La noticia de que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner padecía cáncer mantuvo en vilo a la sociedad argentina durante once días, hasta que este sábado llegó un tranquilizador diagnóstico final. Las pruebas de laboratorio mostraron que no había células malignas en su tiroides.

El anuncio lo realizó el vocero presidencial, Alfredo Scoccimarro. Él mismo fue quien comunicó a finales de diciembre el primer diagnóstico que señalaba un carcinoma papilar tiroideo. Y la novedad causó un alto impacto a dos semanas del comienzo del segundo mandato de la jefa de Estado, que había logrado un arrollador triunfo en las urnas.

Inmediatamente llegaron muestras espontáneas de solidaridad de la población y de líderes de todo el mundo, especialmente de sus colegas latinoamericanos ya golpeados por el cáncer.

Pero la intervención efectuada este miércoles 4 de enero, en la que se le extirpó toda la glándula tiroides, permitió la realización de un estudio de laboratorio más exhaustivo que cambió el diagnóstico inicial.

El anuncio fue recibido con alivio por la población

Tras permanecer internada tres días en el hospital Austral, a las afueras de Buenos Aires, acompañada por una guardia popular permanente, la mandataria fue dada de alta el sábado por la mañana. Y ahora continúa su recuperación en la residencia presidencial de la localidad de Olivos, adonde llegó en helicóptero.

"Ya desde Olivos, agradecemos a todas las personas, ciudadanos, militantes y personalidades, por las muestras de afecto y preocupación", expresó la presidenta Cristina Kirchner a través de su cuenta de Twitter.

Los médicos informaron de que debido a que no se detectaron células cancerígenas ya no será necesario realizarle un tratamiento con yodo radiactivo, como se había anunciado en un principio.

Varios expertos consideran que la "ausencia" temporal de Cristina Fernández de Kirchner no afectará a la política estatal. El director ejecutivo del Centro Argentino de Estudios Internacionales, Juan Recce, opina que la convalecencia de la presidenta no generará ningún tipo de riesgo para la estabilidad.

Por el momento, es el vicepresidente Amado Boudou quien ejerce temporalmente el cargo ya que la presidenta continúa con su licencia médica. Pero ahora se estima que el periodo de convalecencia será menor a las dos semanas anunciadas en un principio.

Tras la extirpación de la glándula tiroides la presidenta deberá tomar una medicación de reemplazo el resto de su vida, pero se trata de una terapia que no afectará en nada a su actividad. Todo indica entonces que en unos pocos días más podrá regresar al palacio de Gobierno para retomar de lleno las riendas del país.