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actualizado 29 de junio 2011
Australia: navegar con bajo perfil
Australia es un claro ejemplo de un país que ha logrado silenciosamente alcanzar importantes metas globales
Por Ignacio Pareja Amador
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A veces una posición demasiado llamativa puede ser peligrosa, estar constantemente en los reflectores mundiales o en los primeros sitios o los últimos de las estadísticas puede ser un arma de doble filo en cuanto a la imagen de los Estados. Todos los días nos enteramos sólo de los éxitos o fracasos más sobresalientes de las naciones, pero pocas veces miramos hacia aquellos países que de manera discreta brindan mejores oportunidades en diversos ámbitos para el desarrollo de su población.

Algunos Estados han apostado mejor por un perfil bajo, pero consistente, no buscan ser las superpotencias que dominen el mundo, no, aquello conlleva tener enemigos o ser un fuerte polo de atracción migrante que reta a los tomadores de decisión a afrontar una serie de responsabilidades que muchos gobiernos prefieren no asumir.

Navegar con una bandera de bajo perfil es evitar las envidias y rencores de los vecinos, mas ello no debe impedir que haya áreas donde el progreso esté presente. Así es Australia, una ex colonia británica que domina un continente poco conocido: Oceanía, pero que mantiene una política exterior de bajo perfil, donde la cooperación es su mejor mecanismo para alejarse de las disputas geopolíticas que pueden existir con dos lejanos, pero imponentes vecinos de ultramar; nada menos que la tercera potencia económica Japón y la segunda China, ambos países con una historia de hostilidad y enfrentamientos constantes. Peligrosos enemigos, pero importantes aliados en una zona que ha trasladado la riqueza del mundo a sus territorios tanto en tierra como en mar.

La gran isla de Oceanía se habitó hace 40 mil años aproximadamente por aborígenes provenientes del sureste de Asia, quienes aún hoy en día no han culminado su proceso de adaptación hacia la cultura impuesta por los colonos de Occidente. Las exploraciones europeas comenzaron en el siglo XVII, pero no fue sino hasta fue hasta 1829 cuando fue reclamado como territorio británico. Se crearon 6 colonias entre el siglo XVIII y el XIX, cuando éstas conformaron una federación adoptaron el nombre “Commonwealth of Australia” en 1901. Australia es inmenso, tiene un territorio de 7,741,220 km cuadrados, lo cual lo posiciona como el sexto país más grande del mundo, precedido por Brasil, China, EE.UU., Canadá y Rusia.

Tiene una población de poco más de 21 millones de habitantes, una esperanza de vida de 81.8 años, la novena más alta a nivel mundial, una envidiable tasa de mortalidad infantil de 4.6 defunciones infantiles por cada mil nacidos vivos (Guatemala tiene una tasa de 26.02, Nicaragua 22.64, Perú 22.11, Honduras 20.44, Brasil 21.17, México 17.29, Colombia 16.39, Uruguay 9.69 y Chile 7.3). Políticamente es un país independiente desde 1901, sin embargo guarda los lazos de cooperación y amistad con Reino Unido, atados por la Commonwealth, que incluso lleva implícito en su nombre oficial. Su jefa de Estado es la Reina Isabel II, que es, como en Canadá, representada por un gobernador general.

Sin embargo, quien toma las decisiones vinculantes en el gobierno es la Primer Ministro Julia Eileen Gillard, quien reemplazó a Kevin Rudd en 2010, en una hazaña efectiva, ya que el político australiano perdió liderazgo en su partido, además de incumplir con una promesa electoral respecto a su política ambiental. La nación de los canguros tiene la decimo séptima economía más grande del mundo, que creció al 2.7% en 2010. Su ingreso per capita es de 41,000 dólares, el décimo octavo más alto del planeta y una tasa de desempleo de apenas el 5.1%.

Hablando de estadísticas más cercanas a la ciudadanía, podemos apreciar de acuerdo con “Tu índice para una vida mejor” (your better life index) de la OCDE, que Australia cuenta con excelentes calificaciones en los ámbitos de seguridad (9.2), satisfacción en la vida (9.0), salud (8.9), gobernanza (9.4), medio ambiente (9.2), sentido de comunidad (8.8), empleos (8.4) y servicios de los hogares (9.3). Logró calificaciones medias en educación (7.2) y balance entre vida y trabajo (6.5). Sólo obtuvo una calificación mala en el ámbito de ingreso (3.2), donde la OCDE mide el ingreso anual con el que disponen los hogares para la compra de bienes o servicios, después de los pagos de impuestos, así como también la riqueza financiera de los hogares, o sea la riqueza en términos de ahorro, acciones, valores y créditos.

Australia es un claro ejemplo de un país que ha logrado silenciosamente alcanzar importantes metas globales, dejando de lado la polémica, que bien puede ser causada tanto por un espíritu bélico, como por la inferencia en asuntos de terceros. No es un país protagonista en la arena internacional, pero quien no cambiaría su buena imagen y renombre por vivir con tan buenas condiciones.

Fuentes: CIA Factbook y OCDE.

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