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actualizado 22 de agosto 2011
El misterio de las dos madres
Pensar sobre estos dos misterios, es un punto de partida, para dejar de ser esa humanidad banal, egoísta e ingrata
Por Lenin Cardozo
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foto cortesía
La vida de la humanidad es regida por dos grandes misterios, el misterio de las dos madres. No nacimos de una madre, sino de dos madres, de la madre biológica y de la madre Tierra. Alguna vez, esta gran humanidad se habrá preguntado con seriedad ¿De dónde venimos?. ¿Cómo obtuvimos el don de la vida? ¿Nuestra existencia quien la ha hecho posible?. Todo, por la gracia de estos dos grandes misterios. Hemos nacido del útero de una mujer, quien es nuestra madre biológica y salimos de la piel de la madre tierra.

Con que facilidad perdemos la frontera del amor y del respeto, en la diaria relación con nuestras madres. Nuestra madre biológica, es alguien tan cercana, que a veces nos pareciera, que es una hermana, o una amiga, una tía. O simplemente asumimos que es alguien incondicional y que esta ahí, para ayudarnos y punto. Nos hemos dado el lujo, en muchos momentos, de confrontarla, irrespetarla o atropellarla. Incomprensiones y maltratos, es lo que ha recibido de nosotros el cuerpo que nos dio la vida. Ella, quien es el origen de todo y sin su existencia, nada hubiese ocurrido.

En la medida que nos hicimos independiente, progresivamente la vamos sacando de nuestras vidas. La sentenciamos con nuestra indiferencia. Porque ahora tenemos "nuevas responsabilidades" o tenemos que vivir "nuestras vidas". Con que facilidad olvidamos esa parte de nosotros que dependió por mucho tiempo de su protección. ¿Esa es la ley de la vida?, y si es así, ¿Quién escribió esa ley?

Igual ocurre, con la madre Tierra. La madre de nuestras madres. Es el cuerpo donde aparece y se desarrolla nuestra existencia. Es el todo de principio a fin. Ahí nacimos y ahí volvemos al cierre del ciclo. Nunca nos desprendemos de ella, así la obviemos, la agredamos, la contaminemos.

En qué momento paso, no lo sabemos, pero la gran masa de esta humanidad indiferente desconoce su existencia. Hablar de la Tierra, es un simple tema escolar. ¿Quién le reza a la madre Tierra?, ¿Quién le rinde tributos? ¿Tendrán las madres algún minuto diario en nuestros pensamientos?

Pensar sobre estos dos misterios, es un punto de partida, para dejar de ser esa humanidad banal, egoísta e ingrata, en que nos hemos transformado y retomar o descubrir (para muchos), el real significado de poder amar y venerar a nuestras madres. Es encontrarnos con el más puro sentimiento, capaz de darnos la sabiduría para amar al resto de la humanidad y a todas las especies hermanas que tienen los mismos derechos por haber nacido de la misma madre Tierra.

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