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actualizado 30 de enero 2013
Iniciativa Hambre Cero y Campo Sustentable
El campo Iberoamericano tiene enormes retos que superar en este siglo XXI
Por Ignacio Pareja Amador
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Para hacer frente a un problema de manera eficiente y eficaz, es tan necesario conocer las razones que lo originan, como el contexto en el que se desenvuelve. Uno de los grandes pendientes, y por tanto problemas que han afectado e incluso obstruido al desarrollo en los países Iberoamericanos es precisamente la situación que vive el sector agrícola.

No podemos pensar en una o pocas razones que den cuenta de la situación de marginación que sufre el campo en nuestra región. Tenemos que visualizar el problema desde una perspectiva panorámica, capaz de ver la problemática en 360 grados.

El campo Iberoamericano tiene enormes retos que superar en este siglo XXI. Vivimos en un mundo globalizado, donde la volatilidad de los precios de los productos agrícolas es una constante, como consecuencia en parte de un “pronostico del tiempo” cada vez menos predecible, y más agresivo con las cosechas, con situaciones atípicas e inusuales, propias del Cambio Climático y del Calentamiento Global.
Esta situación puede afectar incluso la Seguridad Alimentaria de nuestra región, uno de los pilares de estabilidad de los países, por ello es importante establecer prioridades, sumarnos a las iniciativas integrales como el Desafío Hambre Cero de Naciones Unidas, que fue presentado por el Secretario General Ban Ki-Moon en la Conferencia Rio + 20, donde reconoció que la Seguridad Alimentaria es un derecho humano que debe ser garantizado para toda la población.

Como iberoamericanos comprometidos debemos conminar a que el campo se beneficie de esta perspectiva de políticas públicas integrales y estrategias focalizadas, que sin lugar a dudas beneficiaran a los sectores menos afortunados en la región, como los campesinos y los pequeños productores agrícolas, que se identifican como actores con amplias posibilidades para aportar y participar en el combate al hambre en AL.

De los esfuerzos internacionales a resaltar en la materia encontramos la iniciativa Hambre Cero en Brasil y la Cruzada Nacional Contra el Hambre en México, que han puesto en marcha un frente común para atender esta lastimosa condición. En nuestras naciones debemos hacer lo propio para sumarnos a estos esfuerzos nacionales y lograr que el campo iberoamericano sea parte de la solución, y no simplemente un componente del problema.

Construyamos un sector agrícola sustentable, un campo planificado, del que se obtenga el máximo beneficio, sin perjudicar la capacidad productiva futura. Un sector agrícola que contribuya a la Seguridad Alimentaria y que vea por quienes muchas veces carecen de esta condición, como lo son los propios campesinos.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) nuestra región es un referente en la lucha contra el hambre, ya que en las últimas dos décadas 16 millones de personas dejaron de padecer esta condición.

Como bien lo estableció el Director General de la FAO, José Graciano Da Silva, a propósito de la cumbre CELAC-UE, donde se reunieron los Jefes de Estado de AL y la UE, el problema del hambre se centra en el acceso a los alimentos, no en su disponibilidad: “América Latina y el Caribe, con una población de 600 millones de personas, produce alimentos suficientes para abastecer a 750 millones […]. Sin embargo, 49 millones de ellas sufre hambre”.

Así como las dificultades evolucionan, nuestras respuestas a ellas deben hacerlo en consecuencia. Resolver un problema de manera efectiva significa que nuestras propuestas de solución, lleven inmersas un sentido preventivo y prospectivo que sea capaz de visualizar los efectos de nuestras acciones e instruir canales de solución para problemáticas futuras.

Un campo sustentable será un elemento imprescindible para combatir uno de los grandes males que lastiman a la región latinoamericana, como lo es el hambre, pues produce círculos virtuosos y amplios espacios de oportunidad para entrelazar objetivos, aprovechando que poco a poco, nuestros estados han comenzado a delinear proyectos de nación más claros y concisos, que rebasan las cuestiones ideológicas y los intereses particulares.

El hambre y la pobreza en el campo son dos problemáticas que obstruyen el desarrollo de nuestro sector primario, ambas comparten orígenes y consecuencias, ambas pueden significar la clave para mejorar las condiciones de vida de millones de latinoamericanos. Conminemos a que nuestros gobiernos se sumen a estas iniciativas, es un momento adecuado en el escenario internacional para hacerlo, no podemos postergarlo más.

Fuente de información: FAO

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