El tiempo no parece favorecerle al expresidente Lula, pues, tiene tan solo hasta el 20 de febrero para recurrir a la condena de 12 años de prisión por los delitos de corrupción pasiva, lavado de dinero y otros delitos. El ex dirigente sindical, ha hecho hasta lo imposible por ser candidato presidencial y recuperar el poder víctima de las atrocidades de fiscales y jueces coludidos con el gran capital brasileño.
Ha participado ágilmente con diversas maniobras judiciales y motivado a la opinión públicas con testimonios y protestas en todo Brasil para reivindicar sus derechos humanos, políticos y sociales pero la espada de Damócles pende sobre su cabeza, mientras, la élite presiona, amenaza y tiraniza en los medios de comunicación.
“La palabra huir no existe, ha dicho repetidamente Lula. “Soy ciudadano brasileño y tengo orgullo de ser brasileño”.
“Creo que voy a ser candidato porque la verdad prevalecerá” remarcó. La suerte está echada, pues, el Tribunal responderá hasta el 15 de agosto, fecha cuando el plazo a inscripción de candidatos ha expirado.
El dirigente ha contemplado la figura del asilo político presumiblemente en Argelia o países afines ideológicamente.
La condena ha dicho Lula: es una mentira construida por una parte de la élite brasileña compartida por jueces y fiscales. Así, las cosas, la opinión pública está excitada por el final del ” caso Lula”.