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VOLVER >> ACTUALIZADO: 5 DE SEPTIEMBRE DE 2007

¿Por qué Taiwán no es miembro de la ONU?

Por Shieh Jhy-wey*

La Carta de las Naciones Unidas garantiza el derecho de todos los estados a formar parte de dicha organización. ¿Por qué, entonces, las Naciones Unidas excluyen a una nación como Taiwán, que cumple todos los criterios como Estado definidos en la Convención de Montevideo de 1933, y tiene una mayor población que 80 por ciento de los Estados miembros de la ONU?

Un principio fundamental de las Naciones Unidas es promover la libertad y la democracia. ¿Por qué entonces las Naciones Unidas le dan la espalda a un país como Taiwán, calificado como el país más libre de Asia según el Informe sobre Libertad en el Mundo 2006, de Freedom House? 

Otra meta básica de la ONU es promover el desarrollo económico y social, así como disminuir la pobreza y las enfermedades. ¿Por qué entonces las agencias de la ONU rechazan los abundantes recursos financieros, materiales, y humanos ofrecidos por un país avanzado como Taiwán, calificado entre las primeras 20 naciones en cuanto a su PIB, comercio e inversiones en otros países?

La ONU también se fundó para defender los derechos humanos. La Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que “Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración ... no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona”. ¿Por qué entonces las agencias de la ONU desdeñan los derechos de los 23 millones de habitantes de Taiwán?
 
Aún más, la ONU fue fundada con el fin de prevenir la guerra y promover la paz. ¿Por qué entonces la ONU presta oídos sordos a las súplicas de Taiwán por diálogos y ayuda cuando el Estrecho de Taiwán es visto por la mayoría como uno de los focos de conflicto más peligrosos en el mundo?

La respuesta a todas estas interrogantes es la misma: los gobiernos del mundo, al igual que los funcionarios en las organizaciones internacionales se rinden ante la presión que ejercen los gobernantes de la República Popular China (RPCh), con su creciente poderío económico y militar. Pekín afirma que Taiwán es una provincia de la RPCh y no debe permitírsele formar parte de organizaciones que tienen como requisito ser un Estado. A pesar de que relativamente pocos países han manifestado explícitamente esta declaración, muchos de ellos no se atreven a repudiarla por temor a represalias económicas o de otra índole. El temor de ofender a Pekín también ha penetrado en las funciones de la ONU.

Proclamando una vez más la determinación del pueblo de Taiwán de tomar su legítimo puesto en la ONU y jugar un papel responsable en alcanzar sus elevadas metas, el presidente Chen Shui-bian presentó el 19 de julio una solicitud para ser miembro de la organización al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. En respuesta, la Secretaría de la ONU regresó la solicitud, supuestamente para ir acorde con la “política de una China de las Naciones Unidas”, basada en la Resolución 2758 de la Asamblea General.

Esta acción revela desdén por la Carta de las Naciones Unidas y sus reglamentos de procedimiento, que estipula que el Secretario-General debe enviar automáticamente las solicitudes al Consejo de Seguridad, y , como último paso, a la Asamblea General. Sin embargo, la Secretaría ha coartado los poderes de deliberación y decisión de los Estados miembros.     

La acción de la Secretaría también es desconcertante porque malinterpreta exageradamente tanto la solicitud de Taiwán como la mención de la Resolución 2758. Esta solicitud no representa un reto al derecho del gobierno de la República Popular China de representar a China. Pero tampoco la resolución implica que Taiwán es parte de China.
  
Por estas razones, y para subrayar el hecho de que Taiwán no tiene pretensiones de cuestionar los derechos de gobernar China continental, hemos solicitado que se nos admita a la ONU como Taiwán. Esto sigue un bien establecido precedente de utilizar nombres para la participación dentro de la ONU y otras organizaciones internacionales que sean diferentes de los usados localmente y ya constituidos.

Los pueblos de Taiwán y China continental comparten fuertes lazos culturales y lingüísticos, sus economías se han vuelto muy interdependientes, y los matrimonios entre ciudadanos de ambos lados son muy comunes. Todo esto presenta buenos augurios al desarrollo gradual de una relación mutuamente beneficiosa.     

No obstante, los dos son muy diferentes. Taiwán es una sociedad democrática basada en el respeto por los derechos humanos; mientras que China continental está controlada por un régimen tiránico que no respeta los derechos humanos. Taiwán es una sociedad que ama la paz y no presenta ninguna amenaza a nadie. Sin embargo, Pekín ha instalado mil misiles contra Taiwán y está construyendo una maquinaria de guerra dirigida a subyugarnos y evitar que otros vengan a socorrernos.
 
Taipei está abierto a discusión con cualquier nación en el tema que sea, y especialmente, espera establecer un marco para las interacciones pacíficas entre Taiwán y China continental. Pekín se niega a comunicarse directamente con Taiwán, y obliga a otras naciones y organizaciones a aislar a Taiwán.
 
Este tipo de conducta sólo acabará en desastre. Las naciones más ilustradas deben darse cuenta de esto y apoyar el ingreso de Taiwán en la ONU. Al menos, deben utilizar la ONU como plataforma para facilitar la comunicación con Taiwán con el fin de conservar y fortalecer la paz en el Este Asiático.

*Ministro Oficina de Información del Gobierno de Taiwán
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