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actualizado 20 de enero 2012
Debemos proteger a los loros, cotorras, guacamayas y pericos
En algunas partes de Venezuela y del mundo se comen a los psitácidos, especialmente en la Guayana Francesa, donde es un plato muy variado y popular
Por Prof. Christian Cazabonne
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foto cortesía
El loro real es el ave psitácida más conocido de Venezuela y el más célebre “hablador” del mundo. Aunque puede confundirse con otros loros por el color verde de su cuerpo y el amarillo en la parte superior de la cabeza; el loro real presenta el detalle exclusivo de unas pequeñas plumas rojas ubicadas en los hombros.

Esta especie vive tanto en los bosques tropicales como en selvas de galería, llanos y áreas semi-xerofíticas cerca del mar. Es frecuente observar, temprano en la mañana, a decenas de parejas volando varios kilómetros para dirigirse hacia los lugares donde abunda el alimento, regresando a sus áreas de descanso al anochecer.

En estado silvestre, los loros reales, y la mayoría de los demás loros, comen semillas y frutas de diversas plantas, sobretodo palmeras, pudiendo en ocasiones, causar daños considerables a los cultivos. En cautiverio se pueden alimentar con naranjas, cambures, mangos y otras frutas; sin embargo, apetecen mucho las semillas de girasol y el maní, como también pan, pero este alimento no es adecuado para su dieta.

El loro real o loro cabeza amarilla, cuyo nombre científico es Amazona ochrocephala, pertenece a la familia de las Psittacidaes y al orden de las Psittaciformes. Tiene el pico robusto, estrecho, de bordes cortantes y con el extremo ganchudo; mandíbula superior móvil sobre el hueso frontal del cráneo; pico con cera blanda, a menudo con plumas; patas adaptadas a coger; dos dedos delante y dos detrás, el dedo posterior externo no reversible; plumaje brillante, verde, azul, amarillo o rojo; muchos son gregarios y con voz fuerte. Su lengua es gruesa y carnosa. Mide 36 centímetros de longitud.
El perico cara sucia. Los pericos y periquitos son los más pequeños entre todos los Psittaciformes y se caracterizan, al igual que las guacamayas, por poseer una cola alargada y puntiaguda.

La especie más común en Venezuela es el perico “cara sucia”, llamado así porque presenta, en los lados de la cabeza y en el pecho, plumas de color marrón amarillento que lo hace parecer, efectivamente, como si tuviera la cara sucia de barro. El resto del cuerpo es verde, más intenso en el dorso y las alas, y se destacan una pequeñas plumas amarillas alrededor de los ojos. Esta coloración es, sin embargo, variable ya que en Venezuela existen, por lo menos, siete subespecies.

Todos los Psittaciformes anidan en huecos de los árboles, prefiriendo las palmeras y construyendo el nido cerca de termiteros y hormigueros. Las hembras ponen, generalmente, unos pocos huevos blancos y redondos que son casi exclusivamente incubados por ellas, aunque los machos siempre se mantienen cerca. No se reproducen en cautiverio como otras especies.

El perico “cara sucia” (Aratinga pertinax) vive a lo largo y ancho de la Venezuela tropical, hasta los 1.600 metros de altitud. Habita en bosques de galería, bosques deciduos, sabanas, manglares, cerca de cultivos y en zonas áridas de la costa. Da gritos agudos y desagradables y se domestica fácilmente, llegando, en muchos casos, a articular algunas palabras.

Por su colorido y por la capacidad de repetir palabras, frases y cantos, muchos psittaciformes son muy requeridos como aves ornamentales y son comunes en las casas de nuestro país. A su periquito, lo que más le importa es estar con usted, encaramado a su espalda, o posado en su mano y recibiendo de vez en cuando alguna cariñosa atención. Si usted no puede atenderlo porque es una persona sumamente ocupada, entonces consígase otro periquito para acompañar al suyo..

Para este animal, la compañía es esencial. Aislado y solitario, podría llegar a morir de tristeza. Además de este hecho que es fundamental, existen otras reflexiones importantes a la hora de decidir adquirir ejemplares de esta inteligente raza de pájaros. Ellos viven entre 12 y 14 años, necesitan un lugar soleado, cercano a las personas pero alejado de las corrientes de aire, pueden ser totalmente silenciosos, necesita dedicación (mínimo media hora diaria), deberá jugar y silbar con él para que no se sienta sólo, tener cuidado con los gatos, prever quien lo cuidará en sus vacaciones, debe proveerle una jaula lo suficientemente amplia como para que pueda dar un pequeño revoloteo y también deberá procurarle asistencia cuando enferme. La alimentación no tiene ningún problema, dado la cantidad de alimentos adecuados que existen en el mercado. Si su periquito se queda sólo, porque ha perdido su compañero y, de momento no puede traer otro, la mejor solución es ponerle un espejo en la jaula. Rápidamente entrará en conversación con la imagen reflejada en él, que a su vez le replicará animadamente. El truco resultará durante unos días, sobre todo si usted le hace un poco de caso adicional.

La legislación venezolana prohibe terminantemente la captura, venta y exportación de todas las especies de aves canoras y de ornato que habitan en el territorio nacional, incluyendo, por supuesto, las guacamayas, los loros y los pericos. Amenazados por el comercio ilegal, PROFAUNA-MARNR pide la colaboración ciudadana para controlar el tráfico de loros y pericos. Mayo es conocido como el mes de las flores, pero pocos saben que también es la época del año en que traficantes inescrupulosos saquean los nidos de aves psitácidas (loros, cotorras, pericos y guacamayas) para robarse los pichones que luego venden ilegalmente. Esta acción compromete seriamente la existencia de estos animales en sus áreas de origen. Esta depredación a nuestra fauna silvestre tiene su origen en la tradición venezolana de tener en casa como mascota cualquier especie de estos psitácidos.

De acuerdo a investigaciones realizadas por el biólogo Salvador Boher de PROFAUNA-MARNR, los principales sitios de saqueo de nidos están en los estados Delta Amacuro, Monagas, Lara, Falcón y Yaracuy. Los pichones, que en muchos casos apenas tienen una semana de nacidos, son trasladados clandestinamente a las ciudades de Caracas, Valencia, Maracay y Maracaibo, donde tienen gran demanda. También hay un tráfico de psitácidos hacia las islas antillanas y Guyana, de donde son enviados a los mercados de aves de Europa y Estados Unidos.

Muchos de estos pichones mueren durante su traslado y los que se logran decomisar, son enviados a las estaciones de cuarentena de los parques zoológicos, donde son cuidados hasta que pueden valerse de si mismo, para luego liberarlos en sus lugares de origen. PROFAUNA-MARNR tiene programas de educación ambiental, dirigidos a indígenas y lugareños, para hacerles ver el daño que se causa al saquear los nidos, precisamente cuando estos animales se están reproduciendo.

En algunas partes de Venezuela y del mundo se comen a los psitácidos, especialmente en la Guayana Francesa, donde es un plato muy variado y popular. La familia de los psitácidos está representada en Venezuela por 14 géneros, que agrupan a 45 especies. Poco se conoce sobre ellas, debido a que no han sido estudiadas en profundidad. Su conservación no depende sólo del esfuerzo oficial, sino de la colaboración de todos los venezolanos.

Ya es posible comprar legalmente en Venezuela ejemplares de loros y guacamayas para tenerlas como mascotas, con la garantía de que los animales gozan de buena salud y con la certificación de que no se está poniendo en peligro la existencia de estas especies. Se trata de un proyecto de plan de manejo experimental de poblaciones naturales que lleva adelante el Ministerio del Ambiente y Recursos Naturales Renovables (MARNR) a través de PROFAUNA en la región conocida como El Pantano Oriental, ubicada en los estados Monagas y Delta Amacuro.

Para 1.999 se tiene prevista la extracción de 2.000 individuos de la especie loro guaro (Amazona amazoica), 200 de la guacamaya barriga roja (Ara manilata), 50 de loro real (Amazona archrocephala) y 50 de guacamaya azul amarilla (Ara araruna). Los principales beneficiarios de este aprovechamiento legal son las comunidades rurales en donde se cazan las aves, que se comercializan en el mercado nacional y también se exportan con sus permisos correspondientes, informó la directora general de PROFAUNA, Mirna Quero.

Los principales objetivos de este novedoso proyecto son: disminuir la presión de la caza furtiva sobre estas especies, las cuales generalmente van a parar ilegalmente a países vecinos y de allí a los mercados internacionales, sin ningún beneficio para el país. De esta forma se le da una valoración económica a este recurso y es aprovechado por los habitantes de comunidades rurales, en su mayoría indígenas, quienes tienen en sus manos la parte más importante del proyecto. Con esta actividad se crean nuevas fuentes de empleo y se garantiza que la extracción de la cosecha propuesta se logre manteniendo los niveles óptimos de las poblaciones de las especies antes mencionadas y así se sientan las bases para un plan de manejo permanente supervisado por el MARNR.

El resultado de cinco años de investigaciones de campo y de las múltiples consultas con especialistas en la materia, fue presentado en detalle ante los representantes de la Dirección de Guardería de la Guardia Nacional, del Instituto de Zoología Tropical de la UCV, de la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales y de las organizaciones conservacionistas FUDECI, PROVITA, AUDUBON, FUDENA Y ECONATURA. La posición generalizada fue de aprobación a la propuesta, con la recomendación de que se deben profundizar las investigaciones y que no se descuide el seguimiento a la ejecución del proyecto. El financiamiento de estas investigaciones es asumido por LAGOVEN.

E-mail: prof.cazabonne@hotmail.fr

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