TRIPOLI.- Una serie de disparos y ráfagas de armas de fuego se escuchaban este domingo en Trípoli desde el hotel en que se encuentran los periodistas italianos, en la periferia sur de la capital libia, mientras que el viernes pasado la represión causó la muerte de al menos 16 rebeldes y unos 200 heridos.

Ese reporte de víctimas lo dio al enviado de ANSA uno de los rebeldes, cuyo paradero fue localizado después de un largo recorrido por la localidad de Al Zaiwa, 40 kilómetros al oeste de Trípoli, cerca de la frontera con Túnez, y luego de atravesar varios puestos de control.

Ese recorrido fue posible después que el hijo del coronel Muammar Kadafi, Saif al Islam, dio su palabra y se comprometió a mantener una amplia libertad de maniobra a los periodistas extranjeros.

Tras el encuentro con los rebeldes, que realizaron algunos disparos al aire e hicieron temer por la vida del enviado, Idriss Otma Nasser contó que unos 6.000 o 7.000 hombres saldrán a las plazas.

"Saldrán solo los hombres, mientras que las mujeres y niños permanecerán en las casas", explicó la fuente, para luego mostrar las tumbas cavadas en los jardines de la plaza tras la batalla del viernes, cuando murieron un total de 16 rebeldes y resultaron heridos unos 200, dijo.

"En total son 10 tumbas, tres de las cuales están vacías porque las familias prefirieron transferir los cuerpos al cementerio", añadió.

Según Idriss, "todos eran jóvenes, uno de ellos apenas de 12 años" y llamó a esos combatientes "shabab" (jóvenes), un término que recuerda a los militantes islámicos somalíes.

El viernes las fuerzas leales al coronel libio Muammar Kadafi y los opositores al régimen se enfrentaron en la ciudad de Al Zaiwa.

Posteriormente Idriss mostró los orificios en las paredes de los edificios como consecuencia de los impactos de bala, y también las marcas de las explosiones de las granadas, mientras que el suelo seguía cubierto con vidrios y casquillos de pequeños y grueso calibre en medio del cemento de la calle.

"Dispararon también desde los helicópteros", dijo la misma fuente, aunque luego esa versión fue desmentida por el gobierno.

Idriss hizo ver también a dos soldados capturados en el combate, ambos de unos 20 años, aterrorizados y deshidratados, acostados sobre una manta en el piso de una pequeña sala adyacente a una mezquita y cerrada con una puerta de hierro. Ambos rehenes tenían contusiones y heridas en el rostro.

Hamed Fati, de 42 años, otro rebelde, enseñó luego la sucursal de un banco sobre la plaza, que quedó intacta.

"No tocamos nada, no somos ladrones. Tomamos las armas de los cuarteles sólo para defendernos", precisó Fati.

En total, los rebeldes conquistaron 15 tanques, y si bien es difícil imaginar que lo hayan hecho sin la complicidad de los soldados, las fuentes de Trípoli niegan que haya sido así.

Los rebeles desplazaron su comando a un hotel sobre la plaza. Uno de sus "jefes" es un abogado y se llama Abdul.

"Somos libios y no queremos matar a nuestros hermanos, queremos sólo que se vaya Kadafi", destacó Abdul.

Por otra parte, un médico contó al enviado de ANSA que llegaron falsos especialistas desde Trípoli, los cuales identificaron y fotografiaron a todos los heridos.

"Para nosotros se trata de propaganda. Son todos falsos. El ejército podría retomar la ciudad en dos horas, pero el líder dijo que no se debe disparar sobre los civiles", comentó.

Posteriormente, en Harsha y Zurman, dos localidades cercanas, ANSA corroboró que un millar de personas, en su mayoría mujeres y niños, manifestaban su apoyo a Kadafi.

Estas son, en definitiva, las dos caras de la Libia actual, envuelta en una revuelta que va camino a transformarse en una guerra civil.