En las elecciones que se van a celebrar en pocos días en Francia, Rumania y Grecia podrían triunfar partidos socialistas que cuestionan la doctrina económica impuesta por el FMI, los grandes bancos, Angela Merkel y Nicolas Sarkozy. A este giro a la izquierda se le suman las elecciones en Eslovaquia y Holanda en donde la socialdemocracia es favorita. Europa está reaccionando ante las duras medidas adoptadas durante la crisis. ¿Estos cambios darán marcha atrás a los ajustes?
La posible victoria de François Hollande en Francia con sus críticas al modelo financiero de austeridad que se impuso en Europa, más conocido como doctrina “Merkozy”, alertó a los mercados, a los organismos de crédito y a la propia Alemania.
El status quo europeo actual consiste en que los Estados reciban préstamos de entidades financieras y de organismos de crédito a cambio de que se impongan medidas de austeridad, un límite al déficit fiscal, recortes sociales, ajustes que no resuelven sino que aumentan el desempleo y rescates de bancos.
Los gobiernos conservadores de Mariano Rajoy, en España, de Mario Monti, en Italia, la coalición griega y los máximos defensores del modelo Angela Merkel y Nicolas Sarkozy mantienen desde la política este esquema recesivo que reduce al estado, alienta a las privatizaciones y endeuda a las sociedades.
Sin embargo, un posible cambio podría ocurrir en estos días, ya que tanto en Grecia, Rumania, Holanda y Eslovaquia podrían asumir partidos con ideas similares a las de Hollande.
El cambio en Francia
El próximo domingo, el candidato socialista podría alcanzar la presidencia francesa en segunda vuelta, principalmente por el rechazo social a Sarkozy y la profundización de la crisis.
El socialista discrepa en varios puntos con la canciller alemana. Uno de ellos es estirar el plazo para que Francia consiga la meta de un déficit cero recién a partir de 2017 y que este plan esté reflejado en una ley y no en la Constitución, tal como acordaron Merkel y Sarkozy.
Además, Hollande exige que los Estados de la UE no tomen más créditos para salvar a los bancos en dificultades, sino que sean las mismas entidades financieras las que asuman ese rol.
Pero lo que más asusta a Alemania y a los defensores del actual modelo de austeridad es el contagio de ideas más progresistas hacia otros países.
Elecciones en Grecia
El actual gobierno de coalición entre los partidos PASOK –socialista- y el conservador Nueva Democracia, se encuentra en su punto más bajo de popularidad. Los dos años de crisis, recortes y medidas dolorosas han llevado a Grecia a un punto sin retorno.
Por eso, en las elecciones del próximo domingo, desde la cuna de la democracia podría surgir una oposición al modelo Merkozy.
El Partido Comunista de Grecia es el más ortodoxo de Europa y en los últimos años ganó muchos adeptos como reacción a la imposición de medidas de libremercado extremas.
Por otro lado, una formación ultraderechista también tiene una creciente intención de votos, y como el partido de Marine Le Pen en Francia, es una agrupación xenófoba y antieuropeísta, lo que constituye otro frente que Alemania debe considerar.
La caída del gobierno de Holanda
El llamado a elecciones anticipadas por el gobierno renunciante de derecha encabezado por Mark Rutte se produjo por la falta de apoyo a su partido por parte de la extrema derecha, que como en el resto de Europa se manifiesta en contra del euro y de una UE de fronteras abiertas.
En los comicios programados para septiembre se prevé una victoria del socialismo, que tiene ideas keynesianas de fortalecer el Estado de Bienestar, lo contrario de la doctrina que diseñaron Merkel y Sarkozy.
La Socialdemocracia en Eslovaquia
El gobierno de Bratislava también se ha visto forzado a celebrar elecciones parlamentarias, en las que triunfó el actual presidente Robert Fico, que fue vicepresidente del Partido de la Izquierda Democrática, una formación socialdemócrata.
Elecciones en Rumania
El próximo lunes el Parlamento rumano debe ratificar al nuevo Primer Ministro. Se da por seguro que se va a nombrar en el cargo a Victor Ponta, que se manifiesta cercano a las ideas de Hollande y del premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz.
La reacción del FMI a esta posible designación no se hizo esperar, ya que congeló el préstamo de 13.000 millones de euros acordado con el país en 2009.
Al igual que en Eslovaquia, Holanda y Grecia, el gobierno de Rumania cayó por la disidencia de las oposiciones parlamentarias y por el descontento general ante los ajustes que redujeron los salarios públicos, el congelamiento de las jubilaciones y un aumento del IVA.
El futuro de Europa
Las medidas promovidas por el modelo restrictivo Merkozy tuvieron su respuesta, impulsando la popularidad de la izquierda, en todas sus vertientes. Pero, el socialismo europeo, el que en Francia encabeza Hollande, no debe equipararse con el latinoamericano, ya que en el viejo continente se diferencia en algunos matices de la derecha tradicional.
Por ejemplo, Hollande no va a romper con el modelo de libre mercado de Merkel y Sarkozy, pero no apela al discurso xenófobo, que es una de las banderas de la derecha y de la ultraderecha.
El candidato socialista evitó luego de la primera vuelta continuar atacando al sistema financiero, que domina a la UE, y a Merkel, dado que se prepara una negociación.
Además, en los últimos días Hollande no cuestiona el pacto fiscal suscripto por 25 de los 27 miembros de la UE, sino que probablemente impulsará cuatro puntos de crecimiento económico y hará hincapié en otorgar créditos a las empresas.
Por su parte, el socialismo holandés aprobó luego de la renuncia del gobierno un presupuesto de austeridad exigido por Merkel y los grandes bancos.
En Grecia, la situación es delicada, pero la alianza de los dos partidos tradicionales puede renovar la actual coalición, aunque con algunas discrepancias.
En Rumania y Eslovaquia, la socialdemocracia se va a alinear con las ideas que proponga Hollande ante los líderes europeos.
Por lo tanto, los vientos de cambio europeos van a ser útiles para calmar las protestas populares. El ascenso del socialismo producirá una renegociación de la doctrina Merkozy, que se va a transformar en otro modelo similar, dominado por las entidades financieras, Alemania y los organismos de crédito, pero nunca una vuelta al keynesianismo clásico y al Estado de Bienestar tradicional.