Todo parece indicar el que el Paraguay nunca llegará a tiempo a sus citas con la historia. Cuando hacia 1865 Paraguay era gobernado por Francisco Solano López a través de un modelo autónomo que muchos consideraban el más avanzado de Sudamérica en progresismo y justicia social, las oligarquías reaccionarias de Buenos Aires, Montevideo y Rio de Janeiro urdieron la trama de provocaciones que derivó en la guerra de la Triple Infamia.
Inspirados y sufragados por el imperialismo inglés, los gobiernos liberales de Argentina, Brasil y Uruguay se aliaron para llevar una guerra genocida contra el Paraguay, bajo el atento orquestaje del ministro inglés en el Planta, Edward Thornton.
Hoy nuevamente el Paraguay vuelve a ser la oveja negra de la región, dado que se encuentra gobernado por el Partido Liberal, en tanto los socialismos lo acechan desde Argentina, Brasil y Uruguay. Es decir, los papeles que hoy cumplen las ideologías para unir a estas tres potencias contra el Paraguay, se encuentra radicalmente invertidos.
Según el ex presidente uruguayo, Lacalle Herrera, “Paraguay, intervención, dos palabras grabadas con sangre en la memoria colectiva de las naciones platenses. Nuevamente cabalga el mitrismo, ampliado hasta los límites del Macondo venezolano”. Al parecer, el estadista ya olvidó el reloj que esos mismos congresistas paraguayos le hurtaron, años atrás, dado que sin rencores hoy los defiende.
Sigue indicando Lacalle: “No se trata de poca cosa. Expulsión, suspensión, corte de suministros, hoy las fuerzas van por caminos distintos a los del siglo XIX, por lo menos por ahora. Lo que sigue siendo un atropello es que las naciones americanas pretendan inmiscuirse en el proceso político interno de una nación soberana”. “Nuevamente es elegido Paraguay, tremendo y trágico destino. Hace poco pretendiendo forzar su Parlamento a adoptar una medida en favor de Venezuela, como si requirieran de tutor los legisladores guaraníes. Hoy porque no gusta una decisión adoptada en cumplimiento de las normas internas de la nación presionada. Lugo era presidente legítimo y Franco es presidente legítimo”.
“Asombra la composición de esta conjura, azora el descaro de algunos regímenes políticos preocupados en mirar la paja en el ojo ajeno. Que vengan de Venezuela a preocuparse por violaciones constitucionales no deja de ser pintoresco. Ni qué decir del Ecuador”, indica también el expresidente.
“Preocupa un Brasil que sigue sin entender que los liderazgos ya no son cuestión de mero peso específico, sino de respeto por los demás”. Y renueva la tradición familiar: : “Junto al Paraguay, entonces. Una vez más, lamentando tener que escribir estas líneas, pero haciéndolo sin vacilar”.
Ya lo hizo su abuelo, el gran tribuno oriental Luis Alberto de Herrera a su turno, con su defensa que sigue resonando a través del tiempo. Desafortunadamente, todo parece indicar que la nueva izquierda latinoamericana y Lugo no solo le han hecho el juego a la derecha, sino que además le han dado el libreto perfecto.
Estados Unidos a la sombra
En tanto el Mercosur debate el “neogolpismo”, los gobiernos más poderosos del mundo siguen dando la espalda a Lugo, ahora lo hace Estados Unidos, uno de los que más influyó para llevarlo al poder promoviendo la alternancia en Paraguay. No es raro este cambio de opinión en un gobierno como el de Washington, que tras promover a los más criminales tiranos del mundo, luego los abandona a su suerte cuando empiezan a serle molestos.
Fue la historia de Sadam Hussein, la de Ben Laden, Pinochet y Stroessner. No habría de cambiar con Fernando Lugo.
El Departamento de Estado de EE.UU. señaló, en contradicción con lo que afirman los portavoces de UNASUR y MERCOSUR, que lo ocurrido en Paraguay no puede ser calificado como golpe de Estado, a pesar de la rapidez con la que el ahora ex presidente Fernando Lugo fue destituido.
En la conferencia de prensa diaria, la portavoz de la oficina diplomática estadounidense, Victoria Nuland, se refirió nuevamente al tema. “En términos generales no hemos llamado esto un golpe de Estado porque los procedimientos legales fueron respetados" señalaron estas fuentes.
De esta manera, cada vez más países reconocen al nuevo gobierno formado en Asunción, y puede decirse que Estados Unidos, que apoyó el advenimiento del gobierno luguista, hoy ha abandonado definitivamente a su suerte a Lugo. Se sumaron a estas declaraciones el apoyo de los principales gremios paraguayos, el Poder Judicial, los gobiernos de España, Canadá, Alemania y el del gobierno de Guatemala, la iglesia católica y el anuncio de que Inglaterra reabriría su embajada en Paraguay.
Se especula en Asunción que el escándalo que promueve al respecto el UNASUR tiene como único objetivo excluir al Paraguay de las negociaciones que permitan el ingreso de Venezuela al Mercosur, siendo criticado que el mismo representante de la diplomacia venezola confundió en la OEA a Paraguay con Uruguay durante toda su intervención.
Resulta curioso que gobiernos que desairaron a Lugo en innumerables oportunidades, como el caso de Argentina, se sientan repentinamente agraviados por su destitución pacífica y constitucional.
Hace tiempo que se había hecho evidente que sería este el epílogo de un gobierno que decepcionó, y que terminó sacándola barata. Por demás, una creación de las ONG regadas con dólares de USAID y la prensa vinculada al NED, que ahora siguiendo directivas de Washington como cuando lo apoyaron, le dan la espalda.