Las acciones bancarias fueron castigadas el viernes duramente en Londres y Estados Unidos, en parte por temor a que la pérdida de 2.000 millones de dólares sufrida por JPMorgan Chase en las últimas seis semanas dentro de una división de activos bursátiles pueda endurecer la actitud de los organismos reguladores de las instituciones financieras.

En Londres, las acciones de Barclays Bank y el Royal Bank of Scotland bajaban más de un 2% y en Nueva York, la bolsa abrió con una pronunciada baja, especialmente en el sector bancario. Las acciones de JPMorgan fueron las más afectadas, con una contracción del 9% en la cotización nocturna de Nueva York tras anunciar el banco que perdió dinero en la división contratadora diseñada para limitar el riesgo corrido por la entidad con su dinero propio.

Los analistas bursátiles británicos dijeron que las acciones bancarias se vieron negativamente afectadas debido principalmente al temor regulador, y no a que hubiese motivos para creer que otros bancos hayan sufrido pérdidas similares. "Conforme a la limitada información disponible, se debe a errores mayúsculos de JPMorgan, así que no hay motivo para creer que las pérdidas específicas pueden repetirse en otros bancos", comentó el analista Ian Gordon, de la firma Investec Securities.

El corredor Jordan Lambert, de la firma londinense Spreadex, dijo que el mercado reaccionó de manera completamente justificada. "Cuando ocurren acontecimientos como este, es aconsejable pasarse por prudente que por atrevido y considerar si se trata de la punta de un iceberg o algo más grande, especialmente teniendo en cuenta la interconexión del sistema bancario".

La pérdida en la contratación de activos bursátiles fue un descrédito para JPMorgan, que superó la crisis financiera del 2008 mucho mejor que sus rivales, gracias a haber evitado arriesgadas inversiones que costaron fortunas a otros bancos. El banco incurrió en la pérdida con un portafolio de complejos instrumentos financieros llamados derivados, en una división de JPMorgan diseñada para controlar el riesgo corrido por la empresa con su propio capital en los mercados financieros. A la postre se tradujo en una apuesta a que subirían esos activos, pero acabaron bajando.

"El portafolio ha sido más arriesgado, más volátil y menos valioso como salvaguardia económica de lo que pensamos", reconoció el director general del banco Jamie Dimon en una rueda de prensa el jueves por la tarde. "Fueron cometidos muchos errores, torpezas y decisiones erróneas". Dimon reconoció que el banco "actuó con excesiva timidez" y agregó que debería haber supervisado más extensamente su departamento de bonos en Londres y otros centros financieros.