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actualizado 29 de mayo 2012
Uribe y Santos: dudosos atentados calientan el escenario político
Las operaciones militares contra las FARC continúan avanzando
Por Maximiliano Sbarbi Osuna
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La ley “Marco para la paz”, la despenalización de las drogas, los vínculos con Chávez y la estrategia para derrotar a la guerrilla colombiana de las FARC son las principales diferencias entre Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos.

El ex presidente colombiano Álvaro Uribe dejó de ser un crítico más del gobierno de su heredero, el mandatario Juan Manuel Santos, sino que es la cabeza de la oposición.

Las sugerencias que solía señalar se transformaron en ataques frontales, principalmente en el tema en el que Uribe se mueve con mayor comodidad: la lucha contra las guerrillas.

Por estas horas, las relaciones entre ambos mandatarios son más que tensas. Uribe llegó a manifestar en una entrevista concedida a la CNN que “Santos ha descuidado la seguridad para buscar a través de la dictadura Chávez de Venezuela un acuerdo con el grupo terrorista de las FARC”.

Diferenicas crecientes

La táctica exitosa y agresiva de Uribe dio resultados al asesinar a las cúpulas de las FARC y a acorralar a la guerrilla luego de las fallidas conversaciones de paz de sus antecesores. Uribe suele manifestar que Santos es muy permisivo con la lucha armada, quizás aprovechando el cambio de postura del presidente, que logró una reconciliación entre Colombia y Venezuela, que afectaba seriamente al comercio bilateral.

Pero otros temas dividen cada vez más a los dos políticos. La despenalización de las drogas fue sugerida por Santos en la Cumbre de las Américas celebrada en Colombia días atrás.

El ex presidente se opuso durante todo su mandato a discutir tal iniciativa, como también se negó a reconocer explícitamente que en Colombia existe un conflicto armado interno, hecho que Santos afirmó.

Esta categoría entraría dentro del DIH (Derecho Internacional Humanitario) y se debería regir por las Convenciones de Ginebra de 1949, lo que implicaría que observadores internacionales podrían establecerse en Colombia para reportar de qué se trata el conflicto armado y los abusos por parte del Estado, como sucede en Siria.

Uribe se opuso tajantemente a aceptar ese reconocimiento, en cambio abrió la puerta para reforzar siete bases militares para que sean administradas por el ejército de Estados Unidos.

“Marco para la paz”

Sin embargo, la mayor diferencia es la ley aprobada por la Cámara de Representantes llamada “Marco legal para la paz”, apoyada por Santos.

Mediante esta legislación, los crímenes cometidos por uniformados serán juzgados por la justicia ordinaria y no por tribunales militares.

Esto implica directamente a Uribe, ya que además de acusárselo de mantener vínculos con paramilitares siendo gobernador de Antioquía y luego presidente de Colombia, está relacionado con el caso de los “falsos positivos”.

El asesinato de civiles, que fueron masacrados por militares para hacerlos pasar por guerrilleros y engrosar así las cifras del éxito en la lucha antiterrorista se denominó “falsos positivos”.

Durante la campaña electoral, Santos, que fue el ministro de Defensa de Uribe se desvinculó de este caso.

El temor de los uribistas a la aprobación del Marco para la paz se debe a que los líderes guerrilleros podrían –según ellos- ocupar cargos políticos sin haber entregado las armas, una acusación carente de sentido que busca desviar la atención del verdadero tema, que es que la justicia civil va a juzgar a militares y los crímenes del Estado, y podría quedar implicado el mismo Uribe.

¿Quiénes están detrás de los atentados?

La tensión entre Uribe y Santos se da en medio de una serie de ataques. Uno fue el asesinato del fin de semana pasado de 12 militares por parte de guerrilleros de las FARC.

Pero los otros dos no han sido tan claros. El primero es el sofisticado artefacto colocado en el vehículo de Fernando Londoño, ex ministro del Interior de Uribe, que explotó durante las deliberaciones parlamentarias sobre la ley Marco de la paz y mató a dos guardaespaldas.

El segundo es la bomba de estruendo detectada en Buenos Aires en un teatro en el que se presentó Uribe para realizar una disertación. Aunque al principio se habló de intento de asesinato, los informes policiales reflejaron que la bomba no tenía capacidad de dañar.

Estos dos últimos ataques a Londoño y Uribe parecen acomodarse a la nueva embestida del ex presidente que consiste en demostrar que Santos está descuidando la seguridad y que está jugando el juego de Chávez de ser permisivo con los grupos irregulares.

Sin embargo, lo cierto es que las operaciones militares contra las FARC continúan avanzando y a pesar de que el actual gobierno haya introducido una mayor regulación de los militares y de los políticos en funciones con respecto a la lucha armada, la táctica de acoso a las guerrillas está funcionando, pero Uribe sólo quiere sacar rédito político posiblemente para presentarse para un nuevo mandato.

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