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actualizado 22 de enero 2010
Integración Latinoamericana
Presenciamos una oleada de procesos dispersos
Por Héctor Ygonet Céspedes*

Este domingo 21 de febrero se inicia en México la cumbre extraordinario de países latinoamericanos, donde se buscarán nuevos canales de integración con miras a buscar espacios de discusión y análisis de la realidad regional.

Las naciones de habla hispana tratan de dar un nuevo impulso hacia una realidad que los lleve por causas comunes, en medio de una de las peores divisiones y falta de confianza de todos los tiempos entre sus países asociados. Ecuador particularmente y dicho de la boca de su propio presidente Rafael Correa, en su enlace ciudadano este sábado 20 de febrero, se siente traicionado por la actitud asumida por gobiernos “amigos” como Argentina, Brasil y México, quienes apoyaron una moción para incluir al Ecuador dentro de una lista de países de alto riesgo por sus supuestas falencias en la lucha contra el lavado de dinero.

La decisión de crear un nuevo organismo regional llamado “Organización de Estados Latinoamericanos”, sin la presencia y liderazgo de las dos naciones más desarrolladas y poderosas del continente, como son los Estados Unidos y Canadá, se contrapone a los procesos de integración precedentes como el Alba y UNASUR, quienes no han expresado si actuarían a expensas o al margen del nuevo organismo en caso de ser viable su creación. Tanto el Alba como UNASUR tienen demasiados temas pendientes como para dividir sus esfuerzos en una nueva aventura integracionista, cuando aún no han dado muestras de eficiencia, madures y fortalezas en los asuntos por ellos iniciados.

Presenciamos una oleada de procesos dispersos, que en nada benefician la integración latinoamericana, en momentos que existen serias acusaciones entre varios de sus países integrantes, que aun no tienen respuestas satisfactorias. La verdadera integración no se puede dar en medio de disputas irrenunciables, donde se perciben eventos particulares de bloques que quieren tener influencia sobre el resto de los países asociados.

La diplomacia ecuatoriana debe pedir las aclaraciones necesarias sobre los motivos reales que llevaron a tres países amigos, apoyar semejante manifiesto en contra de los intereses ecuatorianos. No hemos escuchado siquiera un pronunciamiento de los países miembros del ALBA, principales socios políticos del Ecuador, en apoyo a nuestra nación y solidarizándose con nuestros intereses. Ecuador deberá revisar seriamente sus relaciones con este grupo, sino se produce una reacción inmediata que den muestras de buena fe y amistad sincera, pues recordemos la fabula de la mujer del Cesar, que no solo debe ser seria, sino también aparentarlo y demostrarlo, pues no bastan con las palabras, sino que la practica debe hablar el mismo idioma de nuestros mejores deseos.

(*)Consultor en Marketing Político.


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