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actualizado 30 de nov. 2011
La Sierra Nevada de Mérida (Venezuela): Su riqueza ambientalista
Salvaguardar la Sierra Nevada es una prueba de eficiente protección del ambiente natural
Por Lenin Cardozo
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foto cortesía
Estructuran la Sierra Nevada las montañas más altas de Los Andes venezolanos. Casi siempre cubierta de nieve. La acordonan cinco picos emblemáticos: el Humboldt, el Bonpland, la Concha, el Toro y el Pico Bolívar (5.004 metros). Situada al sudeste del estado Mérida. Para los habitantes de los pueblos de su entorno ella significa algo más que paisaje, que belleza, que turismo. Hay entre la Sierra y los pobladores de sus aledaños una consubstanciación: ella innegablemente forma parte de su esencia. Su eternidad, su fortaleza, su solidez le trasmite a quienes día a día la contemplan seguridad, serenidad, solidaridad, en fin una identificación existencial. Por ello, en la medida de sus posibilidades, los merideños cuidan su Cordillera. La vigilan, la miman, la aman. Ella es depositaria de su ser.

Constituye la Sierra Nevada un paradigma ético, ecológico, artístico, ontológico. Su altura unida a su belleza retan, invitan, desafían al cuerpo como al espíritu. Si la roca es el ente de la Cordillera - Cordillera genesíaca -, también la mujer, el hombre, quienes se alimentan de los frutos de esa tierra, pues ingieren esa roca, la llevan en sus huesos, en su psiquis. Sumándose a esto el verdor de las selvas del pie de monte, los matices de la mole de las montañas, los picos emblemáticos, el azul o el blanco de la pared del infinito.

Deja esa hermosura su innegable huella en el ánimo de sus habitantes cercanos o lejanos, nativos o foráneos, de su entorno. Cordillera, genesíaca por cuanto en su yacer espacial se procrean sus moradores, estos la llevaran en sus entrañas durante su existencia, mientras dure su peregrinaje por la aventura de los días sobre estas poblaciones.

La Sierra Nevada de Merida

Cuando te contemplan
desde este lado del abismo,
tus hombres, tus mujeres, en ti depositan
la otra mitad de sí mismos,
la sed de permanencia en el silencio inmóvil.
Ellas, ellos, tu mirada saben.
Son tu pequeña, traviesa aventura de existencia,
tu eros, tu risa, tus sueños, irremediablemente fugaces.
Siempre sus ojos a ti retornan.
Conocen de tu invariable, sosegada paz.
Hallan en tu alta extendida silueta el temple,
extraviado acá en la realidad de las horas.
Escarban en sus corazones para buscar el risco,
encuentran sólo el desaliento, el oculto temor.
Caminan presurosos por las calles de tu ciudad,
por las veredas de tus campos,
de soslayo constantemente te atisban
para cerciorarse de tus arriscamiento.
Tú, su única, su esencial verdad significas.
Ante la confusión de los días,
lo firme, lo eterno, la pertenencia ofreces.

Lubio Cardozo, poeta venezolano.

Salvaguardar la Sierra Nevada es una prueba de eficiente protección del ambiente natural. Al cuidar ese espacio de la madre naturaleza también nos cuidamos nosotros. Desde hace algunas décadas la Cordillera de Mérida fue decretada Parque Nacional.

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