Luego de 13 años de fracasos la oposición venezolana antichavista cambió de estrategia para intentar conquistar la presidencia. ¿Quién es Henrique Capriles Radonski? ¿Por qué fue elegido como candidato? ¿Qué posibilidades tiene de ser el nuevo presidente de Venezuela?
Existen varios ejemplos que confirman que las buenas intenciones y las propuestas electorales de los candidatos son poco relevantes a la hora de elegir un presidente.
La oposición venezolana, desorientada durante 13 años, lo aprendió. Cuanto más se radicalizaba la Mesa de la Unidad Democrática, más votos conseguía el presidente Hugo Chávez.
Las diferentes estrategias no consiguieron derrotar al chavismo: el abandono masivo de las campañas electorales, apoyo al golpe de mercado petrolero en 2002 y 2003, participación activa en el intento de derrocamiento de Chávez en abril de 2002, denuncias de fraude y de abuso de poder.
A este fallido plan hay que agregarle las evidentes fracturas internas que han sufrido los antichavistas, peleas públicas que sólo demostraron que el presidente no tenía candidatos viables con los cuales medirse.
Por esta razón, la oposición intentó una nueva estrategia y eligió como su representante al gobernador del estado de Miranda, Henrique Capriles Radonski.
Renovación
En esta ocasión, el heterogéneo el arco político opositor dejó de lado las tácticas del pasado y apostó por el apoyo a un candidato joven, conciliador, moderado, sencillo, que se muestra partidario del diálogo y que intenta esconder a algunos sectores que lo apoyan, como parte de la vieja política neoliberal del último gobierno de Carlos Andrés Pérez.
Para ello, Capriles utiliza una simbología despolitizada, como si un candidato presidencial pudiese carecer de ideología o de una opinión sobre la frontera entre la injerencia del estado y de los mercados.
Pero usa ese lenguaje para captar no sólo a los antichavistas, que ya están de su lado, sino a las clases medias, bajas y a los partidarios de Chávez desilusionados.
La alta inflación, la violencia urbana, la corrupción, en algunos casos el abuso de poder, y el propio desgaste de 13 años en la presidencia, alejó del oficialismo a varios sectores que antes lo apoyaban.
Propuestas ambiguas
Aunque su discurso moderado evita confrontar con Chávez ha hecho referencia a aspectos supuestamente negativos del actual gobierno, como por ejemplo los interminables discursos.
Pero destacó algunos programas de gobierno, que en caso de llegar al poder podría aplicar. Suprimiría la reelección indefinida y la expropiación de tierras, medidas votadas durante el actual gobierno.
Y por supuesto cayó en el lugar común de prometer un mejor sistema de salud y educativo, que según él pondría fin a la violencia.
Además, evoca permanentemente la figura del ex presidente brasileño Lula da Silva, que se puede acomodar tanto para la izquierda como para la derecha, ya que por un lado el obrero que llegó al poder es sinónimo de orden social, al haber sacado del hambre a millones de personas, y por el otro no logró combatir a las firmas madereras, a las dueñas del agro y de las semillas transgénicas.
Pero Capriles, a diferencia de otros líderes opositores, reconoció los avances sociales de Chávez y prometió que los va a profundizar para qué “lleguen a todos los venezolanos”, deslizando una crítica al clientelismo político con el que supuestamente el gobierno tiene cooptadas a millones de personas.
De esta manera busca que los sectores que se benefician de los programas de asistencia estatal no teman a un candidato derechista.
Aunque provenga de una familia de grandes empresarios y que forme parte de un partido político conservador, evita ser calificado de izquierda o de derecha y se declara progresista.
El pasado lo condena
Cuando Capriles era alcalde de Baruta (2000-2008) se lo acusó de haber acompañado la agresión contra la embajada de Cuba durante el intento de derrocamiento de Chávez en abril de 2002, pero un tribunal lo absolvió.
En 2004, la policía denunció que unos 80 paramilitares colombianos se movían libremente por Baruta, hecho que salpicó al actual candidato opositor.
¿Qué sucederá en octubre?
En 1999, cuando Capriles fue elegido diputado opinaba: “creo que Venezuela la pegó con este presidente”. Pero recientemente manifestó: “Hay gobiernos de izquierda, como éste, que son retrógrados”.
Ya en 2008 obtuvo su primera victoria contra el chavismo al ganar la gobernación del estado de Miranda, en unos comicios en los que derrotó a un importante candidato oficialista, el ex vicepresidente Diosdado Cabello.
El próximo 7 de octubre competirá contra Chávez por la presidencia. Siguiendo el campo semántico de su discurso, el opositor manifestó que en la contienda participa “un burro cansado contra un burro enérgico”.
Varias encuestas sitúan a Chávez con más del 65% de imagen positiva, por eso el camino que eligió la oposición era el único que tenía después de los estrepitosos fracasos.
La única manera de que los sectores antichavistas tengan posibilidades de vencer al presidente es renovando la imagen, con un candidato dialoguista, moderado, joven y enérgico y además prometiendo mantener la fuerte inversión social y atacar a los problemas cotidianos de los venezolanos, para intentar quitarle votos al oficialismo y no mostrarse como el regreso de la vieja política que descuidó a las capas medias y bajas.