La Jornada
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ACTUALIZADO: 28 DE SEPTIEMBRE DE 2007
OPINIÓN
Otra vergüenza para Nicaragua
Por Eduardo Fiedler, Médico en Costa Rica

"De nuevo, vergüenza para el pueblo de Nicaragua. Otra vez, Daniel Ortega Saavedra, la moral y honor que tengo, me impide escribir su nombre con mayúsculas y me obliga a hacerlo con minúsculas, porque minúsculo es su pensamiento y personalidad y la ha reflejado ante el foro de las Naciones Unidas.

Debe el pueblo de Nicaragua reconocer que se equivocó crasamente al elegirlo como el representante de un pueblo, por cuanto en la ONU parecía más bien representar  y defender a Cuba, Venezuela e Irán, olvidándose por completo no solamente de la desgracia actual de Nicaragua, de la Costa Atlántica y del 66 % de electores que NO LO ELIGIERON.

Perdió Ortega Saavedra la oportunidad para demostrar que su corriente política, el sandinismo, no es la misma de hace 30 años, sino al contrario, reafirmó que su fondo político es el mismo, en donde el Servicio Militar Obligatorio derramó sangre inocente, en donde los tristemente célebres emuladores cubanos, los comités de defensa sandinista ejercieron con mano de hierro la opresión sobre la libertad de reunión y de pensamiento, en donde la Seguridad del Estado fue peor que la Stasi Alemana Oriental y mejor no mencionar cuántas cosas más que ocurrieron durante su primer gobierno.
 
Con este discurso el señor Ortega Saavedra demostró que NO LE INTERESA el pueblo de Nicaragua y que sus alianzas con gobiernos que NUNCA han aportado nada para el crecimiento económico, político, social, religioso e incluso deportivo le son más importantes que la situación actual y futura de Nicaragua. Mientras la clase política sandinista en este momento aprovecha los pocos ingresos que tiene el gobierno para enriquecerse ilícitamente, este discurso pareciera ser la antesala de una Nueva Piñata.   No me queda más que agregar que el culpable fundamental de esta desgracia es nada más y nada menos que el reo Arnoldo Alemán, que por obtener su libertad vendió políticamente al pueblo de Nicaragua.   Cambió su libertad por un pacto tenebroso, escandaloso y vulgar, enterrando cualquier esperanza al encargarse a dividir a la oposición en estas últimas elecciones.

Ojalá que esta nueva lección haga reflexionar profundamente al pueblo de Nicaragua y que no permita NUNCA MAS, NUNCA MAS, que ningún sandinista llegue al poder.

Espero que Ortega Saavedra y Arnoldo alemán (ambos en minúscula), con este último discurso, demuestren su verdadero nacionalismo, para el Pueblo de Nicaragua, Por el Pueblo de Nicaragua, Con el Pueblo de Nicaragua y no como lo han hecho hasta la fecha, en Contra de Nicaragua.

Un nicaragüense en el exilio que espero mantenerme con vida después de este comentario porque los tentáculos terroristas del sandinismo podrían ejecutarme."

Eduardo Fiedler, médico, orgullosamente nicaragüense.

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