¿Y si en las elecciones se prescindiera de las encuestas de opinión?
Es sorprendente que Bernie Sanders haya llegado a donde está hoy
Por Amy Goodman y Denis Moynihan
El senador Bernie Sanders ganó las elecciones primarias demócratas de Michigan. Con su victoria, no solo derrotó a Hillary Clinton sino también a todas las empresas encuestadoras. El especialista en estadísticas electorales Nate Silver escribió que la victoria de Sanders en Michigan “pasará a la historia como uno de los peores errores de las encuestas en las elecciones primarias”. Imaginen si tuviéramos una campaña electoral sin encuestas. La energía, la investigación y el dinero tendrían que volcarse a estudiar la trayectoria de los candidatos, ya sea que se trate de empresarios como Donald Trump o políticos como Hillary Clinton y Bernie Sanders. Esto generaría un electorado mejor informado y más participativo.

¿Por qué habría de importar a quién votarán nuestros vecinos o las personas que viven en otra parte del estado? Dejemos que cada persona decida cómo votar no en función de las encuestas, sino en función de las posturas que realmente adoptan los candidatos. Las elecciones primarias, las asambleas electorales y la elección general son las encuestas definitivas. Estas instancias proporcionan los números fiables, los datos irrefutables sobre cómo votaron los ciudadanos, esperemos, bien informados. Entonces, en lugar de especular sobre cómo actuarán votantes imaginarios, los comentaristas políticos podrían hablar basados en la realidad.

Es sorprendente que Bernie Sanders haya llegado a donde está hoy. Analicemos el resumen del informe Tyndall sobre la cobertura de la campaña de 2016. Desde finales de la década de 1980, Andrew Tyndall ha realizado un análisis independiente diario de los principales programas de noticias de la noche en CBS, NBC y ABC. Tyndall señala que, en el año calendario 2015, estas cadenas de noticias produjeron más de 17 horas de información sobre la campaña presidencial, es decir, que la televisión nacional le dedicó a la campaña más de 1.000 minutos de su tiempo de aire. Donald Trump recibió 327 minutos de cobertura, o alrededor de un tercio de toda la cobertura de la campaña, mientras que Bernie Sanders recibió apenas 20 minutos. Por su parte, Hillary Clinton obtuvo 121 minutos de cobertura, seis veces más que Sanders. En un ejemplo sorprendente de cobertura desigual, el programa “ABC World News Tonight” transmitió 81 minutos de noticias sobre Donald Trump, frente a apenas 20 segundos de noticias sobre Bernie Sanders.

Los canales de televisión comerciales tienen también un conflicto de interés inherente. Las campañas de los partidos y los súper PAC gastan cientos de millones de dólares en comprar tiempo publicitario en la televisión para promover a un candidato o tema. Cuanta más información sobre la campaña transmitan las cadenas, menos necesidad sentirán los candidatos de comprar tiempo de publicidad para informar a sus posibles seguidores acerca de sus posiciones. Dado que la televisión sigue siendo la principal fuente de noticias para la mayoría de los estadounidenses, este conflicto de interés representa un gran obstáculo para mantener una población bien informada.

Las elecciones primarias determinan cuáles serán los candidatos de los dos principales partidos. Dejemos de lado, por ahora, que la inexistente cobertura sobre terceros partidos garantiza que sus candidatos, ya sean del Partido Verde o Libertario, por ejemplo, no tengan ninguna injerencia en las elecciones nacionales. La participación en las elecciones primarias de este año ha sido históricamente elevada, pero en términos absolutos, lamentablemente baja. El Pew Research Center informa que, en las 12 primeras elecciones primarias de este año, un 17,3% de electores votó en las elecciones del partido Republicano, frente a un 11,7% de personas que votó en las primarias del partido Demócrata. Según Pew, estas son cifras históricamente elevadas, sin contar las elecciones de 2008, pero extremadamente bajas: más del 82% de los republicanos y más del 88% de los demócratas no votó.

Sin duda, los nuevos impedimentos al voto, como los requisitos de formas específicas de identificación con fotografía, disminuyen la participación. Algunas personas sostienen que gran parte de la nueva legislación electoral fue diseñada específicamente para desalentar la participación de la población pobre y de las minorías étnicas de color en el proceso electoral, y favorecer, de este modo, a los candidatos republicanos. En un gran acto de campaña realizado el martes por la noche en Miami, y antes de enterarse de su victoria en Michigan, Sanders dijo: “Siempre nos va bien cuando la participación de los votantes es elevada, y nos va mal cuando menos gente acude a votar”.

Las cadenas de televisión suelen tener la política de no revelar los datos de las encuestas a boca de urna hasta que se cierra la votación, a fin de no desalentar a los votantes de participar. Las encuestas a boca de urna pueden indicar que un candidato tiene pocos votos o lleva una gran ventaja, y la gente puede sentir que su voto no cambiará el resultado. Se debe extender esta política a todo el proceso electoral.

Necesitamos un enérgico debate en el país acerca de la guerra y la paz, acerca de la creciente desigualdad entre los ricos y el resto de la población, sobre la inmigración, la educación, el encarcelamiento masivo, el racismo y muchos temas más. Y necesitamos un electorado comprometido, darle el poder a cada ciudadano a través de la información y la capacidad de voto. Es lo mínimo que exige la democracia.




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