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actualizado 5 de sept. 2011
Reflexión
Quiero hablar de Danilo Aguirre en las calles defendiendo como David ante Goliat al pueblo nicaragüense
Por Henry Briceño
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» Danilo Aguirre aún con su corazón lastimado pero henchido de amor sigue amando a Nicaragua y eso tenemos que imitarlo

foto tomada de facebook

 

“Hasta que el cuerpo me diga no, pero mientras tenga fortaleza física y lucidez voy a seguir en mi lucha… A veces tengo la sensación como de haber caminado en círculo, como que las cosas por las que luchamos y murieron miles de nicaragüenses las hemos dejado atrás, pero caminando y caminando, las volvemos a encontrar en el camino, como si marcháramos en círculo”. Danilo Aguirre Solís.

Su pasión-paralela al periodismo- el tango. Gardeliano por excelencia, Periodista por vocación, Abogado de profesión, Constitucionalista en la práctica, humanista ante el dolor. Danilo Aguirre Solís no solo se ha ganado el respeto en el ámbito de la prensa plana, sino en la radiodifusión nacional también ha hecho historia. Danilo no ha sido solo compañero, jefe, sino que hermano, amigo y hasta compresivo llegando al círculo paternal con todos los que hemos escrito alguna nota periodística a su lado.

Al principio se creyó, cuando se rumoró que Danilo se marchaba de el Nuevo Diario, que el retiro era definitivo, no, hoy Danilo aclara que continuara la batalla a través de su “Olimpia” de donde han salido los titulares más impactantes al extremo de ser recogidos por la historia política de Nicaragua.
La lucha de DAS no ha sido solo en la sala de redacción de “Extra”, “Barricada” -”Los enterrados fueron ellos”- cuando aún olía a “Novedades” en el sector de las Palmas en Managua aquel 19 de julio inolvidable de 1979, en la Prensa, “Radio Informaciones” y, por supuesto, fundador y Director de el Nuevo Diario que surge como una opción ante la naciente revolución sandinista en los años ochenta. Lo que ha pasado pasó, es historia y no es el momento de hablar de ello. Quiero hablar de Danilo Aguirre en las calles defendiendo como David ante Goliat al pueblo nicaragüense, al Danilo Aguirre en la Avenida Roosevelt el veinte y dos de enero de mil novecientos sesenta y siete, en el “periodismo de catacumbas” cuando Somoza cerró los espacios informativos, en la fundación clandestina de la Unión de Periodistas de Nicaragua –UPN- en Granada antes que iniciara “la fiesta” final contra la dictadura.

Danilo ante el cuerpo destrozado del Doctor Pedro Joaquín Chamorro que prendió la chispa de la insurrección aquel diez de enero de mil novecientos setenta y ocho. Pese a ese terrible dolor que le provocó la muerte de Pedro Joaquín el ejercicio periodístico a Danilo le permitió titular la caída del Mártir de las libertades públicas en momentos dramáticos que vivía el país. “Mandaron a matarlo”. Inolvidable. Al Danilo de puertas abiertas, jamás se ha encerrado en oficina de prensa alguna, los que le conocen podrán corroborar lo dicho aquí. Danilo es “palmado” porque es honrado. Danilo Aguirre defendiendo a los Sandinistas en las cárceles, llorando en silencio al observar en el diario “Novedades” los cadáveres destrozados de los que abrazaron la idea del General Sandino, Danilo cuyo hijo murió enfrentando a las balas asesinas de la guardia somocista antes del 19 de julio del 79, Danilo cantando tangos, bailando tangos, tomando un trago de ron bajo el Malinche, en el Cedazo, en la casa de Manuel Eugarrios-q.e.p.d- atendido por Janette incomparable esposa de Manuel, donde “el Capi” con los hermanos periodistas.

Danilo el conversador, Danilo el atento receptor al problema laboral y personal, Danilo ante la crisis política ayudándote a asilar al hermano, a cuidar la vida nuestra y la de la familia, Danilo desprendido de lo material, hablo de Danilo el de la Colonia Centroamérica, el que pudo hacerse de una mansión y no lo hizo, el que jamás se guardó el secreto de ser buen periodista, allá vos si no le “agarrantes” algo a Danilo Aguirre Solís. Danilo Aguirre aún con su corazón lastimado pero henchido de amor sigue amando a Nicaragua y eso tenemos que imitarlo. Danilo, recibí mi abrazo, incluso, el de mi difunto padre que jamás olvidó lo que hiciste por él y su hijo en los momentos duros del combate

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