Reelecciones 
                  En las tres  constituciones izquierdistas que Sudamérica recientemente ha visto (Venezuela,  Ecuador y Bolivia) se introduce la figura de la reelección bajo la premisa que  hay que extender el periodo en el poder de los presidentes populares que están  haciendo cambios.
                  Las revoluciones de  México y Bolivia vetaron la reelección a la que identificaban con el poder de  un autócrata. Cuando en 1964 Víctor Paz Estenssoro volvió a ser electo, ello  produjo un golpe y 18 años de dominio militar en Bolivia. 
                  Sin embargo, Cuba después  de 1959 trajo el concepto del gobernante revolucionario casi vitalicio,  concepto generado por Stalin.
                  Chávez, Correa o Morales  están a medio camino de las revoluciones mexicana y boliviana, y de la cubana.  Son más moderados y constitucionales que dichas 3 revoluciones y proclaman  estar en contra un sistema de partido único y de economía muy estatizada. 
                  Empero, buscan tener a un  presidente más fuerte y que más dure en el cargo. No obstante, los tres  gobernantes ‘socialistas’ andinos han debido limitar sus ambiciones  reeleccionistas: Chávez porque fue derrotado en el referendo constitucional;  Correa para evitar generar muchas olas limitó sus posibilidades a dos mandatos;  y Morales acaba de hacer tal concesión para que se viabilice un referendo  constitucional.
   
  Componenda boliviana 
                  La crisis boliviana ha  bajado temporalmente de intensidad tras un acuerdo entre el gobierno y la  oposición. La mayoría de la derecha parlamentaria ha aceptado ir a un referendo  para el 25 de enero donde se vote a favor de la propuesta de Constitución y  también sobre si debe haber un tope máximo en la tenencia de tierras (de 5 a 10  mil hectáreas). 
                  Esto, a cambio que  Morales ha desmovilizado la gran marcha de más cien mil personas que impulsó, a  que ha renunciado a querer postular a una segunda reelección, a que ha dicho  que en ningún caso se quitarán tierras a los propietarios que antes de la ley  hayan tenido más hectáreas que las que pueden llegar a tener un límite y a que  se permite al Congreso modificar 100 artículos del proyecto de Constitución.
                  Esta transacción ha sido  bien recibida por la UNASUR y por el grueso del espectro político boliviano,  aunque ha generado desavenencias en los dos extremos. Diversos sectores de  izquierda muestran su insatisfacción porque creen que con las muchedumbres en  las calles de La Paz se pudo haber logrado imponer por completo la nueva Constitución  o ir hacia una revolución. Para la derecha dura se trata de demasiadas  concesiones al socialismo, mientras que sectores de ésta pudiesen preferir una  escisión entre tierras bajas y altas o un golpe.
                  David Cameron 
                  LONDRES. - Acabo de tener  una breve reunión con David Cameron. Según las encuestas, él deberá ser el  nuevo primer ministro británico para junio 2010 y por ende quien gobierne al  país durante las Olimpiadas Londres 2012. 
                  En circunstancias en las  cuales la recesión hace que los conservadores estén por perder el poder en  EEUU, se debiliten en Francia y Alemania y retrocedan en América Latina,  Cameron se perfila como el líder que haría que retorne al poder el partido  conservador más antiguo y que más tiempo ha gobernado en el mundo. 
                  Tras que el triunfo de  Blair produjo que los tories cambiasen 5 veces de líder en menos de una década  y que éstos perdieran 3 elecciones generales consecutivas ante los laboristas  (algo sin precedentes en los 330 años que tienen), Cameron logró darle una nueva  imagen a su movimiento. 
                  El centenario partido que  fue un arquitecto del mayor imperio ultramarino de la historia y luego de la  revolución privatizadora global se renovó con un joven cuarentón. El relanzó al  conservadurismo moviéndolo desde la derecha dura hacia un centrismo pro  ecología y pro beneficios a las familias y padres con bebés recién nacidos. 
                  Si en 1979-80 Thatcher inició la ofensiva que demolió  a la URSS y al Estado de beneficios sociales, Cameron podría sentar las bases  de un nuevo conservadurismo más social.