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actualizado 31 de agosto 2011
Un repaso histórico al movimiento ambiental venezolano
Los aportes han sido innumerables, desde resaltar la importancia de la conservación de la naturaleza, hasta los diagnósticos ambientales
Por Rafael Peñaloza Montilla | ANCA24
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foto Anca24
A propósito de los 25 años de la organización Azul Ambientalistas el 01 de septiembre de 2011, que se ha convertido en referencia en el Occidente de Venezuela, es apropiado hacer una revisión histórica del movimiento ambiental en este país suramericano.

En Venezuela se puede considerar como organizaciones pioneras en el área ambiental, ecológica o conservacionistas a la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales (1929), la Sociedad de Ciencias Naturales La Salle (1940), la Fundación Phelps (1949) y la Fundación La Salle de Ciencias Naturales. Todas ellas se dedicaron al estudio, investigación y conservación de especies naturales propias de este país. No tenían la intención, en ese momento, de sensibilizar o concientizar a la población de la importancia del medio ambiente en la vida del ser humano.

En las décadas siguientes no cambio mucho el carácter conservacionista y de investigación del movimiento ambiental venezolano, aunque no se debe desmeritar los aportes del mismo hasta ese momento. La importancia que tomaron los parques nacionales en Venezuela fue inculcada por estas organizaciones, gracias a los aportes que dieron para resaltar la importancia de conservar estos espacios naturales. Las organizaciones más resaltantes en esa época fueron la Fundación Científica Los Roques (1963) Audubon de Venezuela (1970) la Sociedad Ecológica-Conservacionista de Aragua (1972) y la Sociedad Conservacionista de Sucre (1975).

Pero todo cambio en la década de los 80’s, ya las acciones de Greenpeace y Amigos de la Tierra estaban repercutiendo en el mundo y las personas veían con mas preocupación la degradación de la naturaleza y lo importante que es tomar acciones al respecto. En Venezuela comienza el activismo ambiental distinto a lo científico-conservacionista, y posa su mirada hacia problemas más cotidianos y que muchos venezolanos viven día a día. En este periodo nacen organizaciones como la Sociedad Amigos del Arbol-SADARBOL (1984), Azul Ambientalistas (1986), Provita (1987) y la Sociedad Científica Amigos del Parque Nacional Henri Pittier (1988).

Ya en la última década del siglo XX y la primera del XXI, la creación de organizaciones ambientales, ecológicas y conservacionistas se dispara exponencialmente. Esta situación es gracias a la madurez del discurso y el agotamiento político-ideológico del Estado Interventor y Benefactor en esta materia. Además que se celebraron en 1992 y 2002 importantes cumbres sobre el medio ambiente que impulso con fuerza la concientización adecuada para organizar a la ciudadanía alrededor del ambiente y el público en general comenzó a exigir medidas ambientales para sus problemas cotidianos. Para estas décadas nacen la Fundación Tierra Viva (1992), el Programa Andes Tropicales (1995), la Fundación Agua Clara (2000), Bioparques (2002), la Fundación La Tortuga (2000) y la Sociedad Venezolana de Derecho Ambiental (2007).

Los aportes han sido innumerables, desde resaltar la importancia de la conservación de la naturaleza, hasta los diagnósticos ambientales de Venezuela, pasando por los significativos aportes en la Educación y Gestión Ambiental, Comunicación Ambiental, Legislación Ambiental, y un largo e incontable etcétera. Pero sin duda los grandes retos del movimiento ambiental venezolano para que afronte los retos que se le presentan son la falta de presupuesto, personal insuficiente para sus labores y la poca cooperación entre las instituciones.

Ojala que en las décadas que vengan se vea un movimiento ambiental venezolano superando estos retos y maximizando sus virtudes y logros. No queda otro camino ante una ciudadanía consciente de su realidad ambiental y un Estado empeñado en basarse en una economía minero-extractiva con énfasis en la explotación del petróleo y de otros recursos naturales no renovables.

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