LA JORNADA

Gobiernos y bancos centrales, doble rasero indecente

Por Xavier Caño Tamayo
Ante el debate de los Presupuestos Generales del Estado, en España medios informativos hablan de ‘techo de gasto’. En román paladín significa que se dedicará menos dinero a partidas sociales, que la gente necesita para asegurar sus derechos a la sanidad, a la educación, a la protección social… Y en Oviedo hubo el I Encuentro Municipalista contra la deuda ilegítima y los recortes, que reunió a más de 700 concejales, alcaldes y diputados regionales.

Ambos hechos tienen que ver con cuentas públicas, ayudas, deuda, déficit e ingresos. En Oviedo acordaron cuestionar las deudas ilegítimas de los ayuntamientos para poder anularlas y financiar servicios esenciales para la ciudadanía. Porque se va mucho dinero en pagar intereses de deudas ilegítimas. Mientras el gobierno del Partido Popular agobia a municipios y comunidades autónomas exigiendo reducir el déficit.

El acoso gubernamental se concretó con un Plan de Pago a Proveedores de Ayuntamientos y un Fondo de Liquidez Autonómico. Pero no son medios para ayudar a municipios y autonomías. Se beneficia la banca porque, cuando ayuntamientos y autonomías piden préstamos para pagar a creedores o disponer de liquidez, los intereses que les imponen los bancos son 26 veces los que el Banco Central Europeo (BCE) aplica a esos mismos bancos. De que pasta está hecho fiscalmente este gobierno del Partido Popular lo muestra que el ministro de Hacienda Montoro amenazara con medidas punitivas al concejal de Hacienda del Ayuntamiento de Madrid, Carlos Sánchez Mato, por reducir 1.074 millones la deuda municipal de Madrid y aumentar el gasto social casi 27 % con los intereses ahorrados.

Mientras tanto, el BCE dedica grandes sumas a compras de bonos de deuda. Algo que se repite desde el inicio de la llamada crisis. Por supuesto, los principales beneficiados han sido los bancos, pero ahora el BCE da un paso más y compra bonos corporativos, deuda de grandes empresas; de hecho préstamos baratos a las corporaciones.

Aunque no se desvelan oficialmente esas empresas, el Observatorio Corporativo de Europa ha revelado que esas compras de bonos benefician a empresas petroleras, de gas, fabricantes de automóviles, fabricantes de coches de lujo, constructores de autopistas, productores de champán y fabricantes de juegos de azar. Empresas como Shell, Repsol, BMW, Daimler AG, Renault, Fiat y Ferrari, por ejemplo. Incluso Volkswagen, con sus reiteradas falsificaciones de emisión de gases invernadero de sus automóviles. No solo no les multan sino que les prestan.

Otras corporaciones beneficiadas son Estonio Eesti Energia (mina estadounidense de arenas bituminosas, la energía más sucia), Ryanair (infame por su desprecio de derechos laborales), Gas Natural (que corta luz y calefacción cuando la gente se retrasa en el pago), la italiana ENEL (que construye presas en América del Sur que dañarán esas tierras) y Thales, que fabrica misiles. Vistas las empresas favorecidas, el BCE en realidad apoya a empresas que contribuyen al cambio climático.
El Programa de Compras de Valores Corporativos del BCE ya había concedido a corporaciones en cinco meses46.000 millones de euros comprando bonos de deuda. Y comprará 125.000 millones de euros más el próximo año. Suma considerable, inaccesible a las Pymes, por cierto. Porque al BCE no le da la gana.

Mientras tanto, la evasión y elusión de impuestos, que restan necesarios ingresos públicos, campan a sus anchas en España, en Europa. Tras saber que grandes corporaciones (Apple, Google…) han dejado de pagar un montón de dinero de impuestos que deberían, Amancio Ortega, el hombre más rico de España, ha logrado que sus empresas no paguen de 2011 a 2014 en varios países en los que actúan casi seiscientos millones de euros. Gracias a ingeniería financiera contable, según informe de los Verdes del Parlamento Europeo. Zara, por ejemplo, eludió pagar más de 218 millones en España y eso sucede cuando el FMI, inasequible a la razón y a la justicia, pide a España que revise el gasto en Educación y Sanidad; es decir, que recorte esas partidas y, además, que suba los IVA reducidos de productos necesarios. Es el mismo FMI cuyos análisis y medidas durante 30 años agudizaron las crisis en vez de frenarlas. Así lo afirma Olivier Blanchard, que fue economista jefe de la entidad, en el informe “Errores de pronóstico de crecimiento y multiplicadores fiscales” que, si no lo han quitado, está en la web del FMI. Pero ellos, a lo suyo: recortar gastos, rebajar inversiones sociales y subir impuestos indirectos, los más injustos. Impulsando crisis.

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