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ACTUALIZADO 1 DE OCTUBRE DE 2008
 
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Otra vez la confusión Estado-Partido

En Nicaragua el ejército y la policía ya lucen contaminados

POR MOISÉS ABSALÓN PASTORA Texto más grande Texto más pequeño Texto más grande

Uno de los tantos largo metrajes propagandísticos de la dictadura de Daniel Ortega en la televisión pone a nuestro flamante Señor Presidente en un indignado plan de reclamo porque según él -nosotros la derecha- en nuestra guerra sucia para evitar que llegara a donde está, decíamos que aquí volvería la guerra, el racionamiento, el servicio militar, las confiscaciones, las turbas, las amenazas, la persecución, las difamaciones  y otros etcéteras que de acuerdo a nuestro pronóstico y vaticinios están sucediendo desde el mismo día en que desgraciadamente volvimos al pasado tenebroso e infame de los 80´s.

En Nicaragua la dictadura en el poder no nos dispara aun con fusiles, quizá lo llegue hacer mas tarde porque el ejército y la policía ya lucen contaminados, pero abre heridas sobre viejas cicatrices que están cultivando odios que se venía diluyendo. En Nicaragua el espectro de la guerra desapareció durante los 16 años que precedieron a ésta dictadura, pero esos discursos estridentes contra Colombia son peligrosos y nadie dude que tras eso viene el llamado al “servicio” para que los jóvenes, igual que en la década perdida, defiendan, ya no a la “Dirección Nacional Ordene” sino a la familia Ortega, que muy distantemente pretende ser émula de la familia Somoza.

De la misma manera hay persecución contra todo crítico que se pueda atravesar en sus afanes de perpetuarse en el poder y si no veamos la película en Eduardo Montealegre a quien cocinan a fuego lento: En Jaime Arellano al que ya deslenguaron y redujeron a una radio desde la cual dispara con balines y no con cañones: A Jaime Chamorro, a pesar que La Prensa, en su guerra visceral contra Arnoldo Alemán, fue útil a los propósitos del orteguismo y hoy lo tienen de juicio en juicio, suerte que comparte por igual Eduardo Enríquez: A Carlos Fernando Chamorro y Sofía Montenegro hoy en el ojo de una novela, que muy al estilo de Lenin Cerna, presagia cárcel pues así lo pinta canal cuatro y sus “muchachos”, donde un trío infernal hace de los conceptos del amor y la reconciliación un emplazamiento contra la dignidad humana que cuidado se les revierte por aquello de que “con la misma vara que mides seréis remedidos”.

Todo esto se hace con recursos ilimitados sobre los cuales se empina la confusión Estado-Partido, una bacteria mortal para descomponer cualquier sociedad porque se convierte en el peor acto de corrupción en el escalafón del aprovechamiento indebido de los recursos de un país y en nuestro caso contra una mayoría ciudadana que perfectamente percibe lo que está sucediendo.

En la Nicaragua de hoy la demagogia gobernante que lanza a la minoría protegida por la prepotencia del poder, contra la mayoría asediada por la persecución institucional, los enormes contrastes son cosa de todos los días cuando por un lado se sobreponen slogan contra el hambre, la pobreza, la usura, el amor y la reconciliación y por otro los derroches neronianos de quienes mantienen a los empleados constantemente movilizados en mítines políticos donde la espera desespera en medio de monumentales despliegues escénicos que cuestan la hasta la última gota de sangre de nuestra pobreza.

Es impresionante observar el descaro de los actuales funcionarios públicos en el desmedido afán por hacer de las instituciones de gobierno una estación de propaganda para su partido. La bandera nacional es aguja invisible en un nido rojo y negro. En las paredes interiores de los edificios cuelgan cuadros del “Che”, Fidel y Hugo Chávez o sino murales que dibujan guerrilleros tras una trinchera, turbas con morteros, pandilleros lanzando pedradas o cosas parecidas que invocan la guerra o la refriega. Mientras eso sucede cualquiera puede tomar una gillette y partir en el aire la tensión que se siente porque otra vez los chivatos se activaron y sus miradas están sobre cualquiera que desde afuera pueda ser sospechoso para lo que ellos llaman los intereses de la revolución, porque si de adentro se trata el liberal o el demócrata a sido simple y llanamente aniquilado.

Por eso ahora que estamos en campaña electoral siento que éste es un momento propicio para que redoblemos esfuerzos en la consecución de los sanos propósitos que perseguimos para rescatar los valores de nuestra democracia. Uno de esos valores, por el cual debemos sentirnos profundamente orgullosos, es que somos totalmente diferentes a ellos y que estamos concientes que la gran mayoría de éste pueblo no desea ser ni la sombra de quienes hoy nos desgobiernan.

El 9 de Noviembre próximo a pesar de esa corrupta confusión Estado-Partido, en la que esperamos no se sume ni el ejército ni la policía, sabremos enviar un primer mensaje sobre el camino que los nicaragüenses queremos andar y aunque mansos -virtud que nos enaltece- sabremos defender con el derecho que legítimamente nos asiste la determinación de ser libres y solamente libres.

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