deportes o adquirir capacidades profesionales. ¿Por qué deberíamos asumir que cualidades humanas como benevolencia, atención y equilibrio emocional estarían desarrolladas desde el principio sin que nosotros tuviéramos que hacer algo al respecto?

La clave está en que la gente se dé cuenta que sea lo que sea que haga en la vida, ellos se beneficiarán del pleno desarrollo de sus capacidades humanas más constructivas e íntegras. Una vez que el número de personas que han cultivado estas capacidades altruistas han alcanzado una masa crítica, puede haber un momento crítico en la cultura dominante. La interacción entre el cambio individual y el cambio social está en el corazón de la evolución de la cultura.




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