Ante el bloqueo de fronteras por parte de Pakistán, la OTAN debe buscar otras alternativas para retirar los 130 mil soldados de Afganistán un año antes de lo planeado. El deterioro de las relaciones entre Occidente e Islamabad luego del asesinato de Bin Laden y de la muerte de militares paquistaníes en ataques aéreos impiden un acuerdo en el corto plazo. ¿Es más fácil pactar una salida de tropas con Irán y Uzbekistán que con Pakistán?
En la cumbre de Chicago, la OTAN decidió retirarse de Afganistán un año antes de lo previsto. En lugar de diciembre de 2014, la fecha se adelantó a diciembre de 2013, con la excepción de Francia que va a salir del país asiático a fines de este año.
Las razones que presentó la Organización Atlántica son principalmente presupuestarias, ya que mantener 130 mil soldados un año más supone un gran costo para las debilitadas economías del primer mundo.
Para disipar todas las dudas sobre el compromiso de la OTAN con la seguridad de los afganos, en la cumbre de Chicago se le aseguró al presidente de Afganistán, Hamid Karzai, presente en la reunión que la fuerza militar occidental cesaría sus operaciones de combate a fines de 2013, pero se continuaría entrenando al ejército de su país hasta finales de 2014 para que pueda afrontar mayores retos, en caso de que los talibanes resurjan.
Sin embargo, existen dos razones principales más allá de las económicas por las cuáles la ISAF - la fuerza militar compuesta por 28 países, que está presente en Afganistán y que depende de la OTAN- reduzca su misión.
En primer lugar, este es un año electoral en Estados Unidos. Una encuesta del New York Times revela que el 69% de los ciudadanos norteamericanos se oponen a continuar las operaciones en Afganistán.
Además, no se está ayudando a la paz en la región con la permanencia hasta 2013, ni con el entrenamiento hasta 2014, ya que el mismo presidente Karzai había exigido a la OTAN que se retirara antes de lo planeado, luego de que en marzo pasado un soldado norteamericano asesinara a 16 civiles que no estaban implicados en ninguna operación terrorista.
Asimismo, la OTAN manifestó que planea dejar uno contingente de miles de soldados de elite hasta 2024 para continuar con el entrenamiento y vigilar de cerca este estratégico país centroasiático.
Crisis Regional
Prácticamente no hay miembros de Al Qaeda presentes en Afganistán, la gran mayoría se encuentra protegido en Pakistán o emigró hacia otros países. Lo que existe en Afganistán es una guerrilla talibán, que en su momento representó a la mayor etnia del país, los pashtunes, y que ahora intenta pactar con el gobierno una forma de convivencia pacífica.
Aunque también está el ala dura que continúa boicoteando las conversaciones de paz.
Por su parte, Karzai defendió en la Cumbre de Chicago los compromisos asumidos en la Conferencia de Bonn II, celebrada en diciembre de 2011, en la cuál se prometió una ayuda de US$ 4.100 millones anuales para entrenar al ejército afgano.
Pero más allá de los roces con Afganistán, el mayor deterioro en las relaciones se produjo con Pakistán.
En primer lugar, Islamabad siempre jugó a dos puntas. Por un lado efectúa operaciones contra Al Qaeda y los talibanes en la frontera con Afganistán, pero por otro protege a los líderes de la organización, de acuerdo a rigurosas fuentes, como por ejemplo el periodista Ahmed Rashid, que en su libro “Descenso al caos” detalla cómo funciona el doble sistema de supervivencia paquistaní.
El temor de Pakistán fue mantener un control geopolítico de Afganistán a través de Al Qaeda antes de que su histórico rival, India, avanzara diplomática y comercialmente sobre el débil gobierno de Kabul.
Sin embargo, los ataques de los drones de la OTAN sobre soldados paquistaníes y civiles, la operación supuestamente no autorizada que dio muerte a Osama Bin Laden en Abottabad y principalmente el asesinato por error de 24 militares paquistaníes en un ataque de aviones no tripulados produjo que Islamabad cerrara las fronteras para el suministro bélico de la coalición en Afganistán.
¿Cómo salir de Afganistán?
La presencia de la OTAN va a continuar en Afganistán más allá de 2014, sin un Ejército tan numeroso, principalmente porque este país es un lugar estratégico para el abastecimiento de gas y petróleo desde la cuenca del Mar Caspio hacia China y también hacia Pakistán e India, que significan mercados crecientes.
Irán y Rusia compiten con Estados Unidos y las empresas europeas por abastecer a estos países de hidrocarburos, por lo que la presencia occidental garantizaría un avance en la lucha por el transporte de los recursos.
Ante la imposibilidad de acordar, por el momento, con Pakistán sobre cómo va a ser la retirada por su territorio bloqueado, ya que Islamabad cobra 5.000 dólares por cada contenedor que pase por su frontera, un número 30 veces mayor que antes del conflicto, la OTAN mira hacia Irán.
Teherán ya ayudó en el pasado a las fuerzas occidentales a retirarse de Irak minimizando el poder de fuego de las milicias chiitas que no permitían que se estableciera un gobierno de coalición en Bagdad.
Tanto Washington como Irán pretenden evitar un gobierno radical talibán en Afganistán y una fuerte presencia de Pakistán, por eso un trabajo en conjunto para influir sobre Kabul facilitaría la retirada de la OTAN.
Por otro lado, Uzbekistán el vecino del norte de Afganistán es otra vía de escape, a pesar de que en 2005 exigió a la coalición occidental que abandonara la región y en 2006 se alió con Rusia y China para cerrar la base militar K2 que Estados Unidos le alquilaba. En el actual contexto, el gobierno uzbeko no pondría obstáculos para el paso de los enormes pertrechos militares.
El panorama cambió y la dureza de Pakistán obliga a la OTAN no sólo a pacificar Afganistán sino a realizar acuerdos con dos países hostiles a sus intereses como Irán y Uzbekistán para permanecer en esta estratégica región.