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ACTUALIZADO: 24 DE MARZO DE 2008
 
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ALBA, Nicaragua y la inflación

La combinación de extrema mezquindad con políticas bancarias diseñadas para frenar el ritmo de los retiros indica que ese banco - y probablemente otros en la región centroamericana - es insolvente o está a punto de serlo
POR Toni Solo Texto más grande Texto más pequeño Texto más grande

Unos colegas que trabajan en programas de educación secundaria en Nicaragua, me contaron unas recientes experiencias que tuvieron con su banco. Primero, relataron que les cobró casi 60 dólares para reponer unos estados de cuenta extraviados durante varios meses, ocho páginas en total. Después comentaron que sin previo aviso el banco ha empezado insistir en que sólo las firmas autorizadas pueden retirar efectivo de las cuentas de ahorro, ya no permiten a personas autorizadas a hacerlo. Finalmente, contaron que tuvieron que destruir un resguardo de retiro presentado al banco porque las dos firmas autorizadas se habían escrito con tinta de diferentes colores, uno en azul, otro en negro.

La combinación de extrema mezquindad con políticas bancarias diseñadas para frenar el ritmo de los retiros indica que ese banco - y probablemente otros en la región centroamericana - es insolvente o está a punto de serlo. Uno no tiene que ser economista para detectar el olor de miedo en los sistemas financieros de los países vulnerables a la inflación provocada por el colapso del dólar. La verdad es que cualquier persona sensata que ha observado del desencadenamiento de los sucesos en la región, sabe desde el año 2005, por lo menos, que la sostenibilidad del sistema económico regional se ha enfrentado a problemas muy serios. Sabe también que las oligarquías tradicionales, ciegamente ligadas al sistema político y económico fracasado de los Estados Unidos, no saben cómo resolverlos de forma coherente.

Esto es cierto tanto en lo que respecta a la dependencia del petróleo, como en lo que se refiere a la incapacidad para reducir la pobreza y al aumento de los fenómenos ambientales desastrosos. El gobierno del FSLN y sus aliados en Nicaragua ha sido el primero de América Central en tomar la iniciativa de integrarse al proyecto político y económico de la Alternativa Bolivariana para las Américas, junto con Cuba, Venezuela, Bolivia y ahora otra isla caribeña, Dominica. El Centro de Trámites de las Exportaciones, una entidad gubernamental, ha informado que las exportaciones de Nicaragua crecieron más del 40% en los primeros dos meses de este año en comparación con el mismo período en 2007. Sin embargo, al mismo tiempo, la inflación amenaza con dispararse a más del 20% y quizás hasta el 30% o a niveles aún peores durante 2008.

Curiosamente, cuando se analiza el problema de la inflación, se tiende a ignorar lo más evidente: el colapso del dólar. Un reportaje (1) realizado por Iván Olivares de la revista electrónica Confidencial es típico al respecto. Cita al derechista Eduardo Montealegre y el centro-derechista Mundo Jarquin, quienes opinan que las relativamente altas tendencias inflacionistas en Nicaragua relativo a sus vecinos se explican por los ingresos percibidos por el petróleo venezolano como parte de la iniciativa de Petrocaribe en el marco de ALBA.

Ni Montealegre ni Jarquin reconocen que los problemas de inflación en Nicaragua se deben principalmente a la caída del dólar y al auge consecuente en el petróleo y el precio de alimentos básicos como el maíz y el trigo. Jarquin opina que el deslizamiento oficial del córdoba contra el dólar de 5% al año no tiene un impacto significativo. Pero en enero 2007 comprar un euro costaba 1.29 dólares. Ahora cuesta 1.59. En enero 2007 comprar un dólar costaba 120 yenes. Ahora cuesta 96. La política oficial del Banco Central de Nicaragua de enlazar el córdoba al dólar es muy significativa en ese contexto. ¿Por qué devaluar la moneda nacional por 5% al año por medio de un deslizamiento oficial contra el dólar cuando el dólar está en caída libre?

Es muy probable que dentro de tres o cuatro meses veamos que el colapso del dólar cause una alta inflación generalizada en la región centroamericana y la quiebra de varios bancos que se sumaron con entusiasmo al fraudulento auge especulativo promovido por las grandes firmas financieras de Wall Street. Recientemente el debate sobre si se debe de reconocer o no la parte de la deuda interna de Nicaragua provocada por las maniobras para salvar de la quiebra a varios bancos -que mucha gente considera ilegales- durante el gobierno de Arnoldo Alemán, ha generado mucha tensión en el gobierno del FSLN y sus aliados. Es probable que aquellas diferencias se incrementen si este gobierno tiene que enfrentarse por sí mismo a una situación parecida a lo que pasó con Banic e Interbank, entre otros, en el tiempo de Alemán.

Es precisamente la amenaza de la inflación lo que pone en riesgo la realización exitosa del programa de reducción de pobreza del gobierno en un año que verá elecciones municipales en noviembre. Pero cuando se leen entrevistas recientes con personas críticas hacia el gobierno de Daniel Ortega, el enfoque trivializa la escala de los problemas a que éste se enfrenta y tiende a eludir planteamientos útiles y constructivos. Por ejemplo, Mónica Baltodano sigue como un disco rayado con su hipócrita discurso contra Daniel Ortega, de tal manera que logró dar a Monthly Review (2) un balance del primer año de gobierno de Daniel sin mencionar el problema más fundamental que enfrenta - la inflación.

Mónica Baltodano optó por integrarse en el Movimiento Renovador Sandinista con pleno conocimiento de que ese partido fue bendecido como fuerza política por la embajada gringa y de que el liderazgo del partido apoyaba las mismas políticas neoliberales que los partidos de la derecha. Ahora Baltodano está desesperadamente buscando la forma de poner distancia entre ella y sus colegas del MRS que han estado negociando una posible alianza electoral con Eduardo Montealegre. Es muy tarde para maniobras de ese tipo, porque lo mismo hizo el liderazgo del MRS en junio 2006 en una reunión en Miami antes de las elecciones presidenciales de aquel año. Baltodano no tuvo problemas en aquel entonces. Quedó muda, probablemente porque en aquel entonces se trataba de un jugoso escaño en la Asamblea Nacional.

El destacado sociólogo Oscar Rene Vargas es otro analista crítico que ha logrado en una entrevista reciente (3) evitar hablar del reto más importante a que se enfrenta el gobierno del FSLN y sus aliados en Nicaragua. En contraste con Baltodano Vargas reconoce algunos de los logros del gobierno y también explica que existen diferentes corrientes de pensamiento y opinión dentro del FSLN que afectan el desarrollo de sus políticas y tácticas. Este reconocimiento contradice la constante aseveración de personas como Baltodano de que el FSLN está dominado despiadadamente por Daniel Ortega. Sin embargo, es decepcionante leer a Vargas retomar otros temas - la negociación con Arnoldo Alemán, el papel de Rosario Murillo, la relación con Venezuela y Hugo Chávez - de una manera superficial. Es difícil no detectar el sabor de machismo con respecto al tema del papel de Murillo en el gobierno.

De todas maneras, estas entrevistas son comunes y corrientes en su contenido y su superficialidad. Quizás es algo que está en la naturaleza de las entrevistas. Pero uno termina preguntándose por qué un tema tan fundamental para el éxito o no del programa del gobierno del FSLN y sus aliados como es la inflación y las políticas para controlarlo no se menciona. Y esta ausencia es más notable todavía cuando el colapso del dólar en los últimos meses de 2007 fue mucho más rápido que la gran mayoría de los comentaristas habían esperado. Uno se pregunta cuándo personas como Baltodano, Vargas y la enorme mayoría de escritores tanto a favor como en contra el gobierno de Nicaragua van a empezar a tratar el tema con la seriedad que se merece.

La iniciativa más importante y trascendental del gobierno del FSLN y sus aliados ha sido su integración en el ALBA. El año pasado se inauguró un Banco del ALBA. Este hecho hace posible que Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Dominica avancen más rápidamente en el camino hacia alternativas beneficiosas que costaría mucho más tiempo conseguir por medio del Banco Sur. Allí Brasil atrasará el desarrollo de las ideas y las políticas dirigidas a adelantar iniciativas autónomas porque la elite de Brasil tiene ambiciones hegemónicas en la región y frenará cualquier avance no iniciado por sí misma.

Es posible que en Nicaragua el desarrollo del ámbito financiero del ALBA también tenga su freno. El jefe del Banco Central de Nicaragua, Antenor Rosales, tiende a hablar en términos neoliberales. En la entrevista citada arriba con Iván Olivares, Rosales habla de la voluntad del gobierno de restringir la liquidez si es preciso. Llama la atención que no reconozca claramente que el problema de la inflación en Nicaragua no se debe principalmente a un exceso en la masa de córdobas en circulación, sino a la locura de enlazar la moneda nacional al dólar cuando éste muestra toda la estabilidad de una pluma frente a un huracán. Uno no debe de estar cuestionando cuántos córdobas se necesita para comprar un dólar sino cuál es el valor del córdoba según los bienes y servicios producidos por Nicaragua en un abanico de otras monedas internacionales.

Pablo Davalas ha escrito (4) que Banco Sur podría iniciar una nueva arquitectura financiera que permita a los países de la región liberarse del beso de la muerte del dólar por medio del uso de otra moneda, o quizás una canasta de monedas respecto de la cual las monedas regionales podrían fijarse. Por tener más miembros y también por la influencia de Brasil, Banco Sur se mueve demasiado lento para convertir esta idea en realidad con la rapidez que la coyuntura actual exige. El Banco del ALBA tiene mayores posibilidades de hacerlo a tiempo para ayudar a los países miembros del ALBA enfrentar mejor los problemas causados por el colapso del dólar.

Otra posibilidad es que los países del ALBA den paso a una unidad monetaria parecida al ECU, la unidad monetaria que fue precursora del Euro y que se usaba en la Comunidad Económica Europea para fomentar la integración comercial de sus países miembros. Una unidad monetaria del ALBA podría servir para un propósito similar y también contribuir a la estabilidad financiera que la región necesita. En las circunstancias actuales podría ser un aporte muy útil en la lucha contra la inestabilidad monetaria causado por el fracaso del sistema financiero estadounidense.

Puede que tales ideas no funcionen. Pero no cabe duda de que el régimen de Bush y la administración que sigue - suponiendo que Bush no aproveche un ataque a Irán para suspender las elecciones - van a usar la crisis actual para provocar la mayor inestabilidad posible en los países del ALBA. Es urgente ver qué alternativas factibles podrían servir para frenar los peores efectos de la inflación provocados por la caída del dólar. Sería un retraso para el desarrollo del proyecto del ALBA si su alternativa de comercio justo no logra también desarrollar una arquitectura financiera acorde.

Hay una relación fuerte entre la corrupción intelectual y moral que ha conducido al sistema político y financiero de los Estados Unidos a su fracaso y las actitudes de la mayoría de los críticos del gobierno de FSLN y sus aliados. La oposición en Nicaragua y en la región en general ha comprado la leyenda de la eficacia de los mercados y del "comercio libre" que jamás ha existido y jamás podría existir porque los poderosos siempre aseguran su control sobre las condiciones del comercio. ¿Quién creerá ahora en la eficacia del mercado libre?

La oposición oligárquica y derechista en América Latina sigue una agenda destructiva infantil y narcisista que no se ocupa de los problemas fundamentales de sus países. El actuar del patético régimen de George Bush y su diplomacia gangsteril dirigida por John Negroponte (ya que Condoleezza Rice se ha mostrado completamente incapaz e irrelevante) consiste en buscar cómo destruir la iniciativa del ALBA. Por ese motivo es muy importante deshacerse de la camisa de fuerza que es la dependencia del dólar y diseñar una estrategia financiera conforme al verdadero potencial económico del ALBA.

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