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actualizado 10 de marzo 2010
Alcemos la voz con oración y ayuno
Lo que buscamos es una vía hacia la ciudadanía
Por Walter Giovanni Monge-Cruz

En asuntos de conciencia, la ley de la mayoría no tiene cabida. La lucha migratoria es un asunto de conciencia y las actuales leyes de inmigración necesitan reforma ¡YA!.

En esta lucha histórica, el cabildeo político, las llamadas telefónicas y las demostraciones públicas en forma de marchas, han constituido el formato político para procurar que se legalice a millones de indocumentados en el país. El resultado lo conocemos: No han surtido el efecto esperado. Necesitamos hacer más.

En un año electoral como este, solo un milagro podrá hacer posible que se efectúe la reforma soñada. Ese milagro que se necesita, puede ser iniciado con la marcha de este próximo 21 de marzo en Washington DC, siempre que, el ondeo de banderas extranjeras y el uso de camisetas del Che Guevara, no sean más prominentes que la exposición de los símbolos patrios estadounidenses. Tomemos muy en cuenta que, lo que buscamos es una vía hacia la ciudadanía de este país para nuestros hermanos y es imperativo demostrar respeto hacia la nación que generosamente les hospeda.

Una marcha pacifica y patriótica como la que espero que se desarrolle en dos semanas, debe ser complementada por una actividad de oración y ayuno que alce nuestra voz y catapulte un despertar en el estado de conciencia de toda la nación, por medio de la cual, facilite nuestra aspiración histórica y a la vez, demuestre nuestra importancia en la sociedad, haciéndonos dignos de respeto y deteniendo la persecución a la que somos sometidos por el solo hecho de ser de origen latinoamericano.

Entre el 1ro y 4 de Abril, podemos dar ese paso firme hacia ese cambio de conciencia que la nación necesita al detener nuestras actividades económicas. Eso significa, dejar de, limpiar las oficinas, cuidar niños, cortar el césped, construir la infraestructura del país, preparar los alimentos en los restaurantes, manejar los camiones de distribución, buses, trenes, taxis, usar el transporte público y privado, ver televisión en idioma ingles.

Prominentes líderes religiosos en Washington DC, han aceptado el reto para convocar a la comunidad y liderar el esfuerzo. Animo, a que más lideres religiosos se unan en diferentes ciudades de toda la nación para que durante esta próxima semana elevemos nuestro pedido en oración y ayuno hacia quien cotidianamente hace todos los imposibles, posibles. Dios.

Efectuar una demostración de esta magnitud no es fácil, muchas personas son renuentes a la idea de renunciar a unos dólares y dejar de trabajar por unos días o sacrificar un tiempo de comida, pero más que todo, a mantenerse en un estado de gracia por medio de la oración, durante un tiempo sagrado, como lo es el tiempo de la pasión de Jesús o semana santa, que culturalmente se celebra en toda la nación y a la que casi todos somos devotos.

Sin embargo, como lo hemos experimentado en Washington DC, recientemente, basta un anuncio de una tormenta de nieve que paralice la ciudad, para que, la inmensa mayoría de latinos acudamos a los supermercados para llenar las refrigeradoras y esperamos ansiosos frente a la televisión la nevada, resignados a no trabajar, pero conformes a disfrutar ese tiempo con la familia, comiendo y bebiendo. ¿Qué tal, dos tormentas? Como sucedió este invierno.

Pregúntense: ¿Por qué pueden aceptar dejar de ganar dinero por un evento natural y no para dedicarle tiempo a Dios y solidarizarse con sus hermanos indocumentados?, ¿Por qué olvidan que cuando están en problemas, es a Él, a quien acuden?. ¿Recuerdan cuando estaban sin empleo?, ¿En un tren camino al norte?, ¿En una cárcel de la frontera?, ¿Sin techo?, ¿Sin comida?, ¿Abandonados?, ¿En busca de una mano amiga que Dios les enviara?

Si, muchos parecen haberlo olvidado. Pero estoy seguro que al recordar esos momentos en cada uno se despierta la solidaridad hacia el hermano que necesita y la devoción hacia a Dios, por las bendiciones recibidas. Así somos los latinoamericanos en Estados Unidos y por ello somos una fuerza política, económica, social y cultural en el país más poderoso del mundo.

Animo a que quienes puedan, pidan vacaciones en sus empleos, otros que tienen derecho a días de enfermedad, los usen y quienes pueden sacrificar unos dólares, los sacrifiquen como ofrenda.

Como seguidores de Jesucristo, rebasemos las barreras de las denominaciones cristianas, así como hemos superado las barreras de las fronteras de nuestros nacionalismos. Oremos y ayunemos juntos. Dejemos de trabajar esos días para que la nación sienta el vacío que creamos al dejar de servirle y así, con la oración hagamos posible ese milagro que necesitamos. Oremos.

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