No resulta fácil abordar el tema, variadas son las respuestas, algunos opinarían que las prácticas resultan poco eficaces y por ello no las dan (solución muy extrema), otros que las mismas corresponden a un modelo de enseñanza en cual el profesor debe actuar reproduciendo experimentos y un guión especialmente diseñado para ciertos aspectos de aprendizaje, como si fuese un científico; pero que hoy día, es otro el escenario, muy diferente al de una ciencia erudita o investigación científica.

Si consideramos la segunda opción coincidiríamos con el Dr. De Boer, 1991 en su obra A History of Ideas in Science Education: Implications for Practice. “Muchos profesores convirtieron el laboratorio en el aula por excelencia para el aprendizaje de la química, considerando que los alumnos sólo podrían comprender las teorías científicas si ellos mismos reproducían los experimentos cruciales; es decir, que los alumnos sólo entenderían los conceptos científicos haciendo de científicos”. Allí diríamos que hay dos categorías de enseñanza entonces la enseñanza teórica y la enseñanza práctica.

Una tercera respuesta podría ser que no hay tiempo... que es lo mismo que decir que hay otras maneras más eficaces de ocupar el tiempo en la escuela. Pero, recordemos, el problema principal de la enseñanza de las ciencias continúa siendo que los conocimientos científicos se saben decir, pero no se saben aplicar.

Pese a esta situación, autores de renombre internacional en diversas publicaciones científicas han hecho grandes esfuerzos por presentar alternativas por promover la realización de las prácticas de laboratorio, haciendo duras criticas pero estableciendo modelos e innovaciones para enseñar de tal manera que se realicen las transposiciones didácticas para que el aprendizaje científico sea “no superficial”, en la escuela y es estrechamente vinculado al aprendizaje de hechos, procedimientos y actitudes. Puesto que no se debe continuar con el problema que gran parte de los alumnos no saben aplicar los conocimientos de ciencias y “saber y no saber aplicar es no sabe”. Lo importante es tener claro que en la escuela el estudiante no “hace de científico” sino que hace de “científico escolar” siendo estos dos conceptos suficientemente diferentes como para preguntarnos si se puede hacer ciencia en la escuela y, en caso afirmativo, cómo se hace esta «ciencia escolar».