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actualizado 20 de julio 2011
Suramérica nuclear
América Latina, la única gran zona del planeta que se ha librado de poseer una bomba de destrucción masiva
Por Isaac Bigio
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foto cortesía
LONDRES-Argentina lanzó el 11 de julio en La Rioja su cohete Gradicom II que llega hasta los 100 kilómetros de altura y pronto revelará al Gradicom III, que cuadriplicará dicha distancia. Ésta sería la respuesta argentina al creciente armamentismo del Brasil que ha suscrito un millonario contrato militar con Francia buscando adquirir dos submarinos nucleares.

En la víspera del despegue de ese misil participé en la London School of Economics en un seminario donde se reunieron expertos sobre Brasil de todo el mundo y se discutió la carrera armamentista de dicho gigante y sus efectos en Argentina y la región. Allí platiqué con Matías Spektor, director del centro de relaciones internacionales de la fundación Vargas de Río, quien va a publicar un libro sobre la energía atómica brasileña.

Según él, Brasil está completando Angra 3 y plantea hacer 5 plantas nucleares más en tanto que su capacidad de enriquecimiento de uranio llega hoy al 20%. Él cita a José Alencar (el empresario, ex ministro de defensa 2004-2006 y vicepresidente de Lula en el 2003-10 quien murió el pasado 29 de marzo) que postulaba que un artefacto nuclear puede ser un elemento disuasorio para países con grandes riquezas y que los países que hoy día se sientan en las grandes mesas tienen éstos. El gobierno brasileño rápidamente salió a decir públicamente que el entonces vice-presidente hablaba en carácter personal y no oficial.

Japón y Alemania no tienen bombas nucleares debido al veto internacional sobre los derrotados en la II Guerra Mundial, pero su tecnología atómica les permitiría confeccionar éstas en 6 meses. Todos los 5 miembros permanentes del Consejo de Seguridad (EE.UU., Rusia, China, Francia y Reino Unido) la tienen además de Israel, Pakistán, India y Corea del Norte. Spektor mencionaba la frustración que causó la visita de Obama al Brasil donde él no dijo que apoyaría el ingreso de ese país al Consejo de Seguridad, mientras que a India le aseguró que sí cuando fue a visitarle y ratificó un acuerdo nuclear. EEUU premió a un país como India (que no es miembro de Tratado de No Proliferación), pero fue duro con uno que si es miembro (Irán). Además, el hecho de que EEUU haya concedido un acuerdo nuclear a India sugiere que esa postura a la postre genera beneficios. En contraposición todos aquellos países que fueron presionados para rendir sus armas más letales (como Iraq o Libia) fueron retribuidos con invasiones.

En el seminario Kenneth Maxwell, uno de los principales historiadores expertos en Brasil, argumentaba que si Brasil quisiera tener un arma nuclear los EE.UU. no podían impedírselo (como lo están queriendo hacer con Irán), pero que ese país no necesita de ello y que la razón por la cual Washington se hace de la vista gorda con India es por el temor a China. Si la mitad de los gastos militares de la humanidad la tiene EE.UU., la de Suramérica la detenta el Brasil.

Brasil carece de guerras internas (aunque -según Spektor- en el 2009 en el Estado Río hubo más homicidios que en todo Iraq) y hace 14 décadas no ha librado conflicto militar alguno con ninguno de sus 10 vecinos.

Hay amplia evidencia que apunta en una dirección opuesta a la de tener un arma nuclear, aunque si la carrera armamentista regional se acentúa mucho más no se puede descartar que América Latina dejase de ser, junto con la Antártida, la única gran zona del planeta que se ha librado de poseer una bomba de destrucción masiva.

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