El diálogo entre Venezuela y EE.UU.: ¿una novela de largo aliento?
Hay dudas al respecto
RT

Las relaciones entre Caracas y Washington han transitado por tantos vaivenes que la posibilidad de un nuevo acercamiento para limar las viejas rencillas parece diluirse entre el escepticismo y la mera retórica.

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El anuncio de un nuevo diálogo entre Venezuela y EE.UU. revive dudas sobre la posibilidad de que pueda reestablecerse una relación ajada por acusaciones, desconfianza y la sombra del intervencionismo.

El pasado lunes, el presidente Nicolás Maduro dio la primicia de la reunión que surgió al margen de la asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA) entre la canciller Delcy Rodríguez y el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y expresó que está listo "para reponer las relaciones a nivel de embajadores".

Kerry, quien aseguró que la reunión con la diplomática venezolana no fue cálida sino respectuosa, dejó claro que en el marco de la ruta para buscar la distensión abordarán una "agenda más completa" que "ayude a ir más allá de la vieja retórica".

Porque la "vieja retórica" ha sido cáustica. Desde la llegada de la Revolución Bolivariana, encabezada por el presidente Hugo Chávez, la tirante relación de Miraflores y la Casa Blanca puede resumirse en: señalamientos por injerencia hechos por Venezuela respondidos por EE.UU. con más provocaciones. La situación no ha sido distinta durante el gobierno del mandatario Nicolás Maduro.

Novela de largo aliento

"Esta es una especie de novela de largo aliento que hemos vivido, por lo menos, en los últimos 15 años, y, aunque ha tenido unos capítulos interesantes de acercamiento, es una historia que no termina de cuajar", considera el internacionalista Oscar Lloreda en entrevista a RT.

La "novela" empezó, al menos en la esfera pública, desde el golpe de Estado perpetrado contra Chávez en 2002. El intenso lobby de Washington en la OEA para avalar el gobierno dictatorial de Pedro Carmona y la "visita de cortesía" que hizo el embajador de EE.UU. en Caracas al empresario golpista, mientras el líder bolivariano permanecía secuestrado, abrieron una herida incurable.





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