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La Jornada
 
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actualizado 24 de junio 2011

 
Las migraciones de las aves
 
Por Prof. Christian Cazabonne
 
(foto cortesía)

Algunos emigrantes se orientan por rastros claros, tales como ríos, cordilleras o la línea de la costa

Algunas aves son siempre residentes, pero muchas especies emigran, es decir, se trasladan regularmente de una región a otra con los cambios de estación. La mayor parte de las emigraciones se realizan de Norte a Sur o latitudinalmente; las aves se trasladan, dentro de grandes áreas continentales, desde la zonas templadas del Norte y las regiones subárticas, donde hay facilidades para alimentarse y anidar durante los meses cálidos, hacia el Sur en invierno. En el hemisferio Sur tiene también un movimiento semejante, aunque menos acusado, y en sentido contrario, pues allí las estaciones están invertidas. Algunas aves realizan migraciones alternativas, hacia las regiones montañosas en verano volviendo a las llanuras en invierno; ello ocurre en las Montañas Rocosas y en los sistemas de Cascada-Sierra Nevada en el Oeste de Norteamérica.

La mayor parte de las especies emplean rutas fijas para las migraciones y viajan más o menos según un plan, llegan y desaparecen regularmente, “según el calendario”. Algunas aves cuando emigran vuelan cerca del suelo y otras hasta 1.000 o casi 1.500 metros de altura, pero raramente más alto. Aunque algunos individuos pueden volar a una velocidad de 36 a 80 kilómetros por hora, se paran para comer, son adelantados por otros y luego siguen, por ello el “frente de migración” progresa bastante lentamente, en muchas especies unos 40 kilómetros diarios. Muchos emigrantes “siguen al Sol”, como los turistas, y no experimentan nunca los rigores del invierno. Marcando a las aves con anillos numerados en las patas se ha comprobado que muchas vuelan a los lugares que habían ocupado antes. Tanto las áreas de distribución de invierno como las de verano están bien definidas.

Algunos emigrantes se orientan por rastros claros, tales como ríos, cordilleras o la línea de la costa; pero otros pasan por encima del mar o por tierras sin rastros orientadores. Es evidente que las aves están dirigidas por el instinto impreso en su sistema nervioso durante innumerables generaciones. La necesidad de emigrar está parcialmente relacionada con las hormonas de las gónadas.

Muchas especies de pájaros, especialmente casi todas las europeas, ofrecen todos los años emigraciones regulares. Terminada la cría a fines del otoño, se vuelven a reunir las bandadas, que se dirigen hacia el Sur en busca de climas más templados y de alimentos que les permita subsistir.

En algunos casos puede parecer que estas emigraciones se verifican en sentido contrario, y que ciertas especies, los cuervos y las nevatillas por ejemplo, no se encuentran en abundancia sino en la mala estación, mientras que en la primavera emigran al Norte; pero esto, que parece una contradicción, no es sino la confirmación de la regla, pues son precisamente especies del Centro y Norte de Europa las que en su emigración al Sur, durante el invierno, visitan el Sur de Europa. Muchas especies ofrecen también la irregularidad de ser sedentarias en unas regiones y emigradoras en otras; pero esto se explica por la diferencia de climas, pues mientras en unas regiones encuentran todo el año un clima templado y alimentos, en otras las heladas las ahuyentan durante el invierno. El estudio de las emigraciones de las aves no es, sin embargo, tan fácil como puede parecer a primera vista, pues la latitud, la isoterma del punto en que se verifique, el alimento, lo crudo de la estación y mil otras causas influyen poderosamente, modificando la época y la marcha de los emigrantes.

Los pobres pájaros son, de los seres de la naturaleza, los que cuentan con más enemigos, que sin cesar los amenazan y persiguen a cada momento. Las aves de rapiña diurnas y nocturnas son sus adversarios más temibles; pero todos los mamíferos que viven en los árboles, como los monos, los carnívoros de pequeño tamaño, ciertos marsupiales, algunos roedores y las culebras, se alimentan casi exclusivamente de los pájaros y de sus huevos. El hombre, a pesar de lo que poéticamente le admira, no es de los que menos contribuyen a su persecución, pues por tenerlos en cautividad, o por su carne, o por la belleza de sus plumas, o por los daños que hacen en los cultivos, los persigue sin descanso.

Hay varias especies de aves migratorias:

1) Las que pasan la primavera en los países templados y el verano en los países cálidos, son las aves insectívoras: golondrinas, ruiseñores, etc. Los batitúes y los chorlos (chorlitos), emigran desde las márgenes del Plata hasta la bahía de Hudson en Norteamérica. El vuelo lo realizan por lo general en dos o más etapas, recorriendo así unos 18.000 kilómetros.
2) Las aves que van a pasar el invierno en los países templados y vuelven luego a los países fríos, son especies acuáticas y granívoras, como los cisnes, ánsares, etc.
3) Las aves de paso, que sólo atraviesan los países templados por primavera y otoño, pasan el verano en los países fríos y el invierno en los países cálidos, como la cigüeña y la grulla. La mayor parte de las aves poseen una maravillosa facultad de orientación que les permite encontrar fácilmente su nido del año anterior, tales como las golondrinas, la paloma mensajera, etc.

e-mail: prof.cazabonne@hotmail.fr

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