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La Jornada
 
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actualizado 3 de enero 2011

 
Dilma y Fidel
 
Por Isaac Bigio  
Presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. (foto)

El primero de enero, cuando la mayor isla del Caribe (Cuba) conmemora el 52 aniversario de la revolución que dio paso a la única economía no capitalista de Occidente, en el mayor país latinoamericano (Brasil) se posesiona su primer gobernante que haya pertenecido a una guerrilla castrista.

Dilma Rousseff, quien estuvo presa en 1970-72 acusada de ser una de las líderes de de la Vanguardia Armada Revolucionaria Palmares, se convierte en la primera presidenta mujer en la historia brasilera tras haber arribado a palacio mediante las urnas y no las armas.

Ella, al igual que el presidente uruguayo Pepe Mujica, el vicepresidente boliviano Alvaro García y los partidos gobernantes de Nicaragua (FSLN) y El Salvador (FMLN), llega al poder operando una evolución inversa a la que tuvo su inspirador castrismo.

Cuando a fines de 1958 una serie de huelgas y una fuerte crisis conducen a la caída de la corrupta dictadura cubana de Batista, la relativamente pequeña insurgencia de Fidel saca provecho del vacío generado. Entonces él se proclamaba opuesto al comunismo y partidario de hacer que su isla tenga un sistema constitucional más afín al de EEUU. Sin embargo, los Castro aplican una serie de reformas y nacionalizaciones que les conllevan a un choque con Washington, a buscar convertirse en admiradores de Moscú y luego a transformar a su original movimiento democratizantes en un partido comunista único que acabe imponiendo una economía estatizada y planificada.

Para hacer frente al cerco estadounidense La Habana empieza a promover focos armados a los dos lados del Atlántico. El Ché Guevara primero parte a combatir en Congo y luego acaba siendo derrotado y muerto en Bolivia.

El golpe de 1973 en Chile mostraba la tendencia de esos años de guerra fría en los cuales la Casa Blanca no estaba dispuesta a permitir que ningún país latinoamericano se acercase mucho al gran aliado del Kremlin en el hemisferio.

Cuando en 1979 la guerrilla sandinista triunfa en Nicaragua, los Castro le piden a Ortega que no emule su sistema y que, más bien, acepten el mercado y el multi-partidismo.

Cuando en 1989-91 el bloque soviético se desintegra y los sandinistas pierden electoralmente el gobierno La Habana queda muy aislada. Para hacer frente a ello los Castro se acercan a la Unión Europea, hacen más concesiones al mercado y presionan para que la izquierda latinoamericana se oriente hacia querer ser gobierno mediante vías constitucionales.

En todas partes los Castro piden a la antigua guerrilla que se reinserte en el sistema, aunque en Colombia no logran que ello se de. El modelo a seguir fue el de Venezuela, Bolivia y Ecuador en el cual caudillos nacionalistas buscaban reformas frente a lo que denominaban el neo-liberalismo pero manteniendo e incentivando el mercado.

Ex guerrilleros castristas, como Dilma o Pepe, incluso se ‘moderan’ más que los mandatarios del ALBA, buscando un camino más de corte socialdemócrata.

Dilma, a medida que más se le hace recordar su pasado ateo o subversivo, ella más dice que es católica, que es pro-vida y que solo quiere matrimonios heterosexuales.

Dilma no hará nacionalizaciones tipo ALBA. En vez de querer que Brasil sea una nueva Cuba querrá que Cuba y el ALBA sigan la senda del Brasil. Su estrategia será continuar a la de Lula: hacer que su país sea un puente entre quienes promueven la libre empresa y el populismo de izquierda.

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