Raúl Arévalo y este cronista fuimos al TNRD a ver “Rigoletto”, la obra de ópera de Giuseppe Verdi, en el Tercer Festival Pucciniano y de la ópera Lírica, y lo que compartimos fue algo realmente impresionante por la alta calidad de los artistas, entre estos, el Tenor Laureano Ortega, que le dio vida en las tablas al Duque de Mantua, un oscuro personaje de innumerables vicios. “Rigoletto” es el personaje principal, el bufón de la corte, el padre de Gilda, que lleva en la obra la fuerza dramática y sicológica, impecable actuación del Tenor italiano, Florín Estefan, con muchos años de actuación teatral.
La historia se desarrolla en una fiesta cuando “Rigoletto” descubre con horror que su preciosa hija ha sido seducida por el Duque y a partir de ahí, prepara su venganza para asesinar al Duque, pero se cumple al revés, pues, la que es asesinada es Gilda, su hija, producto de una maldición. Lo irónico es que “Rigoletto” es parte del poder.
La obra “Rigoletto” es crucial en todo el mundo. Posiciona a Verdi y tambien en asuntos de género. Gilda, es engañada por el Duque, haciéndole creer que es un estudiante pobre y la deshonra.
El Coro del TNRD dirigido por Gonzalo Fonseca, tuvo una actuación soberbia, así como la Compañía de Ballet Elving Vanegas. La impecable dirección general de Franco Moretti. Y, la experiencia revitalizada del escenógrafo Donaldo Aguirre, dirección de vestuario, preparador vocal, coreografía, dirección de luces, maquinistas y estilistas.
Lo malo de esa noche: la mala educación de ciertos asistentes al espectáculo que mantuvieron sus celulares encendidos recibiendo llamadas, pese a los ruegos del TNRD. Gente hablando en voz alta y provocando ruidos. Pese a estos, la noche fue espléndida.